Residencia medieval abrirá al público
Publicado 2000/04/08 23:00:00
El palacio medieval de Lambeth, residencia del arzobispo de Canterbury desde hace 800 años, mostrará por primera vez al público tesoros como los guantes que el rey Carlos I de Inglaterra se quitó momentos antes de ser decapitado.
El palacio, uno de los edificios más antiguos de Londres, abrirá sus puertas mañana, sábado, por primera vez en su historia y sólo hasta el 4 de noviembre.
Según el actual arzobispo y líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra, George Carey, los visitantes podrán escuchar los "murmullos de la historia" que circulan por los pasillos de la edificación, separada del Parlamento británico por el río Támesis.
El público será guiado por las salas históricas del palacio, incluida la cripta, el cuerpo de guardia, la capilla o la biblioteca pública más antigua de Inglaterra.
La cripta, completamente restaurada, es la parte más vieja que se conserva del palacio y data de 1205: las edificaciones originales fueron destruidas por los monjes de Canterbury, al este de Londres, que no querían un centro de poder eclesiástico rival.
El cuerpo de guardia, construido originalmente en el siglo XIV, cuenta con uno de los mejores ejemplos de techado medieval del país.
En esa habitación fue interrogado santo Tomás Moro durante tres días sin que sus captores consiguieran hacerle reconocer a Enrique VIII como cabeza de la Iglesia; ello le valió la ejecución en 1535.
El palacio alberga también diversos recuerdos de otra víctima de la persecución religiosa, si bien esta vez de signo contrario: el arzobispo Thomas Cranmer, uno de los más encendidos partidarios de que Enrique VIII se divorciara de Catalina de Aragón.
Cranmer murió en la hoguera en 1556 durante las persecuciones contra los protestantes promovidas tras la subida al trono de María I, hija de Enrique VIII y Catalina y ferviente católica.
En la biblioteca, fundada en 1610, se encuentran tesoros tales como una "Biblia" incunable de Gutenberg que data de 1455.
Además, están depositados ejemplares de las "Crónicas de Nuremberg" de 1493 y de la "Utopía" de Tomás Moro, publicada en 1516, así como los informes médicos de los galenos que atendieron al rey Jorge III en los episodios de demencia que sufrió durante su reinado, entre 1760 y 1820.
En el recinto de la biblioteca se encuentran también los guantes bordados que el rey Carlos I llevó al patíbulo el 30 de enero de 1649 tras ser condenado a muerte por los "cabezas redondas" durante la guerra civil inglesa.
Momentos antes de ser ejecutado, el soberano se quitó los guantes y se los entregó al obispo que le prestaba los últimos auxilios espirituales diciéndole: "quédeselos, a mí no me hacen falta".
Tras la restauración de la monarquía llegó al palacio en 1660 el arzobispo Juxon, quien ordenó que se levantara la sala de recepciones conocida como "Great Hall", con un magnífico techo de roble que hizo exclamar al escritor Samuel Pepys que había visto "el salón nuevo y pasado de moda" del prelado.
La capilla, construida en 1220, cuenta con una historia más turbulenta, ya que durante la guerra civil inglesa fue utilizada por los soldados como cantina y durante otra contienda, en esta ocasión la II Guerra Mundial, los alemanes la destruyeron con sus bombas.
Los muros, no obstante, resistieron y la capilla se reconstruyó durante la década de los años cincuenta.
El palacio, abierto al público dentro del programa de festejos en Londres por la llegada del año 2000, podrá visitarse entre martes y sábado y la entrada costará seis libras (9,6 dólares).
El palacio, uno de los edificios más antiguos de Londres, abrirá sus puertas mañana, sábado, por primera vez en su historia y sólo hasta el 4 de noviembre.
Según el actual arzobispo y líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra, George Carey, los visitantes podrán escuchar los "murmullos de la historia" que circulan por los pasillos de la edificación, separada del Parlamento británico por el río Támesis.
El público será guiado por las salas históricas del palacio, incluida la cripta, el cuerpo de guardia, la capilla o la biblioteca pública más antigua de Inglaterra.
La cripta, completamente restaurada, es la parte más vieja que se conserva del palacio y data de 1205: las edificaciones originales fueron destruidas por los monjes de Canterbury, al este de Londres, que no querían un centro de poder eclesiástico rival.
El cuerpo de guardia, construido originalmente en el siglo XIV, cuenta con uno de los mejores ejemplos de techado medieval del país.
En esa habitación fue interrogado santo Tomás Moro durante tres días sin que sus captores consiguieran hacerle reconocer a Enrique VIII como cabeza de la Iglesia; ello le valió la ejecución en 1535.
El palacio alberga también diversos recuerdos de otra víctima de la persecución religiosa, si bien esta vez de signo contrario: el arzobispo Thomas Cranmer, uno de los más encendidos partidarios de que Enrique VIII se divorciara de Catalina de Aragón.
Cranmer murió en la hoguera en 1556 durante las persecuciones contra los protestantes promovidas tras la subida al trono de María I, hija de Enrique VIII y Catalina y ferviente católica.
En la biblioteca, fundada en 1610, se encuentran tesoros tales como una "Biblia" incunable de Gutenberg que data de 1455.
Además, están depositados ejemplares de las "Crónicas de Nuremberg" de 1493 y de la "Utopía" de Tomás Moro, publicada en 1516, así como los informes médicos de los galenos que atendieron al rey Jorge III en los episodios de demencia que sufrió durante su reinado, entre 1760 y 1820.
En el recinto de la biblioteca se encuentran también los guantes bordados que el rey Carlos I llevó al patíbulo el 30 de enero de 1649 tras ser condenado a muerte por los "cabezas redondas" durante la guerra civil inglesa.
Momentos antes de ser ejecutado, el soberano se quitó los guantes y se los entregó al obispo que le prestaba los últimos auxilios espirituales diciéndole: "quédeselos, a mí no me hacen falta".
Tras la restauración de la monarquía llegó al palacio en 1660 el arzobispo Juxon, quien ordenó que se levantara la sala de recepciones conocida como "Great Hall", con un magnífico techo de roble que hizo exclamar al escritor Samuel Pepys que había visto "el salón nuevo y pasado de moda" del prelado.
La capilla, construida en 1220, cuenta con una historia más turbulenta, ya que durante la guerra civil inglesa fue utilizada por los soldados como cantina y durante otra contienda, en esta ocasión la II Guerra Mundial, los alemanes la destruyeron con sus bombas.
Los muros, no obstante, resistieron y la capilla se reconstruyó durante la década de los años cincuenta.
El palacio, abierto al público dentro del programa de festejos en Londres por la llegada del año 2000, podrá visitarse entre martes y sábado y la entrada costará seis libras (9,6 dólares).
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