El Caballero Lealtad
- Ricardo Arturo Ríos
Su capacidad para la acción se probó con sus aciertos y logros. Don Manuel era consecuente con sus ideas; sus discursos tenían como fundamento la “panameñidad”, la renovación cívica y el humanismo como sustento social.
Alfredo Figueroa Navarro, uno de los mejores ensayistas del Panamá literario, nos presenta un libro excepcional, Manuel Roy Castillo. Una vida ejemplar para todos los tiempos.
Manuel Roy, graduado de maestro en el Instituto Nacional, trabaja en su alma máter como inspector, vicerrector y rector. Se distinguió como educador, promotor cultural, historiador, escritor, crítico literario, deportista, bolivariano, cervantista. Fue presidente de la Asociación de Maestros y uno de los organizadores del Concurso Ricardo Miró, fundador de la Sociedad Bolivariana, presidente del Comité Olímpico panameño, Director General de Educación Física, Jefe de la Defensa Civil, Gobernador de la provincia de Chiriquí y como patriota acudió a la defensa de la soberanía durante la Guerra de Coto.
En su vida de funcionario actuó con entereza, honestidad, responsabilidad. Hombre de carácter fuerte y certeramente crítico, enfrentaba cualquier situación sin perder la postura de un hombre ético y expresaba lo necesario en el momento preciso. Su capacidad para la acción se probó con sus aciertos y logros. Don Manuel era consecuente con sus ideas; sus discursos tenían como fundamento la “panameñidad”, la renovación cívica y el humanismo como sustento social.
En el Nido de Águilas se enriqueció con el ideario de la educación como eje de la sensibilidad ciudadana. Su labor docente como inspector es un ejemplo de lo que debe ser la supervisión y evaluación del sistema escolar, fue puntual en la orientación crítica del desempeño de los educadores. Como dirigente gremial, luchó por el mejoramiento económico de los maestros. Tuvo el privilegio de colaborar como vicerrector del Instituto Nacional con José Dolores Moscote y el Maestro de la Juventud Panameña al despedirse de su cargo, calificó a Manuel Roy como el Caballero Lealtad.
Don Manuel Roy, como rector de los aguiluchos, continuó con éxito la organización de los sábados literarios musicales. Fue el promotor permanente de la creación de la Universidad de Panamá, pero las adversidades políticas le impidieron realizarla. Creó el lema cardinal: “¡Todo sea por la gloria institutora!”.
Su formación humanística hizo de él un entusiasta atleta, deportista y dirigente. Promovió la profesionalización de la Educación Física a nivel universitario e hizo del deporte un modo de ser ciudadano. Dirigió los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en Panamá en 1938. Como innovador, organizó a la par de las competencias deportivas un Concurso de Bellas Artes. Así encarnó el ideal griego del olimpismo, al armonizar la cultura con las actividades físicas. Iniciativa que sugerimos a Edwin Cabrera para los XVII Juegos Bolivarianos que se desarrollarán en Panamá para el 2013.
Manuel Roy fue director general de Educación Física (ayer INDE, hoy Pandeportes). En reconocimiento a su tenacidad y logros, el Estado panameño estableció la condecoración Manuel Roy al Mérito Deportivo, honor a un ciudadano ejemplar.
Como hombre de letras, manejó la prosa con soltura, casticismo y elegancia. Manuel siempre fue un lector infatigable. Ensayista por excelencia, elaboró textos relevantes y se destacó en la crítica literaria. Siguió los pasos de Guillermo Andreve como promotor cultural. Fue miembro de la Academia de la Lengua y de la Historia. Un humanista al estilo de Cervantes.
Moral y luces guían su trayectoria como bolivariano. Fundador de la Sociedad Bolivariana de Panamá, ejerce su mandato durante treinta y ocho años.
El hombre semilla. Pocas veces en el devenir republicano se da la conjunción ética del sentir con el hacer. En una sociedad sin valores como la nuestra, leer el libro de Alfredo Figueroa Navarro es reencontrarnos con nuestra épica de la esperanza. Allí está todo un manual de civismo y moral, una conducta sin dobleces.
Manuel Roy encarnó las virtudes ciudadanas de la sabiduría, el valor del autocontrol, la prudencia, la generosidad, la paciencia, la diligencia, la perseverancia, el aprovechamiento del tiempo, la sobriedad, el coraje, la verdad sin complacencias, la fidelidad, la laboriosidad, la disciplina y la confianza en sí mismo.
En uno de sus memorables discursos fue puntual al señalar “la falta del espíritu de responsabilidad ciudadana, rudeza y vulgaridad en el hacer y decir, política mercenaria encaminada, las más de las veces, al encubrimiento y al lucro personal”. Sin duda, Manuel Roy, el Caballero Lealtad, es uno de nuestros Hércules ciudadanos.
Alfredo Figueroa Navarro organiza el libro en diez capítulos, con anexos de los textos literarios, históricos, educativos, bolivarianos, deportivos y de su vida pública. Una iconografía significativa y elocuentes testimonios de Gloria Guardia, Aristides Royo, Jaime Ingram, Carlos A. Patterson, María Teresa Viggiano de Obarrio, Rubén Darío Carles y María Eugenia de Gutiérrez.
Incluye los reconocimientos, condecoraciones y diplomas. Es un libro para atesorar.
Reseña dedicada a Edwin Cabrera, otro Quijote del deporte nacional.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.