Están los que deben estar: ¡Ahora a ganar!
- Juan Carlos Mas
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La convocatoria de Panamá para la fecha FIFA que se jugará viernes y martes próximo, respectivamente, refleja una apuesta por la renovación y una mezcla de experiencia y juventud para intentar ganar los partidos, a la vista decisivos, contra El Salvador y Surinam, para no quedarse rezagados en la pelea por el cupo al mundial.
Si algo es sabido y comprobado hasta el hartazgo, es que en las convocatorias nunca se queda bien con todos. Cada lista genera debates, críticas y polémicas entre aficionados, expertos y medios de comunicación. Siempre hay quienes cuestionan la ausencia de determinadas figuras, otros que no entienden la inclusión de ciertas novedades y algunos que ven riesgos o falta de experiencia en los llamados.
De tal forma, después de los empates con Surinam y Guatemala, muchos pedían a gritos el llamado a la selección nacional de dos veteranos y consagrados futbolistas, que juegan en "casa", ambos con experiencia internacional. Alberto "Negrito" Quintero, que ha tenido un 2025 de muy buen nivel y Armando Cooper, quien ha tenido un retorno exitoso, luego de casi dos años de inactividad.
Sin embargo, el cuerpo técnico liderado por Thomas Christiansen, fiel a su postura y convicciones, ignoró el clamor popular, que no necesariamente era una solución, sino más bien una apuesta y decidió creer en la base que viene trabajando con él y que le ha dado resultados positivos, eso sí, realizando algunos cambios de nombres, dentro de la plantilla usual, pero sin grandes novedades.
Destaca la inclusión de "caras nuevas", entre ellas Omar Browne, José Murillo y Jiovany Ramos, quienes aportan diversidad táctica y mentalidad fresca. Browne regresa después de no jugar desde marzo de 2023, lo que puede ser un plus para el mediocampo.
La apuesta por los legionarios junto a algunos "jugadores del patio", indica que el estratega busca un equilibrio en la convocatoria fortaleciendo todos los sectores del campo. Sin embargo, la selección presenta ausencias destacadas como la del capitán Aníbal Godoy, suspendido para la visita al Cuscatlán y Carlos Harvey, en recuperación post lesión, las cuales podrían afectar la solidez defensiva.
Estas bajas obligan a Christiansen a ajustar su esquema y buscar respuestas rápidas en jugadores menos experimentados, pero con ganas de destacar. Se espera que Panamá juegue con máxima intensidad y concentración total, con un planteamiento inteligente, cuidando el balón y buscando espacios para atacar con criterio.
La idea del DT., suponemos, será ser protagonistas, dominar el medio campo y usar la contundencia para aprovechar cualquier error del rival. Una de las claves debe ser la recuperación de la definición, ya que Panamá genera múltiples oportunidades, que no terminan en gol.
Dicho de otra forma, Panamá debe mezclar la presión ofensiva, la transición rápida y buscar eficacia en las dos áreas para sorprender a El Salvador y lograr un resultado positivo en una eliminatoria muy cerrada, donde cada punto es vital.
Lograr lo seis puntos en esta doble fecha sería lo ideal, sumar 4 (uno de visitante y 3 de local), no es mal negocio, pero no solo trasladaría la agonía para noviembre, sino que también se empezaría jugar con la calculadora en mano y pendiente de lo que pase siempre en el otro estadio.
Los nuevos convocados, la alta expectativa y la necesidad urgente de resultados crea un ambiente de máxima exigencia que pondrá a prueba la capacidad de Christiansen para motivar, planificar y consolidar un equipo competitivo con uno solo norte: "Renovación y compromiso": la clave de Panamá para ir al mundial.
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