¿Por qué lloran los hombres?
Publicado 2003/11/30 00:00:00
- Daschenka Chong
Dos días antes de Año Nuevo, Jorge y su novia tuvieron una pelea, él, en un momento de rabia, le dijo que no se le ocurriera llamarlo. El 31 en la noche, Jorge estaba en una fiesta con unos amigos, todos, menos él, tenían pareja. Mentalmente se arrepentía una y mil veces de sus palabras, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. Quiso tomar el teléfono, pero el orgullo se lo impidió, fueron las doce campanadas más tristes que recuerde.
Hoy, con nostalgia nos cuenta que al día siguiente Paola lo llamó y ambos se sintieron muy tontos porque los dos querían lo mismo, pasar la fiesta juntos. No se arrepiente ni se avergüenza, a su parecer “hace falta ser muy hombre para llorar por una mujer y reconocerlo”.
¿Qué motivos hacen llorar a un hombre?, preguntamos al psicólogo Nelson Riquelme, quien comenzó su respuesta explicándonos las razones por las que no lo hacen. “Los hombres no lloran en nuestra cultura porque el llanto es sinónimo de debilidad o falta de hombría y se niegan consistentemente a hacerlo. La única situación en la que es válido llorar es la muerte de un pariente muy cercano”, indicó.
Los niños aprenden a comunicarse con el llanto y luego a manipular con éste, eso mismo hacen algunas mujeres. Es entonces cuando el llanto se convierte además de un catalizador en una herramienta.
El profesional, quien posee una Maestría en Orientación en Salud Mental, expresó que cuando una persona llora, se libera. Ese es el secreto de las mujeres, llorar a moco partido, librarse del dolor y seguir adelante. Los hombres, por el contrario, no lloran, el dolor se queda en el pecho y los asfixia y en medio de esta asfixia emocional es que muchos deciden suicidarse.
“Los hombres tenemos que aprender a llorar, no ese llanto con ‘show’ que se emplea para lograr algo con la esposa o la novia, sino un llanto privado y tranquilo que nos pone en contacto con nosotros mismos, nos alivia y permite que continuemos con nuestra vida”, aconseja Riquelme. Ese es un llanto de salud que fluye dentro de uno y termina sólo cuando la mente considera que es suficiente.
Desde pequeños a los varones se les reprime el derecho de llorar, si un pequeño se cae, lo primero que le dicen es: “No llore, usted es hombre”. Desaprenden la capacidad de llorar desde aproximadamente los cuatro años: las niñas pueden hacerlo, y ellos no, lo que afecta todo su crecimiento emocional.
El psicólogo propone un seminario en un lugar amplio y oscuro, donde los hombres, “kleenex” en mano, puedan ir a llorar un rato y después reanudar su vida.
“Es algo dramático, si una pareja va al cine a ver una película emotiva, la mujer sale llorando del brazo de su compañero, pero él se queja del humo del cigarrillo, el polvo de la alfombra o de una brusca que cayó en su ojo. Nunca acepta que se emocionó, esa es una incapacidad”, manifestó Riquelme.
Practicar el “llanto de salud” es oportuno en la medida en que las presiones de la vida contribuyen a acumular las tensiones. El llanto al parecer tiene la cualidad de disolver lo que nos preocupa.
Hoy los hombres lloran más que sus abuelos, en muchas partes la cultura se ha ido relajando, dándoles algo de libertad y menos censura. Sin embargo, señala el psicólogo Nelson Riquelme, este llanto no es terapéutico, ahora es cuando más personas se quitan la vida.
“Pienso que si los hombres que quieren suicidarse lloraran terapéuticamente antes de hacerlo, habría menos suicidios, porque al final del llanto se ve que lo que está ocurriendo no es definitivo, sino que se puede dar un poco más”, expresó el experto.
“La idea no es que los hombre lloren tanto como las mujeres (nunca vamos a terminar con el criterio cultural), sino que tuvieran la posibilidad de usarlo para salirse de unas preocupaciones”, añadió.
