Maestro. También fue parte del elenco de ‘El veredicto’, de ERNESTO ‘Neco’ Endara y Juan David Morgan. Hizo el papel de Philippe-Jean Bunau-Varilla
Por sus venas corre arte
’Soy un fanático de la música cubana y la clásica. Me gusta comer. Soy muy comelón’.
También dijo...
- “Hay un papel al que le tengo un coco grandísimo. ‘Largo viaje hacia la noche’, de O’neill, un dramaturgo norteamericano, y hasta que encuentre un productor que se arriesgue. O quizás tendré que producirlo yo.”
- Trabajó como extra en cine, su mejor trabajo en televisión fue en Canal 5, en la serie “Vivir en el campo”, en la que él era el hombre malo. Todavía se halla personas que le dicen: “Usted está igualito y ¿es así de malo?”
- Chopin es su autor favorito de música clásica, dijo, y recalcó: “Me gusta tanto la música cubana, la trova, sus guarachas, toda la modalidad de música que la gente joven está produciendo, un trabajo maravilloso, que cuando estuve en Cuba no salía de la casita de la música”. En cuanto a la lectura, no tiene preferencias.
Así como se describe y conoce, José Ángel Carranza puede hablar con propiedad sobre la historia del teatro panameño.
“Vengo del barrio del gravillo, cerca del Cuartel de Bomberos, en Avenida A. Nací frente al cuartel, en un viejo caserón”.
Se inició en el teatro de manera ‘fortuita’.
“Fue por mi voz. Fui a hacerle un mandado al maestro Manuel Chong Neto, mi vecino. A llevarle un trabajo de restauración al padre Condomines, quien lo recibió, fue a buscar el dinero, regresó con el cheque y me dice: ‘¿Tú has estado en el teatro?’ Le dije que no. Me dijo: ‘Ya lo estás’. Nunca me cobró nada.”
La academia de Ramón María Condomines, explica, fue “la primera en formar y que emitió créditos de educación a sus actores. Todas las obras que presentaba eran de repertorio, de autores clásicos, famosos”.
Añade que “hoy en día se sigue presentando actores importantes. Pero hay muchas comedias. Pocos dramas. Los productores aducen que el público no quiere dramas ni obras para pensar, quiere es reír.”
Opina que se ha perdido la función original del teatro, “que es la denuncia. Denunciar injusticias sociales, burlarse de cosas, de reyes. Solo hay que ver las obras del mismo Shakespeare... Pero ese teatro ya no se hace. Hemos caído en eso de que ¡vamos a reír! La gente necesita reír, sí, pero también necesita pensar.”
José A. Carranza ha interpretado todo tipo de personajes. Ha sido policía, pobre (paupérrimo de casas brujas), campesino (en “Mi lugar favorito”), rey (varias veces, la última, en “Cenicienta”), aristócrata, político perseguidor de la gente gay (ese fue el más reciente, en “La jaula de las locas”).
Ya que hablamos de gay, le preguntamos si ha hecho ese papel. Su respuesta fue afirmativa.
“Hice una obra titulada ‘Los chicos de la banda’, que fue un escándalo en este país, la primera con un tema gay que se llevó al Teatro Nacional, dirigida por Aurelio Paredes. Fue increíble”. Ganó todos los premios y luego con José Ávila hizo de narrador en “El beso de la mujer araña”. También era un tema de un homosexual, con un guerrillero. Otra vez ganó todos los premios.
Esa fue en el Museo del Hombre Panameño.
“Eran tiempos en los que el teatro era una gran industria en Panamá. Se hacían obras donde fuere y como fuere. Hasta en el auditorio de Previsión Social (luego Ministerio de Salud), en un teatro-auditorio de la iglesia Cristo Rey, en una salita en calle 44, Bella Vista, que se conocía como la “Sala 44”, con capacidad para 50 o 60 personas y en el Bar El Sótano del Hotel El Continental. Pasábamos una semana maravillosa.
Hoy día se presenta una obra a veces hasta durante un mes y aún así nos quedamos cortos”.
Recuerda que cuando él comenzó, a los 18 años, “trabajaba gratis. Después cobraba 5 dólares. Acabo de terminar una obra que la entrada costaba $45 (La jaula de las locas)”.
Su primera actuación fue en "El amor de los cuatro coroneles", del inglés Peter Ustinov. Era un rey. Un muñeco que no hablaba. Estaba sentado en un palco.
También actuó en “Jesucristo Superstar”, “El agujerito”, “Cada quien su vida”, “El diario de Ana Frank”, “La ratonera”, “Ojitos de ángel”, “Descalzos en el parque”, “Pedro Navaja”...
Si no hubiese sido actor, habría sido músico. Estar en el escenario es una de sus grandes alegrías: “cuando no lo estoy, parezco león enjaulado. Cuando actúo me siento muy contento y me desconecto. Yo soy esa persona que estoy representando, no José Carranza. Fácilmente me desdoblo”.
Ha trabajado con casi todas las actrices de larga trayectoria, como Blanquita Casanova, Zelideth Rosales, Ceila González, Isis Tejeira, Elisa Fernández, Eneida Valdés... y con las nuevas.
¿Cómo se describe? Riéndose nos dice: “Soy descomplicado. Estoy viejo, pero no soy refunfuñón. Se sorprenden de que siempre estoy contento si tengo 75 años. ¿Por qué voy a estar triste? ¿Porque soy viejo? Estoy feliz de la experiencia que la vida me ha dado y seguirá dando, porque no pienso morir todavía.”
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