CHINA
Sister Hong: el engaño que encendió las redes sociales
- Redacción / ey@epasa.com / @PanamaAmerica
Sister Hong, un hombre que se hacía pasar por mujer en apps de citas, grabó y vendió videos íntimos, desatando un escándalo viral con memes y debates en redes.

Jiao, un hombre de 38 años de Nanjing, China, se hacía pasar por mujer. Foto: X (Twitter)
Noticias Relacionadas
El caso de “Sister Hong” se ha convertido en un fenómeno viral en redes sociales, con el hashtag #SisterHong y su equivalente en chino (紅姐) acumulando más de 200 millones de visualizaciones en Weibo. En plataformas como TikTok, Instagram y X, los usuarios han creado memes, parodias y el popular “Sister Hong Filter Challenge”, que imita el estilo de maquillaje y pelucas de Jiao, el protagonista del escándalo. Este furor ha generado incluso merchandising, como ropa y accesorios inspirados en el personaje, reflejando un impacto cultural que trasciende lo legal.
Sister Hong, conocida como “Hermana Roja”, es en realidad Jiao, un hombre de 38 años de Nanjing, China, que se hacía pasar por una mujer divorciada en aplicaciones de citas. Utilizando pelucas, maquillaje, filtros digitales y software para alterar su voz, Jiao creó un personaje femenino convincente que atrajo a cientos de hombres. El caso explotó a principios de mes, convirtiéndose en un tema candente en las redes sociales chinas y globales.
El modus operandi de Jiao consistía en ofrecer encuentros sexuales “gratuitos” a cambio de regalos simbólicos, como aceite de cocina, frutas o pequeños electrodomésticos. Durante estos encuentros, grababa videos íntimos sin el consentimiento de las víctimas, los cuales luego vendía o distribuía en plataformas como Telegram, Weibo y X, cobrando aproximadamente 150 yuanes ($21) por acceso. Este esquema ha generado un debate sobre la ética en las interacciones digitales.
Aunque Jiao afirmó haber contactado a más de 1,600 hombres, la policía de Nanjing desmintió esta cifra, confirmando al menos 237 víctimas identificadas, en su mayoría hombres heterosexuales. Algunos de ellos sospechaban que Sister Hong no era una mujer, pero continuaron los encuentros por curiosidad o deseo. Este aspecto ha alimentado discusiones en línea sobre la percepción de género y la dinámica de poder en las citas en línea.
El escándalo salió a la luz tras la denuncia de un influencer fitness que reconoció sus imágenes en videos circulando en internet. Esto llevó a la detención de Jiao el 5 de julio. Actualmente, enfrenta cargos por producción y distribución de material obsceno, violación de la privacidad y posibles delitos relacionados con la salud pública, lo que ha intensificado el escrutinio sobre su caso.
El impacto en las víctimas ha sido significativo. Algunos hombres han sido identificados públicamente, causando humillación y daños personales. Un caso notable involucra a una mujer que solicitó el divorcio tras reconocer a su prometido en un video. La viralización de los videos ha generado una crisis de privacidad, con las autoridades trabajando para eliminar el contenido de internet.
Rumores no confirmados sobre posibles contagios de VIH han circulado, aunque no hay evidencia oficial que lo respalde. Sin embargo, las autoridades sanitarias de Nanjing están ofreciendo pruebas gratuitas de enfermedades de transmisión sexual para tranquilizar a la población. Este aspecto ha añadido una capa de preocupación pública al caso.
Desde el punto de vista legal, Jiao podría enfrentar hasta 7 años de prisión bajo la Ley de Protección de la Información Personal de China (2021) y otras regulaciones sobre contenido obsceno. La investigación sigue en curso, con esfuerzos para rastrear y eliminar los videos distribuidos. El caso ha puesto en el centro la necesidad de regulaciones más estrictas en plataformas digitales.
El fenómeno de Sister Hong ha desatado debates globales sobre consentimiento, privacidad digital y los riesgos de las aplicaciones de citas. En redes sociales, los usuarios discuten cómo los avances tecnológicos facilitan el engaño y la explotación. También se han cuestionado los estereotipos de género y la presión social sobre las interacciones románticas en línea.
En conclusión, el caso de Sister Hong no solo es un escándalo legal, sino un reflejo de los desafíos de la era digital. Su impacto cultural, amplificado por las redes sociales, ha convertido a este caso en un punto de inflexión para reflexionar sobre la privacidad, el consentimiento y la responsabilidad en el mundo virtual. La historia de Sister Hong seguirá resonando mientras se desarrollan las investigaciones y las discusiones públicas.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.