LETRAS. Sus libros son artesanales. Los hacen reciclando la base de las bandejas de pollo.
Mucha energía y vibra positiva hay en Pelo Malo
Editorial innovadora, de gente joven, que promueve la democratización de la literatura en nuestro país.
“Creo en leer en las calles, los hospitales, las plazas. Esa soy yo y no voy a cambiar”.
Así se expresó la escritora panameña, Lil María Herrera, con quien tuvimos la oportunidad de conversar durante la VIII Feria Internacional del Libro en Panamá, FIL 2012.
Como siempre es parte de iniciativas ingeniosas.
Esta vez, con Martanoemí Noriega, Javier Romero y la gente de Teatro Carilimpia (Maritza Vernaza y Mariela Aragón Chiari).
Comparten sueños y su talento artístico queda de relieve, a la vez que conquistan lectores.
¿Cómo se da esto? Nada menos que a través de la literatura, a la que ama entrañablemente Lil María.
Siempre ha apostado por iniciativas no convencionales. Al igual que sus temas: “Todo en regla” (en español e inglés, traducido por Lili Mendoza) y “Para asustarse”(para niños).
El vehículo para seguir aportando al país como escritora y docente es Ediciones Pelo Malo, que en verdad no tiene nada de malo, aclaran y muestran que la palabra malo en el logotipo está tachada precisamente por eso, porque, “el pelo no es malo. No hay pelo malo, nada más es pelo”.
Una corona-peluca, con la que coronaban a todo el que quería, de los visitantes al stand de ellos era la atracción. Muchos se tomaron fotos con ellas.
Pelo Malo habla un poco de la autoaceptación de las propias raíces, expresa Martanoemí, dueña de la editorial.
Lil María y Javier Romero aportan los textos.
Maritza Vernaza y Mariela Aragón Chiari hicieron una performance con la editorial.
Tan bien les fue que varias veces se les agotaron los ejemplares de los libros ecológicos que editan para democratizar la lectura.
Los cuentos son cortos y sugestivos. Un título que gustó mucho fue Pepita Nadar. Hasta hubo niños de una escuela que hicieron una vaca para juntar y comprar varios ejemplares.
Eso motiva a las emprendedoras y promotoras culturales, que no bien terminan un proyecto y se embarcan en otro.
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