En Defensa de la Familia
Publicado 2004/03/21 00:00:00
Faltan programas sistemáticos y recursos para atender los problemas de la familia panameña, pero ante todo voluntad política
Alma Montenegro de Fletcher parte por señalar como precario el trato que el sistema le da a la familia panameña, aun cuando destaca avances significativos como el aportado por la Doctora Clara González de Berlinger con la ley 24 de 1951, que da paso al surgimiento del Tribunal Tutelar de Menores, como respuesta al drama de los menores desamparados y con problemas de conducta.
Las leyes están, pero como sostiene, urgen recursos materiales y humanos, pero es necesario llegar a un buen diagnóstico de la situación para tener una visión integral del problema.
Esa fue una de las respuestas que nos dio Alma Montenegro de Fletcher, hoy Procuradora de la Administración, ayer Juez del Tribunal Tutelar de Menores, en una entrevista que derivó en una experiencia apreciable de solidez de conceptos y entronque, entre principios y un protagonismo que vincula a su formación familiar y a sus vivencias de juventud.
Esta alta funcionaria, con aspecto de señora indefensa y dulce, se revela como una defensora tenaz de la familia, la mujer y la juventud, lo que avala con ejecutorias que han contribuido a mejorar la legislación que toca esos aspectos.
No basta -afirma- con saber que existen adolescentes embarazadas y ofrecer educación sexual. Hay que ver la temática de la familia como la primera institución de la sociedad que necesita un mínimo de condiciones para tener donde vivir, en qué trabajar y contar con los ingresos mínimos.
Para Alma Montenegro de Fletcher la pobreza y los bajos niveles de educación inciden de manera dramática en esta situación, y señala que de acuerdo al último censo el 50 por ciento de los jefes de familia tenían un nivel escolar que no superaba el tercer grado de primaria.
Recuerda que aun cuando la década del 70, en que fue juez del Tribunal Tutelar de menores, hubo una renovación en la Legislación sobre la familia, con comités en los que participaron organizaciones de bases, organismos cívicos, la iglesia y organismos sindicales, en los años 80 ese esfuerzo sufrió un descenso, que comienza a retomarse en la década de los 90, en un nuevo escenario donde la mujer es mucho más consciente de sus derechos.
Pero si las leyes existen, entonces, qué falta?, le preguntamos, y señaló como necesaria la introducción sistemática de programas y recursos, pero ante todo voluntad política.
Para los jóvenes con problemas de conducta, que son un porcentaje mínimo, la solución no es bajar la edad de responsabilidad. Lo que se requiere en este país es construir un centro con la seguridad y los servicios para atender a ese tipo de muchachos, enfatizó.
Mientras que la familia esté marginada del desarrollo será imposible resolver el problema, añadió.
En su balance, la Procuradora de la Nación apela también a un cambio en la actitud de los hombres.
Los estereotipos sociales tienen siglos y los patrones de comportamiento vienen con eso y no es fácil cambiar conductas , más cuando se trata de seres humanos acostumbrados al privilegio...el hombre ha estado acostumbrado a que la mujer absorba trabajo en la casa, que sea buena esposa, que críe bien a los hijos y si tiene que trabajar en calle que lo haga bien.
Por mi misma formación, cada vez que he tenido la oportunidad de incidir en un mejoramiento de la legislación de la familia lo he hecho. Cuando ingresé en el sistema de justicia en 1962, como secretaria de la Fiscalía Tercera. Como juez municipal, atendiendo los juicios de familia e introduciendo variables para ayudar, no para imponer coercitivamente la pensión, sino para que se entendiera que la relación de familia exige deponer actitudes que se derivan de las relaciones de pareja, explicó
En la Constitución de 1972 -añadió- logramos que se introdujera el artículo 58, donde se establecía la obligación del Estado en promover programas de fortalecimiento en beneficio de la familia. Cuando ingresamos en el Tribunal Tutelar de menores encontramos que la posición era atender a los menores con problemas de conducta, las reclamaciones por problemas de guarda y crianza y de reglamentación de visitas. En el estudio que hicimos de la situación, llegamos a la conclusión de que lo que atendíamos era la patología, las consecuencias de situaciones estructurales de la sociedad, no el problema en sí. Por eso promovimos un análisis más integral de la familia en Panamá, para darle sustento legal.
Una mujer firme, sin cuyo liderazgo no se habrían podido llevar adelante muchos de los programas que se han realizado, afirma su colaboradora y amiga de toda la vida Rosa María Bolaños.
Esa es la consecuencia, pero cuáles son los orígenes? Nuestra entrevistada sonríe con la mirada buscando los recuerdos, y la segura algarabía de una familia de 20 hermanos. Miguel Montenegro Escartín, un viudo con 10 hijos, conoció luego a Herlinda Navarro, su madre, quien le dio diez hijos más. Alma es la tercera de esa segunda camada.
