El día de Navidad en La Peatonal
- Redacción /
Los pequeños se tomaron la avenida y pasearon de manera fluida, luciendo nuevos atuendos y juguetes de variadas dimensiones y colores, que sirvieron para dibujar sonrisas en sus rostros para satisfacción de los padres complacientes.
El movimiento en "La Peatonal" de la Avenida Central no era el usual. No se parecía en nada al ir y venir de gente que se aprecia en épocas regulares y, muchos menos, se asemejaba a los primeros 24 días de diciembre.
Era el día de Navidad. El mundo festejaba el nacimiento del Salvador. Familias y, sobre todo, niños panameños, hicieron suyo el concurrido tramo de la urbe capitalina, que desde tempranas horas de la mañama se atiborró de muñecas, bicicletas, coches, y lo mejor de todo, sonrisas.
La ciudad amaneció en calma. Como por arte de magia, la cantidad de "Diablos Rojos" se había reducido casi a la nada, mientras los triciclos, las pangas y otros vehículos de juego se adueñaban de la avenida "contaminando" el ambiente con semblantes que irradiaban dicha y producían ruidos de felicidad.
Quizás los protragonistas de esta historia no tenían posibilidades de transportarse a lugares de esparcimiento más óptimos, pero igual gozaron de la aventura que significa ver a su prole abrir un regalo y pasear en familia.
Las escenas evidenciaban que los obsequios no tienen que ser muy costosos para que quienes los reciban ofrezcan una sonrisa a cambio. También se constató que nada es mejor que jugar al aire libre, donde el espacio es infinito y la custodia, aunada al ojo protector del padre, ofrecen seguridad.
Al final de la jornada, hubo muestras de agotamiento, pero la satisfacción de haber hecho feliz en Navidad a los pequeños de la casa, sirvió para renovar las fuerzas e iniciar el camino hacia el próximo año en donde los niños de hoy serán más grandes, al igual que el amor que impulsa a sus tutores a realizar esfuerzos para que cada Navidad sea un día inolvidable.
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