Tercera generación vanguardista: Tristán Solarte
Publicado 2004/10/05 23:00:00
La obra de Tristán Solarte (Guillermo Sánchez Borbón), 1924, está muy ligada a la naturaleza de Bocas del Toro y a sus experiencias en esa provincia, durante su niñez y su juventud, vivida con una sensibilidad abierta a lo mágico y lo maravilloso.
Desde muy joven estuvo en contacto con la gran literatura y las últimas novedades. En su primer libro, Voces y paisajes de vida y muerte, Panamá, 1950, y en los poemas anteriores a esta edición, los primeros, publicados en diarios y revistas, su poesía tiene la influencias de Huidobro.
Voces que vienen del mundo de sus experiencias son los motivos de los poemas de su primer libro. Los paisajes y la naturaleza de su región, en donde la vida y el misterio se confunden, están íntimamente ligados a las experiencias, vivencias y recuerdos de Solarte. Lo huidobriano y lo nerudiano está presente, pero vitalizado y singularizado con la peculiaridad del paisaje y el ambiente de su isla, que le sirve de motivo y escenario: "Era entonces el mar breve fr viento y de voz, / Matinal, pajarecido, / de gozosa luz, de bien repartido sol. / Claro de aguas él, yo de pensamiento". ( "1943, En la Isla").
Aquí este magnífico verso, que Huidobro hubiera firmado: "Un jardín se apaga en el espejo". ("Enajenación").
El amor, el recuerdo, la angustiosa soledad, los misterios, la muerte, cosas que gravitan en el corazón y la mente del hombre, singularizados, como ya subrayé, por un peculiar escenario, y acentuados de una nota melancólica, siempre presente en la obra de Solarte.
Tanto en este libro, como en el siguiente, Evocaciones, Panamá, s/f, Tristán Solarte se decide por una lírica expresada con hermetismo, plena de intuiciones de ideas, y acentuada de melancolía y trascendencia. Pero lo que está dado en el primer libro está completado en el segundo, Evocaciones, en donde el desarrollo poético de la idea es más riguroso y logrado. Con excepción de algunos sonetos, el resto del libro lo componen poemas largos concentrados en las preocupaciones que resquebrajan el mundo interior del hombre, sonidos furiosos asilados en el corazón de poetas como Solarte.
Sin duda, el poema de más alta calidad poética de este libro, y de toda su obra, es Aproximación poética a la muerte. El poema es una aproximación poética a la muerte desde la experiencia humana, no desde los conceptos. Las figuras poéticas están allí, enriqueciendo el verso mas no oscureciéndolo. La muerte está vista desde el hombre, no desde fuera del hombre. De una secuencia anecdótica se llega a una aproximación a la muerte; a definiciones concretas, no metafísicas: "Fuimos al cementerio, recuerdas?, a visitar la tumba de su hermano. / El cementerio situado en las afueras del pueblo, / a la orilla del mar, como un puerto de extravío".
El paso del tiempo no está enmarcado en lo subjetivo, sino en lo objetivo: "Ay! que solo me han ido dejando estos años de separación / todos los parientes que se me han muerto / entre los postres de aquellas cenas fabulosas; / las veces que han pintado tu casa y la mía, / mi casa, mi bella cada de madera ahora convertida en hotel".
Después de tanto asedio, de tanto intento de definir la muerte se llega a la terrible conclusión: "Frente a la muerte sólo morirse cabe / y al muerto sólo le queda / gozar su muerte en paz. / Sólo le toca hartarse de su muerte / por toda la eternidad, / sin interferencias, sin testigos / ajenos a la muerte, / sin oraciones de dudosa eficacia, / sin crespones negros, sin novenarios, / sin tazas de café y sin coronas insultantes. / Frente a la muerte sólo morirse cabe, / sólo el recogimiento nos dará su clima demasiado y cruel".
El tratamiento de un tema como el de la muerte desde lo anecdótico, y expresado con un lenguaje familiar; lo trascendente despojado de arrebato lírico, le imprimen originalidad al poema, personalidad poética.
Los nombres y los sitios, 1971, son sonetos en su mayoría, pero los poemas más originales y novedosos, claves de un cambio en el poeta, son los que tienen una nota irónica, unos, y humorística, otros; le sonríen melancólicamente al pasado. Veamos versos de este; "Cavanga", que incluye voces propias de los antillanos de su isla natal: "Gwendolyn de los callejones / y las escaleras. / Gwendolyn con su lengua de akí / lamiendo, / alisando / mis arrugas, / tiñéndome las canas; / aliviándome el lumbago con sus manitas tibias / como guijarros al sol; / y sus senos aromáticos, balsámicos; / y su pubis de hortiga;/ y su pumpum / para jugar a caerme en sueños, / al latá / al one-two-three / all-the time-I knew-where-you-been, / one-two-three-salga-de-ahí / al no sipibilit / y a otro juego, cuyo nombre / tengo en la punta de la lengua".