"Es que en esos tiempos no había televisión", dice ella entre carcajadas, para luego destacar los fuertes nexos fraternales que han unido a todos sus hermanos, y la creatividad con que los alimentaba su madre.
Calle 12 Santa Ana, y sobre todo Pueblo Nuevo, entonces algo así como "el interior de la República", fueron los escenarios de su niñez, en un ambiente sano que confirma al profeta cuando afirmaba que "la felicidad está en el campo no en la ciudad".
De la escuela primaria República de Guatemala rememora a su maestra Inés Boza, aquella que con los diez reglazos por cada falta ortográfica la convirtió en una devota de la escritura correcta porque -recuerda divertida- "la letra con sangre entra".
Quienes la conocieron esos años no la imaginaban siquiera como una futura profesional de las Ciencias Políticas, porque si en algo se destacaba era en los deportes. Nadie podría pensar que la short stop de la liga se sofbol de Santa Rita sería Procuradora de la Administración, y menos con su pequeño tamaño y su menuda figura, pero ella aclara que "era muy buena en el campo corto".
Decidirse por el Derecho fue un proceso que enfrentó entre otras cosas la tradición de un país machista donde a las mujeres se les tenía reservada como profesiones el magisterio, la enfermería, o el sector comercial.
Del Liceo de Señoritas pasó a la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, y hasta allí llegó la tradición, y la participación en las organizaciones estudiantiles fue perfilando su carácter.
Fui dirigente de la Asociación Federada de la Normal -indica- y, en 1952, después que el entonces ministro de educación Ruben Darío Carles (padre) expulsa, de la dirección, por razones políticas, al profesor Vicente Bayard P, hice parte de la dirigencia de un movimiento que se saldó con la expulsión de ocho estudiantes, cinco varones y tres mujeres, yo entre ellas.
Antes habían cesado del colegio a profesores destacados como Ligia Acuña, Eduardo Grau, Carlos Francisco Changmarín y Ángela Arrue, hoy Vicerrectora de la Universidad del Istmo.
Un breve tiempo y, quizás por sus actividades deportivas, ingresa a la Escuela de Educación Física, adscrita entonces la Facultad de Humanidades, pero seis meses más tarde se convence que su futuro está en las Ciencias Políticas y en 1955 se matricula en la facultad de Derecho de la Universidad de Panamá.
De una promoción de 70 estudiantes, sólo nueve eran mujeres. Al final sólo diez se graduaron, y ella fue la única dama de un grupo en el que figuraban Carlos Vásquez, padre del actual presidente del Colegio Nacional de Abogados, Ricardo Alonso Rodríguez , Modesto Justiniani y Arquímedes Barrios, entre otros.
Con 41 años de casada, elogia el apoyo que ha recibido de su compañero, Manuel Roy Fletcher, y de sus hijos Alexis Alberto y Rogelio.
Se trata de un fenómeno social que debe ser identificado y perseguido, y los responsables deben pagar, afirma la Procuradora de la Administración y explica que no se trata sólo de sentencias sino del reforzamiento de valores y de la vocación de servicios.
Pero pese a los esfuerzos oficiales y cívicos, existe una percepción generalizada de un incremento en este tipo de prácticas, le señalamos y responde que "en el caso de la corrupción debe desparecer la ambivalencia".
"En la identificación y persecución de la corrupción, la legislación panameña es muy débil" -asevera- y añade que hay que definir más directamente las figuras "para que la ley no permita el desvío de lo que debe ser una buena investigación, porque en este país lamentablemente son los pobres los que están en las cárceles, no los monos gordos, ni los de cuello y corbata, ni los que incurren en enriquecimiento ilícito".
De manera integral aboga por el reforzamiento de valores, por ejemplo, en el sector público, para que ciertos funcionarios dejen de percibir los cargos como de propiedad personal, y superen la discrecionalidad absurda y abusiva.
Es lo que busca la Institución que dirige al promover una Red Interinstitucional de Ética Pública, que se reproduce en comités y que cuenta con una Carta de Compromiso firmada ya por 28 Instituciones.
Existe, además, una ley contra la corrupción que espera se cumpla aun después que ponga fin a sus más de 30 años en la Administración Pública, y para cuyo cumplimiento -expresa- estará vigilante.
Alma Montenegro estima que en su larga batalla por aportar a esta materia nada hubiera sido posible si no hubiese contado con oídos receptivos y con un buen equipo de trabajo. A sus casi 69 años está convencida que los temas de la Administración Pública se deben sustraer de los vaivenes de la política.
