Califican a Parra de “gallina y cobarde”
- Elisinio González G.
El aire que se respiraba ayer a altas horas de la madrugada en la Arena Roberto Durán era de enojo, de engaño. En los rostros de los fanáticos había caras largas con pensamientos poco agradables, porque sentían con todo el corazón que habían sido estafados por Lorenzo “Lencho” Parra, un peleador venezolano y ex campeón mundial del peso mosca -mérito que le quedó supergrande- que, días previos al pleito en Panamá, se había vendido como un rival de alta calidad, decidido a inundar con lágrimas de sangre el Canal de Panamá.
Era tanto el malestar que se respiraba en el coloso de Juan Díaz, que en cada uno de los centímetros de sus entrañas no había una sola persona que no hablara sobre lo “cobarde y gallina” que resultó ser Parra en su intento de arrebatarle el título de supercampeón gallo (118 libras) de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) al panameño Anselmo “Chemito” Moreno.
Incidencias del pleito.
El reloj ya marcaba las 12:53 a.m. El árbitro Raúl Caiz le daba las últimas indicaciones a Moreno y a Parra en el centro del cuadrilátero, mientras que los corazones de los fanáticos panameños explotaban de emoción, porque tenían la oportunidad de ver a uno de sus ídolos realizar su octava defensa mundialista.
Al estallido de la campana, rápidamente Moreno inició una persecución casi endemoniada a su rival. Parra, por su parte, decidió subirse a una “bicicleta” para así esquivar los golpes que en todas direcciones le enviaba el panameño.
Lo curioso de la estrategia de Parra era que no lanzaba ni un solo golpe. Increíblemente, fue hasta el cuarto asalto que se acordó que tenía dos manos, porque le lanzó algunos golpes tímidos a Moreno, quizás con la intención de que nadie descubriera que en su rostro se reflejaba, con luces fosforescentes, la palabra miedo.
El abucheo del respetable público no se hizo esperar ante la poca ambición que presentaba el gladiador visitante.
Ocho seguidas
Ya en el séptimo acto, “Chemito” se mostraba molesto ante la falta de agresividad de su rival. Segundos después hizo un alto en su ataque, que se repitió en tres ocasiones, en las que levantó las manos con la intención de invitar al venezolano a pelear. Pero este gesto solo fue observado por los fanáticos que se mantenían aún fieles en el coliseo, porque el venezolano siguió montado en su “bicicleta”.
Parra seguía al pie de la letra su plan de no intercambiar metrallas, mientras que “Chemito” continuó hundiendo el pie en el acelerador. Fue entonces cuando conectó unos fuertes golpes al final del octavo asalto, lo que provocó que el público se escapara de los brazos del dios del sueño.
El venezolano llegó con paso lento a su esquina. A su llegada, el entrenador Jorge Zerpa le cuestionó si quería seguir, pero este le respondió con la cabeza que no.
Inmediatamente, el árbitro decidió detener el pleito, decretando ganador a Moreno por nocaut técnico al final del octavo asalto.
¿Qué le pasó a Parra? El rostro de “Lencho” era de una persona llena de vergüenza, de estar acabado.
Así lo hizo saber luego del combate de título mundial.
“Mi cuerpo no me respondía. No sé qué me pasó. Creo que se me metió un fantasma en el cuerpo, porque el que peleó esta noche ante Anselmo Moreno no era yo. Te lo juro que ni yo mismo sé qué me pasó”, expresó ayer el peleador venezolano, a eso de la 1:32 a.m.
“Quise pelear desde el primer asalto, pero no pude. Le pido perdón a toda Venezuela. Ya es hora de guindar los guantes”, agregó Parra, de 32 años.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.