El Hotel –Albergue- Turístico
- Madelag
Escritora
Mirábamos las olas llegar… a veces cariñosas y zalameras acariciaban las rocas, adornándolas con coronas de espuma… en otras ocasiones, arremetían contra ellas para que se deshicieran en arena y arrastrarlas a las profundidades del océano.
En la extensa terraza, Beto, mi amigo de la infancia, se había acomodado en una antigua mecedora de mimbre. En ella aún se dibujaba tenuemente la forma física de su abuelo don Chan, de ascendencia china.
Él ideó, dirigió la construcción y regentó el agradable Hotel-Albergue-Turístico, cercano a Portobelo.
- ¿ Lo extrañas mucho, verdad? , le dije a Beto.
¿ Quieres relatarme alguna anécdota de él ?
Beto, sonriendo alegremente, me contó lo siguiente:
- Como recordarás, mi abuelo mantenía una estricta vigilancia para que no sufriera menoscabo el ambiente familiar de su hotel. Cuando yo era aún un adolescente, pero no un ignorante con respecto a la vida, mi padre tuvo que ausentarse por unos días. Una tarde, el abuelo, ya de mucha edad, me entregó las llaves maestras y me solicitó que atendiera el registro de huéspedes.
El escritorio especial estaba a la entrada. Me sentí muy orgulloso de cumplir tan delicada misión. Casi oscurecía cuando llegaron dos mujeres.
Consideré que su aspecto no era el adecuado para que fueran nuestros huéspedes; pero amablemente les ofrecí asiento y fui a consultar con el abuelo, quien me escuchó con mucha atención.
Luego se incorporó, tomó su bastón y caminó hasta que estuvo frente a las solicitantes. Las saludó con una leve y elegante inclinación del torso; y con tono muy amable les preguntó: “Oye, ¿tú son o no son putas? ”.
- Yo diría que ese día fue cuando me gradué en hotelería, terminó riendo Beto.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.