La administración Pública nos pertenece a todos, -subraya- y los funcionarios, ya sean elegidos o nombrados tenemos un compromiso de administrar los bienes que nos ponen en las manos, ya sean de dinero o fondos, de estructuras o programas, y debemos demostrar con nuestra actuación que podemos llevar adelante el proyecto de Nación que hace tanta falta en este país.
Las leyes están, pero como sostiene, urgen recursos materiales y humanos, pero es necesario llegar a un buen diagnóstico de la situación para tener una visión integral del problema.
Esa fue una de las respuestas que nos dio Alma Montenegro de Fletcher, hoy Procuradora de la Administración, ayer Juez del Tribunal Tutelar de Menores, en una entrevista que derivó en una experiencia apreciable de solidez de conceptos y entronque, entre principios y un protagonismo que vincula a su formación familiar y a sus vivencias de juventud.
Esta alta funcionaria, con aspecto de señora indefensa y dulce, se revela como una defensora tenaz de la familia, la mujer y la juventud, lo que avala con ejecutorias que han contribuido a mejorar la legislación que toca esos aspectos.
No basta -afirma- con saber que existen adolescentes embarazadas y ofrecer educación sexual. Hay que ver la temática de la familia como la primera institución de la sociedad que necesita un mínimo de condiciones para tener donde vivir, en qué trabajar y contar con los ingresos mínimos.
Para Alma Montenegro de Fletcher la pobreza y los bajos niveles de educación inciden de manera dramática en esta situación, y señala que de acuerdo al último censo el 50 por ciento de los jefes de familia tenían un nivel escolar que no superaba el tercer grado de primaria.
Recuerda que aun cuando la década del 70, en que fue juez del Tribunal Tutelar de menores, hubo una renovación en la Legislación sobre la familia, con comités en los que participaron organizaciones de bases, organismos cívicos, la iglesia y organismos sindicales, en los años 80 ese esfuerzo sufrió un descenso, que comienza a retomarse en la década de los 90, en un nuevo escenario donde la mujer es mucho más consciente de sus derechos.
Pero si las leyes existen, entonces, qué falta?, le preguntamos, y señaló como necesaria la introducción sistemática de programas y recursos, pero ante todo voluntad política.
Para los jóvenes con problemas de conducta, que son un porcentaje mínimo, la solución no es bajar la edad de responsabilidad. Lo que se requiere en este país es construir un centro con la seguridad y los servicios para atender a ese tipo de muchachos, enfatizó.
Mientras que la familia esté marginada del desarrollo será imposible resolver el problema, añadió.
En su balance, la Procuradora de la Nación apela también a un cambio en la actitud de los hombres.
Los estereotipos sociales tienen siglos y los patrones de comportamiento vienen con eso y no es fácil cambiar conductas , más cuando se trata de seres humanos acostumbrados al privilegio...el hombre ha estado acostumbrado a que la mujer absorba trabajo en la casa, que sea buena esposa, que críe bien a los hijos y si tiene que trabajar en calle que lo haga bien.
Por mi misma formación, cada vez que he tenido la oportunidad de incidir en un mejoramiento de la legislación de la familia lo he hecho. Cuando ingresé en el sistema de justicia en 1962, como secretaria de la Fiscalía Tercera. Como juez municipal, atendiendo los juicios de familia e introduciendo variables para ayudar, no para imponer coercitivamente la pensión, sino para que se entendiera que la relación de familia exige deponer actitudes que se derivan de las relaciones de pareja, explicó
En la Constitución de 1972 -añadió- logramos que se introdujera el artículo 58, donde se establecía la obligación del Estado en promover programas de fortalecimiento en beneficio de la familia. Cuando ingresamos en el Tribunal Tutelar de menores encontramos que la posición era atender a los menores con problemas de conducta, las reclamaciones por problemas de guarda y crianza y de reglamentación de visitas. En el estudio que hicimos de la situación, llegamos a la conclusión de que lo que atendíamos era la patología, las consecuencias de situaciones estructurales de la sociedad, no el problema en sí. Por eso promovimos un análisis más integral de la familia en Panamá, para darle sustento legal.
Una mujer firme, sin cuyo liderazgo no se habrían podido llevar adelante muchos de los programas que se han realizado, afirma su colaboradora y amiga de toda la vida Rosa María Bolaños.
Esa es la consecuencia, pero cuáles son los orígenes? Nuestra entrevistada sonríe con la mirada buscando los recuerdos, y la segura algarabía de una familia de 20 hermanos. Miguel Montenegro Escartín, un viudo con 10 hijos, conoció luego a Herlinda Navarro, su madre, quien le dio diez hijos más. Alma es la tercera de esa segunda camada.
"Es que en esos tiempos no había televisión", dice ella entre carcajadas, para luego destacar los fuertes nexos fraternales que han unido a todos sus hermanos, y la creatividad con que los alimentaba su madre.
