La Zamia, una planta anónima
- Aleida Samaniego C.
Tiene la apariencia de una palma; sin embargo, es difícil para una persona común reconocerla.
La biodiversidad de Panamá es única y prueba de ello son las plantas que tienen más de 280 millones de años. Aparecieron en el periodo de los dinosaurios, y son desconocidas totalmente por los panameños. Una de éstas es la Zamia, que está en peligro de extinción por la deforestación y el desarrollo urbano.
Frente a este panorama desalentador, el Centro de Investigaciones Hidráulicas e Hidrotécnicas (CIHH) de la Universidad de Tecnológica de Panamá (UTP), ha desarrollado un proyecto para cultivar en el umbráculo del Laboratorio de Sistemas Ambientales del UTP, variedades de Zamia, que serán parte de exposiciones en el Jardín Botánico Summit.
La Zamia es una especie que dominó la tierra hace más de 200 millones de años, tiene características reproductivas de sus antepasados y puede ser la base para posteriores investigaciones científicas realizadas por los panameños.
Actualmente, es utilizada en Brasil para contrarrestar el veneno de las picaduras de serpientes, en Colombia como alimento; y en Panamá, es de uso ornamental sin que se sepa que es venenosa porque contiene glucosa de cianuro.
El estudio sobre esta planta se desarrolla en el Centro de Investigaciones Hidráulicas e Hidrotécnicas (CIHH), el cual está a cargo del biólogo y botánico José Ulises Jiménez, quien inició en marzo de este año la investigación. El experto asegura que hasta el momento en Panamá hay 12 especies de esta planta y seis de ellas son endémicas del país.
Explicó que en un principio se consideraba que las diversas clases de Zamia eran endémicas de Panamá, pero han proliferado en Perú, Colombia, Ecuador, Nicaragua, Costa Rica y Brasil.
En Panamá también hay diversas especies de otros países por su posición privilegiada. Sin embargo, el investigador está preocupado por la conservación de ésta y otras plantas, ya que aquí se pierden al año 10, 000 hectáreas de bosques, así como material genético importante para futuras investigaciones.
El secreto mejor guardado en esta investigación es el hábitat en donde se encuentran las distintas clases de Zamia -cuya variedad está creciendo-, y que no diremos para evitar que sean extraídas y comercializadas sin control.
Una característica negativa de las diferentes especies de la planta en Panamá es que crecen de manera gregaria, es decir, muchos individuos muy cerca uno de otro en poco espacio de terreno.
Esto las afecta, porque son dioicas, y la producción de conos de semillas y polen son infrecuentes en muchas poblaciones. Estos y otros aspectos, como el crecer lentamente y el que se extraigan de sus hábitat para ser vendidas como plantas ornamentales, las hace vulnerables y las pone en riesgo de desaparecer.
Según el botánico Jiménez, la diversa Zamia tiene la apariencia de una palma; sin embargo, es difícil para una persona común reconocerla con sus características vegetativas sin jamás haberla visto. Incluso, muchos desconocen de la existencia de gimnospermas nativas del trópico americano como por ejemplos: Gnetum, un bejuco (una especie en Panamá); Podocarpus, un árbol (4 especies en Panamá) y por supuesto, las distintas clases de la Zamia.
No obstante, la característica más útil para que una persona común pueda reconocerla sería la presencia de conos. Quien esté interesado en conocer más de ella, puede visitar el Parque Natural Summit-Panamá.
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