La ortografía y el calendario
- Ariel Barría Alvarado (Profesor de lengua y litera
Afines de los 70, Neil Diamond popularizó una hermosa canción, llena de sentimiento, de esas que van directo al corazón, y que se sigue escuchando hasta la fecha: “September morn” (“Mañana de septiembre”).
Al final de la melodía, en la parte que se queda más pegada al oído, Diamond dice: “September morn/ Do you remember how we danced that night away/ Two lovers playing scenes/ from some romantic play/ September morning still can/ make me feel that way…”
Con nuestro inglés chiricano, interpretaríamos: “Mañana de septiembre/ ¿Te acuerdas cómo bailamos en esa noche lejana? /Dos amantes interpretando escenas/ de cierta obra romántica/ Mañana de septiembre, todavía/ puede hacerme sentir aquello... "
Hoy 4 de septiembre, primera columna del mes, llega a mi mente la hermosa canción, a propósito de un texto que acabo de ver, donde los días de la semana y los nombres de cada mes aparecen con letras mayúscula inicial. Ya antes debo haberme referido al tema, pero vale la pena que reiteremos las normas ortográficas que rigen la materia.
En inglés, todos esos nombres a los que hacemos alusión se escriben con mayúscula inicial. En inglés. En cambio, en español, las reglas ortográficas indican que, excepto si están escritos al inicio de una oración, o después de un punto, los días de la semana, los meses del año, al igual que las estaciones, han de escribirse con minúscula (por eso en mi traducción personal de “September morn” la palabra “septiembre” va con minúscula).
Como casi siempre ocurre en la vida, hay excepciones, y estas se aplican para aquellas oportunidades en que esas palabras forman parte de expresiones que se refieren a fechas históricas, nombres asignados a construcciones, lugares o vías.
Solo en estos casos tales nombres requerirán la mayúscula inicial: “Los desfiles del 3 de Noviembre”; “Frente a la plaza 5 de Mayo”; “La avenida 12 de Octubre”; “La procesión del Viernes Santo”; “Inició el programa Verano Feliz”…
A propósito, ¿qué se hicieron aquellos poemas con los que se nos enseñaban cuántos días tenía cada mes? ¿Se siguen repitiendo en las escuelas? En particular recuerdo aquel que decía: “Treinta días tiene septiembre/, abril, junio y noviembre/ febrero tiene veintiocho/ y los demás treinta y uno”. (Algo tenían que ver con la recitación los nudillos de la mano cerrada, pero esa es harina de otro costal).
También debíamos aprender que los nombres de los días y de los meses se relacionaban con hechos de la mitología latina. Así por ejemplo, enero (Ianuarius) era en honor a Janus, dios bifronte, que veía el pasado y el futuro (por eso se le coloca cuando finaliza un año y principia otro). Febrero era en honor a Plutón, quien se conocía también como Febrio; marzo, por Marte, dios de la guerra; abril por las flores que comenzaban a abrirse (“aperio”) con la primavera; mayo por Maia, diosa primaveral; junio por la diosa Juno; julio por Julio César; agosto por Augusto, otro emperador; septiembre porque alguna vez fue el séptimo mes (“septem”, cuando para los romanos el año comenzaba en marzo, y eso nos indica el origen de los nombres restantes).
Similar interés concitan los días de la semana: domingo (dies solis, en latín, “día del sol”, y de ahí “Sunday” en inglés, y “die Domini” o día del Señor, también en latín); lunes, por la Luna; martes, por Marte; miércoles por Mercurio; jueves por Júpiter; viernes por Venus y sábado por Saturno.
Son nombres que usamos diariamente, y que tienen una interesante historia detrás de ellos. Ah, y se escriben con minúscula.
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