Panamá
Del éxtasis del triunfo a la angustia del empate
- Juan Carlos Mas/ jcamas/@gmail.com
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La victoria contra El Salvador confirma que Panamá puede jugar con intensidad y obtener resultados; el empate ante Surinam invita a revisar detalles defensivos.

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La selección panameña vivió y padeció intensos y variantes momentos, tanto anímicos, como futbolísticos, en sus recientes partidos eliminatorios, reflejando múltiples aciertos, así como diversos rubros por mejorar en cuanto al rendimiento colectivo.
Mas allá de los altibajos de rendimiento, nadie puede argumentar que se aburre viendo al equipo, porque este onceno tiene la rara capacidad de mantener en zozobra permanente al espectador. Pone a prueba al máximo el sistema nervioso del fanático haciéndolo transitar del temor a perder, a la euforia del triunfo afuera; para luego vivir el éxtasis de un seguro triunfo en casa y terminar celebrando un empate angustioso.
Panamá visitó el "temido" Cuscatlán y se trajo un valiosísimo triunfo de 1 a 0 sobre los locales, mostrando que tiene carácter para afrontar la adversidad del entorno y que posee una defensa sólida. Contra El Salvador fue una muestra contundente de la disciplina defensiva panameña y la capacidad para aprovechar oportunidades claves, al menos, la necesaria para anotar y traer los tres puntos.
El gol que definió el encuentro llegó gracias a una acción colectiva bien trabajada, recompensando el esfuerzo y la concentración de todo el equipo y siguiendo al píe de la letra el plan trazado por el técnico Thomas Christiansen, quien supo leer de antemano el planteamiento que pondría sobre el terreno de juego el experimentado "Bolillo" Gómez y neutralizando cualquier opción real de los salvadoreños.
La defensa panameña se mantuvo firme ante los intentos del rival por igualar el marcador, mostrando organización y buen despliegue físico, sin pasar mayores sobresaltos, salvo un mal retroceso en la jugada del gol bien anulado a los salvadoreños por falta y/o fuera de lugar, mientras que el mediocampo logró controlar los tiempos y distribuir el juego con criterio.
Aunque el ataque pudo haber sido más incisivo, dejando pasar dos claras oportunidades, la ventaja mínima fue suficiente para ganar, aportar confianza y mantener al equipo en la competencia por clasificar de manera directa al mundial.
Lo positivo del triunfo visitante fue regresar con tres puntos muy valiosos, además de romper el mito de no poder ganar en El Salvador. Lo negativo, si se lo puede calificar así, es haber creado nuevamente esa sensación de triunfalismo en el fanático, que enseguida creyó que 4 días después el juego con Surinam sería un trámite.
En el duelo contra Surinam, se cosechó un empate que dejó sensaciones encontradas, fue un empate valioso, a pesar de ser locales, si se toma en cuenta que se logró igualar en el sexto minuto de reposición, es decir se ganó un punto y no se perdieron tres, como todo parecía indicarlo.
El equipo mostró potencial ofensivo y momentos de buen manejo del balón, pero también evidenció debilidades en la transición defensiva, que Surinam (a diferencia de El Salvador), sí supo aprovechar para abrir el marcador y casi llevarse la victoria.
El gol panameño llegó por la presión agobiante, el no bajar los brazos nunca, con mucho apoyo del público, adicional a un juego colectivo y el trabajo táctico del cuerpo técnico. Sin embargo, la reacción tras el empate no fue la esperada y se sufrió innecesariamente en los 2 minutos finales, lo que sugiere la necesidad de ajustar la concentración y robustecer el cierre de los partidos para evitar puntos perdidos en el futuro.
En conclusión, hubo matices positivos y desafíos por resolver. Estos resultados revelan un equipo que busca afianzar su identidad táctica y mejorar aspectos específicos dentro del campo.
La victoria contra El Salvador confirma que Panamá puede jugar con intensidad y obtener resultados en partidos cerrados, mientras que el empate ante Surinam invita a revisar detalles defensivos y actitud en momentos críticos. El cuerpo técnico deberá continuar trabajando para fortalecer la cohesión, potenciar la creatividad ofensiva y asegurar una defensa más compacta. Por lo pronto hay que respirar profundo, contar hasta 10 y confiar, porque el sueño mundialista sigue intacto.
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