Es por todos reconocido, que el alcohol libera la mente de los controles inconscientes de la voluntad. Permite que nos relajemos y demos rienda suelta a las emociones. El problema de llorar cuando se bebe es que tampoco es un llanto sincero ni terapéutico, sino es producido por el descontrol. Vemos entonces, como algunos lloran por cosas que ocurrieron hace años, o que no han ocurrido aún.
Hoy, con nostalgia nos cuenta que al día siguiente Paola lo llamó y ambos se sintieron muy tontos porque los dos querían lo mismo, pasar la fiesta juntos. No se arrepiente ni se avergüenza, a su parecer “hace falta ser muy hombre para llorar por una mujer y reconocerlo”.
¿Qué motivos hacen llorar a un hombre?, preguntamos al psicólogo Nelson Riquelme, quien comenzó su respuesta explicándonos las razones por las que no lo hacen. “Los hombres no lloran en nuestra cultura porque el llanto es sinónimo de debilidad o falta de hombría y se niegan consistentemente a hacerlo. La única situación en la que es válido llorar es la muerte de un pariente muy cercano”, indicó.
Los niños aprenden a comunicarse con el llanto y luego a manipular con éste, eso mismo hacen algunas mujeres. Es entonces cuando el llanto se convierte además de un catalizador en una herramienta.
El profesional, quien posee una Maestría en Orientación en Salud Mental, expresó que cuando una persona llora, se libera. Ese es el secreto de las mujeres, llorar a moco partido, librarse del dolor y seguir adelante. Los hombres, por el contrario, no lloran, el dolor se queda en el pecho y los asfixia y en medio de esta asfixia emocional es que muchos deciden suicidarse.
“Los hombres tenemos que aprender a llorar, no ese llanto con ‘show’ que se emplea para lograr algo con la esposa o la novia, sino un llanto privado y tranquilo que nos pone en contacto con nosotros mismos, nos alivia y permite que continuemos con nuestra vida”, aconseja Riquelme. Ese es un llanto de salud que fluye dentro de uno y termina sólo cuando la mente considera que es suficiente.
Desde pequeños a los varones se les reprime el derecho de llorar, si un pequeño se cae, lo primero que le dicen es: “No llore, usted es hombre”. Desaprenden la capacidad de llorar desde aproximadamente los cuatro años: las niñas pueden hacerlo, y ellos no, lo que afecta todo su crecimiento emocional.
El psicólogo propone un seminario en un lugar amplio y oscuro, donde los hombres, “kleenex” en mano, puedan ir a llorar un rato y después reanudar su vida.
“Es algo dramático, si una pareja va al cine a ver una película emotiva, la mujer sale llorando del brazo de su compañero, pero él se queja del humo del cigarrillo, el polvo de la alfombra o de una brusca que cayó en su ojo. Nunca acepta que se emocionó, esa es una incapacidad”, manifestó Riquelme.
Practicar el “llanto de salud” es oportuno en la medida en que las presiones de la vida contribuyen a acumular las tensiones. El llanto al parecer tiene la cualidad de disolver lo que nos preocupa.
Hoy los hombres lloran más que sus abuelos, en muchas partes la cultura se ha ido relajando, dándoles algo de libertad y menos censura. Sin embargo, señala el psicólogo Nelson Riquelme, este llanto no es terapéutico, ahora es cuando más personas se quitan la vida.
“Pienso que si los hombres que quieren suicidarse lloraran terapéuticamente antes de hacerlo, habría menos suicidios, porque al final del llanto se ve que lo que está ocurriendo no es definitivo, sino que se puede dar un poco más”, expresó el experto.
“La idea no es que los hombre lloren tanto como las mujeres (nunca vamos a terminar con el criterio cultural), sino que tuvieran la posibilidad de usarlo para salirse de unas preocupaciones”, añadió.
Es por todos reconocido, que el alcohol libera la mente de los controles inconscientes de la voluntad. Permite que nos relajemos y demos rienda suelta a las emociones. El problema de llorar cuando se bebe es que tampoco es un llanto sincero ni terapéutico, sino es producido por el descontrol. Vemos entonces, como algunos lloran por cosas que ocurrieron hace años, o que no han ocurrido aún.
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