El aprovechamiento de voces extranjeras, como cuestión de efecto, la ironía, el humor, son característicos en la modalidad de vanguardia, cuyos experimentos son apreciados en la hora actual, pero no empleados de igual manera. Esta nota nueva en la poesía de Tristán Solarte, se repite en su último libro Vienen de lejos, 2000, en donde vuelve al mundo perdido de su niñez y juventud, en un lenguaje que aparta la formalidad y la grandilocuencia de sus primeros libros.
Ando solo, sonámbulo, perdido
en un mundo de trémulas vaguedades.
preguntas sin palabras solicitan mi respuesta.
Todo se me ha olvidado.
Hasta las manos me son extrañas.
Una rosa me encandila,
me recubre de ojos centelleantes.
No sé qué decirle.
Algo se desviste, se desnuda en mi presencia.
Algo se me ofrece.
Sigo de largo, perdido, sonámbulo, silencioso.
Un jardín se apaga en el espejo.
(Voces y Paisajes de Vida y Muerte)
La lluvia de esta tarde ha precisado
tu recuerdo: contemplo el cielo, el lodo,
la gris profundidad del aire, y todo
me define tu rostro acongojado.
Como el agüa, tu rostro ha salpicado
de marinas distancias y de yodo
todo el sombrío atardecer, de modo
que el viento suena a mares fatigados.
Tersura virginal; mejilla-brisa;
fulgor de acuario; dulce trasparencia
de una lágrima; tímida sonrisa;
llamado tembloroso en la cadencia
del agüa repicando en la repisa
la infinita oquedad de tu presencia.
(Voces y Paisajes de Vida y Muerte)
(Fragmento)
Por eso, dame la mano y callemos la esperanza
y los temores viscerales, húmedos y oscuros.
Dame la mano, la mano suave y afilada
ya señalada por la noche.
Callemos la sencillez meridiana del misterio.
Dejemos a las gentes en su temblor mortal;
dejemos que hablen de la nada, de las hogueras infernales,
de almas en pena, de castigos tomados por la eternidad
del tiempo
de crujir de dientes,
de la resurrección de la carne,
del premio celestial al bueno y al sumiso,
del juicio final,
y también a los otros, a los de la reencarnación,
y a los sabios que dicen que todo se acaba con la vida
Frente a la muerte sólo morirse cabe
y al muerto sólo le queda
gozar su muerte en paz.
Sólo le toca hartarse de su muerte
por toda la eternidad,
sin interferencias, sin testigos
ajenos a la muerte,
sin oraciones de dudosa eficacia,
sin crespones negros, sin novenarios,
sin tazas de café y sin coronas insultantes.
Frente a la muerte sólo morirse cabe,
sólo el recogimiento nos dará su clima desmedido y cruel.
Y los que vuelven a la vida?
Los que vuelven a la vida y encuentran
su alcoba ocupada por extraños,
y que el hermano menor le usa los zapatos,
y que a la novia le ha vuelto el color a las mejillas?
Ya su sustancia se le ha restado del mundo cotidiano,
y la sombra del árbol.
y los jardines blancos no se conforman a su presencia,
y habrá de sentirse rechazado delicadamente por las cosas
y por las parejas que se estrujan en la noche.
Estoy de más, se dice abrumado de nostalgia,
estoy de más, estoy de más.
Y volverá de puntillas al panteón,
y en tanto, otros huesos ocupan ya su tumba
y otro muerto se alza entre él y el silencio
que es la verdadera esencia de este mundo y de los otros.
Ahora sí que estoy solo, pensará, ahora sí que estoy
solo, solo en la vida y en la muerte.
Y arrebujándose de sombras sin sentido,
se dejará tragar por el frío tenebroso de la noche.
Por eso, dame tu mano y callemos las visiones que
se acercan desventradas.
Frente a la muerte sólo morirse cabe.
No debemos resistirnos al impacto terrible.
Déjate arrebatar por el silencio
y lo demás se te dará por graciosa añadidura.
Dame la mano y callemos
las promesas que se ensañan en nosotros.
Démosle un adiós grave y melancólico
a estas cruces, a estas tumbas,
a este cementerio situado en las afueras del pueblo,
a la orilla del mar como un puerto de extravío.
