¡Qué dolor tan irritable!

CUANDO degustamos algún alimento en cualquier hora del día y sentimos que hay unas ganas de devolverlo, en ocasiones atribuimos este proceso a la cantidad de comida que se ingirió, a la hora inapropiada en que tomamos los alimentos o simplemente que algo nos cayó mal.
Pero ha pensado usted que podría tratarse de reflujo.
Cuando usted ingiere, un alimento este desciende hacia el estómago a través de un tubo llamado esófago. El extremo inferior del esófago, llamado esfínter, se cierra para mantener la comida en el estómago. Si el esfínter no puede mantenerse cerrado, algo del contenido del estómago regresa hacia el esófago (reflujo). Este flujo retrógrado es lo que se conoce como reflujo gastroesofágico.
Señala el doctor Edgardo Gaitán, director de la Escuela para Diabéticos, que el estómago contiene ácido que ayuda a digerir los alimentos. Cuando el ácido del estómago regresa hacia el esófago, (el cual no esta preparado para manejar ácidos) la cubierta de éste se irrita y se tiene la sensación de ardor que se llama pirosis.
Si regresa hasta la garganta, produce un sabor amargo en la boca. Algunas veces el reflujo ocasiona un dolor tipo cólico, dolor agudo del tórax o una sensación de opresión en el pecho, (la cual a veces puede ser confundido con un problemas cardíaco, y la persona acude enseguida al cardiólogo sin consultar primero por su médico de cabecera , para que le haga una revisión, dijo Gaitán.
No se descartan las causas hereditarias, las personas con hernias hiatales, y las personas obesas.
Estas últimas, son quienes más la padecen por su sobrepeso.
A las personas con enfermedad como asma, bronquitis crónicas o eficemas se les exacerba más y sienten ataques de ahogo o dificultad respiratoria. Sobre todo en horas de la noche.
El reflujo, señala Gaitán se acrecenta mayormente en horas de la noche cuando las personas van a dormir.
Se mejora grandemente, si la persona baja de peso. Aunque no se descarta que se pueda realizar una operación quirúrgica (lo cual no es muy común).
Así también las personas que padecen de reflujo, mejoran notablemente al realizar cambios sencillos en algunos hábitos de su vida diaria, incluyendo la forma en que comen y duermen.
Otra de las medidas recomendadas y útiles para mejorar los síntomas de reflujo es levantan la cabecera de la cama, (no colocarse más almohadas) sino levantar las patas de la cama, como en unas 3 pulgadas.
También, señala Gaitán, que existen medicamentos que ayudan a la movilización del tubo digestivo y hacen que este se mueva de manera adecuada del esófago al estómago.
De manera general, no influyen tanto las comidas, sino las raciones. (Esas comilonas grandes favorecen el reflujo) así también, otro factor que cambia el tubo muscular y empeoran el reflujo es el alcohol (licores).
La gastritis es una inflamación del estómago y las hay de diferentes tipos (aguda, crónica, de origen alimenticio -licor, picante) por fumar o infecciosas. Las personas pueden tener sensaciones de inquietud en la boca del estómago, pero no pueden distinguir entre las dos cosas. Se deberá ir al médico y realizarse algunos exámenes. Lo que si es cierto es que con frecuencia coexisten ambas enfermedades y una persona puede tener gastrítis y reflujo con esofagítis.
Disminuir de peso y evitar acostarse después de las comidas. Ingerir los medicamentos con abundante agua.
Evitar grasas, chocolate, cafeína y la menta porque pueden ocasionar una presión esofágica baja. Evitar el consumo de alcohol y tabaco.