Frases
- Ariel Barría Alvarado
Varios domingos atrás, me dispuse a exponer esas frases (de mala gana las he llamado “célebres”) que uno escucha a menudo en este contexto del lenguaje y de las normas que lo definen. Al principio creí que eran unas cuantas; sin embargo, fue como abrir la caja de Pandora (pausa: me dijo una profesora de séptimo grado que en cierta ocasión asignó a los estudiantes que dibujaran su concepto de la caja de Pandora, después de una lectura al respecto; uno de los estudiantes, quien faltó a la clase anterior, llegó con una lámina de esas que venden en la sección escolar de los almacenes, y una nota de la acudiente del chico: “Profesora, esta lámina muestra todos los instrumentos musicales, y ninguno de ellos es la caja de Pandora; ¿podría decirle a mi hijo con qué otro nombre se conoce?”).
Retomemos el tema, y finalicémoslo hoy, por fin. He aquí otras de esas frases “célebres” que debemos borrar del vocabulario:
A mí no me escriba con palabras confusas:esta es una expresión que puede estar en esta lista con razón o de manera injusta. Verdad que hay expresiones confusas: “¡Corre, el perro de tu marido está en el parque persiguiendo a la vecina!” Pero hay ocasiones en que las personas consideran confuso todo lo que no entienden, y estamos hablando de gente con un léxico muy pobre: “Cámbieme eso de ‘homenaje póstumo’, ¿quién va a entender de lo que se trata ese acto?” Para estas personas, todo lo que se sale de su marco comprensivo es confuso, y lo peor del caso es que pretenden meter allí a los demás.
¿Vandalismo con uve? ¿No ve que es con “be” de bandolero?:estos que hablan así son los primos malvados de los anteriores. Ellos tienen sus propias reglas, aprendidas quién sabe dónde, y no admiten que se las cambien; es más, quieren que otras personas se rijan por ellas. Conozco a una persona que reclamó por escrito a quien cuestionara los criterios que empleaba para corregir: “No vuelva a poner en duda mi ‘profecionalismo’ jamás”, arguyó la obtusa (lo siento, era una dama).
Hablamos (o escribimos) mal para que nos entienda el pueblo:¡pobre pueblo! Al pueblo se le achacan todo tipo de defectos, proclividades, desajustes… y también una escasa capacidad de comprensión. ¡Paparruchas! Si dejamos a un lado el elitismo, el cultismo, el tecnicismo, que tienen su público, con el nivel estándar del lenguaje se llega sin problemas a la población. Esas posturas de hablar “como maleante” para ser comprendidos por “el pueblo” es una impostura desagradable (a menos que el que hable no conozca otros modos). En nada contribuye a la claridad del mensaje quien introduce a propósito deformaciones del lenguaje.
Ammm, ¿cómo se dice en español?:estoy seguro de que esta frase la han escuchado varias veces; quien la emplea (excepto en el caso de que hable español como segunda lengua), por lo general, sólo quiere impresionar, y casi nunca lo logra (el truco ya es muy conocido).
Aquí no se agota la lista de frases “célebres” que escuchamos a diario, pero basta por ahora. Lo importante es desenmascarar su falsedad, corregirlas si es posible, desestimarlas siempre, no usarlas nunca, y comprometernos a conocer más nuestra lengua, a aprender sus normas y emplearlas con corrección. No se ama lo que no se conoce. Nuestro idioma es el que nos permite comunicarnos día tras día; si somos afortunados, también podremos heredarlo a nuestros hijos y ellos, de seguro, querrán usarlo como nos lo escucharon a nosotros.
Que la palabra te acompañe.
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