Dame tu mano y vámonos,
vámonos al pueblo, a tu casa, al calor de mis muertos,
a copular al amparo de la noche,
del silencio, del olvido y del miedo"
(Evocaciones)
Desde muy joven estuvo en contacto con la gran literatura y las últimas novedades. En su primer libro, Voces y paisajes de vida y muerte, Panamá, 1950, y en los poemas anteriores a esta edición, los primeros, publicados en diarios y revistas, su poesía tiene la influencias de Huidobro.
Voces que vienen del mundo de sus experiencias son los motivos de los poemas de su primer libro. Los paisajes y la naturaleza de su región, en donde la vida y el misterio se confunden, están íntimamente ligados a las experiencias, vivencias y recuerdos de Solarte. Lo huidobriano y lo nerudiano está presente, pero vitalizado y singularizado con la peculiaridad del paisaje y el ambiente de su isla, que le sirve de motivo y escenario: "Era entonces el mar breve fr viento y de voz, / Matinal, pajarecido, / de gozosa luz, de bien repartido sol. / Claro de aguas él, yo de pensamiento". ( "1943, En la Isla").
Aquí este magnífico verso, que Huidobro hubiera firmado: "Un jardín se apaga en el espejo". ("Enajenación").
El amor, el recuerdo, la angustiosa soledad, los misterios, la muerte, cosas que gravitan en el corazón y la mente del hombre, singularizados, como ya subrayé, por un peculiar escenario, y acentuados de una nota melancólica, siempre presente en la obra de Solarte.
Tanto en este libro, como en el siguiente, Evocaciones, Panamá, s/f, Tristán Solarte se decide por una lírica expresada con hermetismo, plena de intuiciones de ideas, y acentuada de melancolía y trascendencia. Pero lo que está dado en el primer libro está completado en el segundo, Evocaciones, en donde el desarrollo poético de la idea es más riguroso y logrado. Con excepción de algunos sonetos, el resto del libro lo componen poemas largos concentrados en las preocupaciones que resquebrajan el mundo interior del hombre, sonidos furiosos asilados en el corazón de poetas como Solarte.
Sin duda, el poema de más alta calidad poética de este libro, y de toda su obra, es Aproximación poética a la muerte. El poema es una aproximación poética a la muerte desde la experiencia humana, no desde los conceptos. Las figuras poéticas están allí, enriqueciendo el verso mas no oscureciéndolo. La muerte está vista desde el hombre, no desde fuera del hombre. De una secuencia anecdótica se llega a una aproximación a la muerte; a definiciones concretas, no metafísicas: "Fuimos al cementerio, recuerdas?, a visitar la tumba de su hermano. / El cementerio situado en las afueras del pueblo, / a la orilla del mar, como un puerto de extravío".
El paso del tiempo no está enmarcado en lo subjetivo, sino en lo objetivo: "Ay! que solo me han ido dejando estos años de separación / todos los parientes que se me han muerto / entre los postres de aquellas cenas fabulosas; / las veces que han pintado tu casa y la mía, / mi casa, mi bella cada de madera ahora convertida en hotel".
Después de tanto asedio, de tanto intento de definir la muerte se llega a la terrible conclusión: "Frente a la muerte sólo morirse cabe / y al muerto sólo le queda / gozar su muerte en paz. / Sólo le toca hartarse de su muerte / por toda la eternidad, / sin interferencias, sin testigos / ajenos a la muerte, / sin oraciones de dudosa eficacia, / sin crespones negros, sin novenarios, / sin tazas de café y sin coronas insultantes. / Frente a la muerte sólo morirse cabe, / sólo el recogimiento nos dará su clima demasiado y cruel".
El tratamiento de un tema como el de la muerte desde lo anecdótico, y expresado con un lenguaje familiar; lo trascendente despojado de arrebato lírico, le imprimen originalidad al poema, personalidad poética.
Los nombres y los sitios, 1971, son sonetos en su mayoría, pero los poemas más originales y novedosos, claves de un cambio en el poeta, son los que tienen una nota irónica, unos, y humorística, otros; le sonríen melancólicamente al pasado. Veamos versos de este; "Cavanga", que incluye voces propias de los antillanos de su isla natal: "Gwendolyn de los callejones / y las escaleras. / Gwendolyn con su lengua de akí / lamiendo, / alisando / mis arrugas, / tiñéndome las canas; / aliviándome el lumbago con sus manitas tibias / como guijarros al sol; / y sus senos aromáticos, balsámicos; / y su pubis de hortiga;/ y su pumpum / para jugar a caerme en sueños, / al latá / al one-two-three / all-the time-I knew-where-you-been, / one-two-three-salga-de-ahí / al no sipibilit / y a otro juego, cuyo nombre / tengo en la punta de la lengua".
