El latín, una lengua ¿muerta?
- Ariel Barría Alvarado
Hablábamos la semana pasada de la vigencia que tiene el latín en nuestros días, y comentábamos cuán necesario resulta un cierto entendimiento de esta lengua muerta cuando se escribe o se lee. Ponía como ejemplo la novela “Por este signo vencerás”, de la chiricana Mónica Miralles, en la que se exploran los tiempos de Constantino en la Roma Imperial; y con este pretexto llegamos a nuestra cotidianidad.
Los juristas latinos usaban la expresión “in flagranti delicto” para referirse al que era pillado con las manos en la masa; en español, se deforma la frase para dar lugar a “in fraganti”, “infraganti” (sin necesidad de más especificaciones) o “en flagrante delito”, aludiendo al que es sorprendido justo en el momento en que comete una acción, por lo general oprobiosa. Hay cierta inclinación a confundir esta locución con “fragancia” y sus derivados, lo que es incorrecto.
Si de confusiones se trata, pocas veces escuchamos bien empleado, en la radio o en la televisión, el concepto “modus operandi”. Significa “modo de actuar”, y se refiere a la manera en que alguien ejecutó una acción. Siempre se usará según el género masculino y será invariable en plural o singular: “La DIJ determinó que el modus operandi en ambos casos es el mismo…”, “La Fiscalía analizará los modus operandi para establecer posibles vínculos…” Las otras formas, más que confusiones, son serias contusiones sobre la lengua común.
“Grosso modo” es una forma para decir que algo está hecho superficialmente, que no se ha ido al fondo del asunto; un presupuesto presentado “grosso modo” servirá solo para tener una idea del manejo de los fondos, pero no para llegar a conclusiones definitivas. Nunca diga “a grosso modo”, porque la preposición ya está contemplada en la frase latina.
“Ad hoc” significa algo así como “para eso y sólo para eso”; es decir, si mañana se crea una comisión ad hoc para organizar el Carnaval frente a Panamá La Vieja, en el amplio espacio que se crea con la marea baja, los comisionados no podrán hacer otras recomendaciones. También se emplea para referirse a la relación complementaria, exclusiva, entre sistemas: “La empresa monitorea sus productos mediante un sistema ad hoc que garantiza su calidad…”
“Ex profeso” o “exprofeso” tiene que ver con las acciones hechas con cierta intención. “El motor de la lancha fue dañado ex profeso, justo antes de la fuga de los reos”.
“Honoris causa” es una condecoración, un diploma o un título que se conceden sobre la base del honor, de la honra adquirida. Muchos políticos y personajes famosos ostentan certificados universitarios con esta explicación, lo que significa que jamás calentaron una silla en esas aulas, pero los recibieron por sus logros (y a veces por las generosas donaciones realizadas).
Es importante reiterar que las normas actuales mandan que se acentúen estas palabras según las reglas del español: hábeas corpus, sui géneris, ultimátum, vox pópuli, ad honórem, quórum, etcétera…), y que, en el caso de las frases, estas deben ser pronunciadas en su forma latina, sin introducirles modos del español. No haga como el señor que dijo por la radio que él exigía que una antena fuera quitada de su barrio “ipsofactamente” (la locución “ipso facto” equivale a “de inmediato”).
Hay que estudiar las frases en latín, saber cómo incorporarlas a nuestra comunicación y, entre otras cosas, entender que no siempre son lo que parecen, porque “Cogito, ergo sum” no es más que “Pienso, por lo tanto existo”, y “Mater tua mala burra est” por más feo que suene solo quiere decir: “Tu mamá come manzanas maduras”. Hasta el domingo. Die dulci fruere!
Que la palabra te acompañe.
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