Seedorf sueña con Estambul
Publicado 2007/05/22 23:00:00
Después de su paso por el Ajax, Real Madrid e Inter, el holandés se consolidó en el Milán.
LA HUELLA de su palmarés deja el rastro de un jugador único. Clarence Seedorf disputará hoy ante el Liverpool su quinta final de la copa de Europa, siendo el único que la ganó con tres clubes diferentes.
El del Ajax (1995) fue el triunfo de la inconsciencia. El equipo era muy joven y no se daba cuenta exactamente de lo que había hecho. Las celebraciones fueron enormes. Pero quizás con el Real Madrid (1998) la alegría fue mayor porque entendía más la dificultad de ganar. Además, había pasado más de 30 años. Fue el éxito más vivido por parte del público.
Esa fue la copa de la madurez (2003) y también un desquite deportivo y personal tras algunos años de dificultad con el Inter, donde no pude ganar el Scudetto a pesar de tocarlo con la punta de los dedos.
No haber sido convocado para Alemania fue un disgusto enorme.
Creo que tanto en 1998 como en 2000 teníamos que haber ganado el Mundial y el Europeo. Sin embargo, llegamos a los penaltis en ambas semifinales cuando deberíamos haber ganado fácilmente. Sobre todo, en la Euro ante Italia: ocasiones, palos, tres penaltis fallados. Algo de locos.
Es cierto, pero no hay que ignorar que el fútbol inglés está en crecimiento. Cambiaron su mentalidad gracias a los entrenadores extranjeros y, a nivel de gestión, los inversores que han venido de fuera han aportado mucho.
Su visión acabó con muchos estereotipos británicos y sus éxitos provocaron un efecto cadena.
Nosotros ya jugamos una final en las semifinales ante el Manchester United. Fueron dos partidos, futbolísticamente hablando, insuperables. Entre Chelsea y Liverpool, pensaba que los Blues eran favoritos, pero los hombres de Benítez han demostrado que tienen más ambición que nadie.
No lo definiría así porque el torneo es importante por encima del adversario de la final. Tenemos el estímulo de ganar, con independencia de que el Liverpool sea nuestro rival en Atenas.
Hace dos años jugamos un gran partido. ¿Dónde puedo firmar para repetirlo?
En seis minutos, el partido cambió. Si hubiéramos jugado 20 veces más con el mismo escenario, hubiésemos ganado las 20.
Tenemos que concluir esta temporada a lo grande. Lo que cuenta son las ganas de vencer, por encima de la tradición o la historia. Teníamos más que el Bayern y el Manchester y debemos tener más que el Liverpool.
Durante mucho tiempo hemos soñado con Estambul. El pasado se instala en la maleta de las motivaciones para tener siempre otra más. Aquella derrota será un estímulo más.
Veo a mis compañeros, el ambiente, y creo que lo tenemos todo para vencer.
Tenemos el mismo problema desde el principio de temporada, pero los adversarios también juegan. Si impones tu ritmo durante 70 minutos, ya has conseguido algo, pero tienes que matar los partidos. Si no, te puede pasar lo que nos ocurrió en Manchester.
Entre nosotros hay una relación especial. Sin embargo, me niego a señalar que un jugador o dos sean la clave de un equipo.
El del Ajax (1995) fue el triunfo de la inconsciencia. El equipo era muy joven y no se daba cuenta exactamente de lo que había hecho. Las celebraciones fueron enormes. Pero quizás con el Real Madrid (1998) la alegría fue mayor porque entendía más la dificultad de ganar. Además, había pasado más de 30 años. Fue el éxito más vivido por parte del público.
Esa fue la copa de la madurez (2003) y también un desquite deportivo y personal tras algunos años de dificultad con el Inter, donde no pude ganar el Scudetto a pesar de tocarlo con la punta de los dedos.
No haber sido convocado para Alemania fue un disgusto enorme.
Creo que tanto en 1998 como en 2000 teníamos que haber ganado el Mundial y el Europeo. Sin embargo, llegamos a los penaltis en ambas semifinales cuando deberíamos haber ganado fácilmente. Sobre todo, en la Euro ante Italia: ocasiones, palos, tres penaltis fallados. Algo de locos.
Es cierto, pero no hay que ignorar que el fútbol inglés está en crecimiento. Cambiaron su mentalidad gracias a los entrenadores extranjeros y, a nivel de gestión, los inversores que han venido de fuera han aportado mucho.
Su visión acabó con muchos estereotipos británicos y sus éxitos provocaron un efecto cadena.
Nosotros ya jugamos una final en las semifinales ante el Manchester United. Fueron dos partidos, futbolísticamente hablando, insuperables. Entre Chelsea y Liverpool, pensaba que los Blues eran favoritos, pero los hombres de Benítez han demostrado que tienen más ambición que nadie.
No lo definiría así porque el torneo es importante por encima del adversario de la final. Tenemos el estímulo de ganar, con independencia de que el Liverpool sea nuestro rival en Atenas.
Hace dos años jugamos un gran partido. ¿Dónde puedo firmar para repetirlo?
En seis minutos, el partido cambió. Si hubiéramos jugado 20 veces más con el mismo escenario, hubiésemos ganado las 20.
Tenemos que concluir esta temporada a lo grande. Lo que cuenta son las ganas de vencer, por encima de la tradición o la historia. Teníamos más que el Bayern y el Manchester y debemos tener más que el Liverpool.
Durante mucho tiempo hemos soñado con Estambul. El pasado se instala en la maleta de las motivaciones para tener siempre otra más. Aquella derrota será un estímulo más.
Veo a mis compañeros, el ambiente, y creo que lo tenemos todo para vencer.
Tenemos el mismo problema desde el principio de temporada, pero los adversarios también juegan. Si impones tu ritmo durante 70 minutos, ya has conseguido algo, pero tienes que matar los partidos. Si no, te puede pasar lo que nos ocurrió en Manchester.
Entre nosotros hay una relación especial. Sin embargo, me niego a señalar que un jugador o dos sean la clave de un equipo.
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