Calle 12 Santa Ana, y sobre todo Pueblo Nuevo, entonces algo así como "el interior de la República", fueron los escenarios de su niñez, en un ambiente sano que confirma al profeta cuando afirmaba que "la felicidad está en el campo no en la ciudad".
De la escuela primaria República de Guatemala rememora a su maestra Inés Boza, aquella que con los diez reglazos por cada falta ortográfica la convirtió en una devota de la escritura correcta porque -recuerda divertida- "la letra con sangre entra".
Quienes la conocieron esos años no la imaginaban siquiera como una futura profesional de las Ciencias Políticas, porque si en algo se destacaba era en los deportes. Nadie podría pensar que la short stop de la liga se sofbol de Santa Rita sería Procuradora de la Administración, y menos con su pequeño tamaño y su menuda figura, pero ella aclara que "era muy buena en el campo corto".
Decidirse por el Derecho fue un proceso que enfrentó entre otras cosas la tradición de un país machista donde a las mujeres se les tenía reservada como profesiones el magisterio, la enfermería, o el sector comercial.
Del Liceo de Señoritas pasó a la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, y hasta allí llegó la tradición, y la participación en las organizaciones estudiantiles fue perfilando su carácter.
Fui dirigente de la Asociación Federada de la Normal -indica- y, en 1952, después que el entonces ministro de educación Ruben Darío Carles (padre) expulsa, de la dirección, por razones políticas, al profesor Vicente Bayard P, hice parte de la dirigencia de un movimiento que se saldó con la expulsión de ocho estudiantes, cinco varones y tres mujeres, yo entre ellas.
Antes habían cesado del colegio a profesores destacados como Ligia Acuña, Eduardo Grau, Carlos Francisco Changmarín y Ángela Arrue, hoy Vicerrectora de la Universidad del Istmo.
Un breve tiempo y, quizás por sus actividades deportivas, ingresa a la Escuela de Educación Física, adscrita entonces la Facultad de Humanidades, pero seis meses más tarde se convence que su futuro está en las Ciencias Políticas y en 1955 se matricula en la facultad de Derecho de la Universidad de Panamá.
De una promoción de 70 estudiantes, sólo nueve eran mujeres. Al final sólo diez se graduaron, y ella fue la única dama de un grupo en el que figuraban Carlos Vásquez, padre del actual presidente del Colegio Nacional de Abogados, Ricardo Alonso Rodríguez , Modesto Justiniani y Arquímedes Barrios, entre otros.
Con 41 años de casada, elogia el apoyo que ha recibido de su compañero, Manuel Roy Fletcher, y de sus hijos Alexis Alberto y Rogelio.
Se trata de un fenómeno social que debe ser identificado y perseguido, y los responsables deben pagar, afirma la Procuradora de la Administración y explica que no se trata sólo de sentencias sino del reforzamiento de valores y de la vocación de servicios.
Pero pese a los esfuerzos oficiales y cívicos, existe una percepción generalizada de un incremento en este tipo de prácticas, le señalamos y responde que "en el caso de la corrupción debe desparecer la ambivalencia".
"En la identificación y persecución de la corrupción, la legislación panameña es muy débil" -asevera- y añade que hay que definir más directamente las figuras "para que la ley no permita el desvío de lo que debe ser una buena investigación, porque en este país lamentablemente son los pobres los que están en las cárceles, no los monos gordos, ni los de cuello y corbata, ni los que incurren en enriquecimiento ilícito".
De manera integral aboga por el reforzamiento de valores, por ejemplo, en el sector público, para que ciertos funcionarios dejen de percibir los cargos como de propiedad personal, y superen la discrecionalidad absurda y abusiva.
Es lo que busca la Institución que dirige al promover una Red Interinstitucional de Ética Pública, que se reproduce en comités y que cuenta con una Carta de Compromiso firmada ya por 28 Instituciones.
Existe, además, una ley contra la corrupción que espera se cumpla aun después que ponga fin a sus más de 30 años en la Administración Pública, y para cuyo cumplimiento -expresa- estará vigilante.
Alma Montenegro estima que en su larga batalla por aportar a esta materia nada hubiera sido posible si no hubiese contado con oídos receptivos y con un buen equipo de trabajo. A sus casi 69 años está convencida que los temas de la Administración Pública se deben sustraer de los vaivenes de la política.
La administración Pública nos pertenece a todos, -subraya- y los funcionarios, ya sean elegidos o nombrados tenemos un compromiso de administrar los bienes que nos ponen en las manos, ya sean de dinero o fondos, de estructuras o programas, y debemos demostrar con nuestra actuación que podemos llevar adelante el proyecto de Nación que hace tanta falta en este país.
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