El aprovechamiento de voces extranjeras, como cuestión de efecto, la ironía, el humor, son característicos en la modalidad de vanguardia, cuyos experimentos son apreciados en la hora actual, pero no empleados de igual manera. Esta nota nueva en la poesía de Tristán Solarte, se repite en su último libro Vienen de lejos, 2000, en donde vuelve al mundo perdido de su niñez y juventud, en un lenguaje que aparta la formalidad y la grandilocuencia de sus primeros libros.
Ando solo, sonámbulo, perdido
en un mundo de trémulas vaguedades.
preguntas sin palabras solicitan mi respuesta.
Todo se me ha olvidado.
Hasta las manos me son extrañas.
Una rosa me encandila,
me recubre de ojos centelleantes.
No sé qué decirle.
Algo se desviste, se desnuda en mi presencia.
Algo se me ofrece.
Sigo de largo, perdido, sonámbulo, silencioso.
Un jardín se apaga en el espejo.
(Voces y Paisajes de Vida y Muerte)
La lluvia de esta tarde ha precisado
tu recuerdo: contemplo el cielo, el lodo,
la gris profundidad del aire, y todo
me define tu rostro acongojado.
Como el agüa, tu rostro ha salpicado
de marinas distancias y de yodo
todo el sombrío atardecer, de modo
que el viento suena a mares fatigados.
Tersura virginal; mejilla-brisa;
fulgor de acuario; dulce trasparencia
de una lágrima; tímida sonrisa;
llamado tembloroso en la cadencia
del agüa repicando en la repisa
la infinita oquedad de tu presencia.
(Voces y Paisajes de Vida y Muerte)
(Fragmento)
Por eso, dame la mano y callemos la esperanza
y los temores viscerales, húmedos y oscuros.
Dame la mano, la mano suave y afilada
ya señalada por la noche.
Callemos la sencillez meridiana del misterio.
Dejemos a las gentes en su temblor mortal;
dejemos que hablen de la nada, de las hogueras infernales,
de almas en pena, de castigos tomados por la eternidad
del tiempo
de crujir de dientes,
de la resurrección de la carne,
del premio celestial al bueno y al sumiso,
del juicio final,
y también a los otros, a los de la reencarnación,
y a los sabios que dicen que todo se acaba con la vida
Frente a la muerte sólo morirse cabe
y al muerto sólo le queda
gozar su muerte en paz.
Sólo le toca hartarse de su muerte
por toda la eternidad,
sin interferencias, sin testigos
ajenos a la muerte,
sin oraciones de dudosa eficacia,
sin crespones negros, sin novenarios,
sin tazas de café y sin coronas insultantes.
Frente a la muerte sólo morirse cabe,
sólo el recogimiento nos dará su clima desmedido y cruel.
Y los que vuelven a la vida?
Los que vuelven a la vida y encuentran
su alcoba ocupada por extraños,
y que el hermano menor le usa los zapatos,
y que a la novia le ha vuelto el color a las mejillas?
Ya su sustancia se le ha restado del mundo cotidiano,
y la sombra del árbol.
y los jardines blancos no se conforman a su presencia,
y habrá de sentirse rechazado delicadamente por las cosas
y por las parejas que se estrujan en la noche.
Estoy de más, se dice abrumado de nostalgia,
estoy de más, estoy de más.
Y volverá de puntillas al panteón,
y en tanto, otros huesos ocupan ya su tumba
y otro muerto se alza entre él y el silencio
que es la verdadera esencia de este mundo y de los otros.
Ahora sí que estoy solo, pensará, ahora sí que estoy
solo, solo en la vida y en la muerte.
Y arrebujándose de sombras sin sentido,
se dejará tragar por el frío tenebroso de la noche.
Por eso, dame tu mano y callemos las visiones que
se acercan desventradas.
Frente a la muerte sólo morirse cabe.
No debemos resistirnos al impacto terrible.
Déjate arrebatar por el silencio
y lo demás se te dará por graciosa añadidura.
Dame la mano y callemos
las promesas que se ensañan en nosotros.
Démosle un adiós grave y melancólico
a estas cruces, a estas tumbas,
a este cementerio situado en las afueras del pueblo,
a la orilla del mar como un puerto de extravío.
Dame tu mano y vámonos,
vámonos al pueblo, a tu casa, al calor de mis muertos,
a copular al amparo de la noche,
del silencio, del olvido y del miedo"
(Evocaciones)
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.