La primera dama será una argentina o una belga
Publicado 2001/05/31 23:00:00
- MÉXICO
Los peruanos optarán este domingo entre una primera dama argentina o una belga cuando se dirijan a las urnas para votar en la segunda vuelta presidencial que enfrenta al centrista Alejandro Toledo, casado con Eliane Karp, y al socialdemócrata Alan García, esposo de Pilar Nores.
Nores es una economista de 52 años, natural de la ciudad argentina de Córdoba, que ya fue primera dama durante el gobierno que García encabezó de 1985 a 1990, en tanto que Karp, 47 años, una antropóloga, nació en París pero es de origen belga.
Durante toda la campaña electoral ambas guardaron perfiles opuestos: mientras Nores se guarecía a la sombra de su marido, asomando apenas, Karp destellaba con luz propia opacando en algunas ocasiones a su esposo con sus apariciones en las manifestaciones, en una actitud que le ha valido tanto elogios como durísimas críticas de analistas.
Karp es una de las principales asesoras de Toledo y se da por descontado que jugará un papel relevante si su esposo llega al poder. Nadie la imagina encargada sólo de las obras sociales de la presidencia y todos apuestan a que, como ella gusta subrayar, será una primera dama de "blue jean a tiempo completo".
La fuerte personalidad de esta pelirroja y sus ideas la sitúan en muchos casos a la izquierda del líder de Perú Posible, lo que le ha granjeado tanto simpatías como detractores. Por añadidura esta situación ha puesto los pelos de punta del estado mayor de Toledo, temerosos de que un eventual error de ella los prive del poder justo cuando lo están arañando.
En el entorno de Toledo, se asegura que le temen y que nadie se atreve a contradecirla cuando ella se ha trazado una meta.
A diferencia de Nores que ha salido ilesa de la campaña, Karp ha sido blanco en las últimas semanas de una agresiva campaña de acusaciones personales, que tienen más que ver con aspectos de su vida privada que con la contienda electoral y que buscan sembrar la duda entre los votantes sobre la idoneidad de esta mujer para representar simbólicamente a las peruanas.
En el otro lado del espectro aparece Nores, cuya discreción y perfil bajo es conocida desde la época en que García fue presidente, donde concedió escasas entrevistas a la prensa y su silencio alimentó rumores de desventuras palaciegas entre los muros del poder.
Desde esos tiempos se destaca una cualidad que en el Perú de estos tiempos parece una virtud: lavar los trapos sucios en casa.
La esposa de García arrastró en los ochentas durante su paso por el poder la fama de haber estado ideológicamente a la izquierda de su marido, que ya bastante revuelo creó con sus fracasadas ideas estatizantes, y de tener entre sus amistades a algunos ex montoneros argentinos.
Pero los tiempos han cambiado desde que la pareja pasó por el exilio parisino, y donde ella colaboró en la Fundación de Danielle Mitterrand. Hoy luce más suave y calma que la imagen que dejó en el imaginario popular.
Alan García se las ha ingeniado para aparecer con ella en alguna manifestación ante los reflectores y ofrecer la imagen de una paeja unida y feliz, a contrapelo de la convulsa y disipada vida que la prensa ha pintado de los Toledo.
De profesión economista, tuvo como uno de sus profesores en su país al actual ministro argentino de Economía, Domingo Cavallo, y está emparentada con el actual embajador de Buenos Aires en Lima, Víctor Martínez, quien es su tío, y que fue vicepresidente de Raúl Alfonsín (1983-89).
Madre de cuatro hijos -tres mujeres y un varón- Nores lleva casada con García 25 años. El matrimonio Toledo-Karp tiene una hija y una azorosa vida matrimonial: ambos se han casado dos veces después de haber estado separados una década.
Por coincidencia ambas mujeres conocieron a sus respectivos esposos cuando estudiaban en el extranjero a mediados de la década de los 70.
Nores y García se juntaron en la agonía de la España franquista, mientras que Karp y Toledo en la frenética universidad de Stanford en la entonces contestataria San Francisco de la época de Richard Nixon.
Nores es una economista de 52 años, natural de la ciudad argentina de Córdoba, que ya fue primera dama durante el gobierno que García encabezó de 1985 a 1990, en tanto que Karp, 47 años, una antropóloga, nació en París pero es de origen belga.
Durante toda la campaña electoral ambas guardaron perfiles opuestos: mientras Nores se guarecía a la sombra de su marido, asomando apenas, Karp destellaba con luz propia opacando en algunas ocasiones a su esposo con sus apariciones en las manifestaciones, en una actitud que le ha valido tanto elogios como durísimas críticas de analistas.
Karp es una de las principales asesoras de Toledo y se da por descontado que jugará un papel relevante si su esposo llega al poder. Nadie la imagina encargada sólo de las obras sociales de la presidencia y todos apuestan a que, como ella gusta subrayar, será una primera dama de "blue jean a tiempo completo".
La fuerte personalidad de esta pelirroja y sus ideas la sitúan en muchos casos a la izquierda del líder de Perú Posible, lo que le ha granjeado tanto simpatías como detractores. Por añadidura esta situación ha puesto los pelos de punta del estado mayor de Toledo, temerosos de que un eventual error de ella los prive del poder justo cuando lo están arañando.
En el entorno de Toledo, se asegura que le temen y que nadie se atreve a contradecirla cuando ella se ha trazado una meta.
A diferencia de Nores que ha salido ilesa de la campaña, Karp ha sido blanco en las últimas semanas de una agresiva campaña de acusaciones personales, que tienen más que ver con aspectos de su vida privada que con la contienda electoral y que buscan sembrar la duda entre los votantes sobre la idoneidad de esta mujer para representar simbólicamente a las peruanas.
En el otro lado del espectro aparece Nores, cuya discreción y perfil bajo es conocida desde la época en que García fue presidente, donde concedió escasas entrevistas a la prensa y su silencio alimentó rumores de desventuras palaciegas entre los muros del poder.
Desde esos tiempos se destaca una cualidad que en el Perú de estos tiempos parece una virtud: lavar los trapos sucios en casa.
La esposa de García arrastró en los ochentas durante su paso por el poder la fama de haber estado ideológicamente a la izquierda de su marido, que ya bastante revuelo creó con sus fracasadas ideas estatizantes, y de tener entre sus amistades a algunos ex montoneros argentinos.
Pero los tiempos han cambiado desde que la pareja pasó por el exilio parisino, y donde ella colaboró en la Fundación de Danielle Mitterrand. Hoy luce más suave y calma que la imagen que dejó en el imaginario popular.
Alan García se las ha ingeniado para aparecer con ella en alguna manifestación ante los reflectores y ofrecer la imagen de una paeja unida y feliz, a contrapelo de la convulsa y disipada vida que la prensa ha pintado de los Toledo.
De profesión economista, tuvo como uno de sus profesores en su país al actual ministro argentino de Economía, Domingo Cavallo, y está emparentada con el actual embajador de Buenos Aires en Lima, Víctor Martínez, quien es su tío, y que fue vicepresidente de Raúl Alfonsín (1983-89).
Madre de cuatro hijos -tres mujeres y un varón- Nores lleva casada con García 25 años. El matrimonio Toledo-Karp tiene una hija y una azorosa vida matrimonial: ambos se han casado dos veces después de haber estado separados una década.
Por coincidencia ambas mujeres conocieron a sus respectivos esposos cuando estudiaban en el extranjero a mediados de la década de los 70.
Nores y García se juntaron en la agonía de la España franquista, mientras que Karp y Toledo en la frenética universidad de Stanford en la entonces contestataria San Francisco de la época de Richard Nixon.
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