Las bodegas emblemáticas
Su dorado Chardonnay es un delicado vino de aromas y sabores frutales y un final untuoso por su paso por barricas de roble. Sus tintos se caracterizan por la gran profusión de aromas y sabores y con una larga capacidad de guarda.
En esta última fase de nuestra estadía en Mendoza, visitamos las bodegas Catena Zapata y Belasco de Baquedano, dos bodegas que, coincidencialmente tienen en común, el que sus edificios tengan semejanzas con famosas y conocidas construcciones antiguas: Catena Zapara está construida con la forma de un templo maya y el edificio de Belasco de Baquedano se refleja en su estanque; el mismo reflejo se obtiene en los estanques de el Partal y la Torre de Comares sobre el Patio de los Arrayanes, en la Alhambra de Granada.
La réplica maya de Catena Zapata esconde una torre metálica con amplios ventanales que permiten la iluminación de todo el complejo hasta el sótano donde se encuentra la circular sala de barricas que rodea el salón de catas y donde nos esperaban Jorge Crotta, Gerente de Exportación y José Galante, enólogo jefe, para ofrecernos la degustación de sus productos más señalados. La historia de Catena Zapata se inicia en 1898 cuando Nicola Catena llega a Argentina desde su lejana Italia. Apuesta por el Malbec y desde entonces se han esforzado en elaborar vinos con esa variedad. Producen vino de alta gama que han recibido altas calificaciones en las revistas especializadas y se producen en cantidad limitada. De estos, degustamos el Malbec de la línea Catena Zapata y el Chardonnay, Malbec y Cabernet Sauvignon de la línea Catana Alta, con uvas procedentes de los mejores viñedos, las que se añejan en barricas nuevas de roble francés durante 12 y 18 meses, dependiendo de su etiquetado final. Su dorado Chardonnay es un delicado vino de aromas y sabores frutales y un final untuoso a su paso por barricas de roble. Sus tintos se caracterizan por la gran profusión de aromas y sabores y con una larga capacidad de guarda.
Al llegar a la bodega Belasco de Baquedano, me llamó agradablemente la atención el bien logrado efecto de luz, agua y reflejo, y su colección de casi un siglo de portadas de revistas con dibujos de estampas gauchas.
Es una bodega perteneciente al Grupo La Navarra, que desde los Pirineos, extiende su actividad a los pies de los Andes. Han apostado, según nos manifestó Juan Ignacio Velasco Baquedano -vasco-navarro que indistintamente utiliza su apellido en castellano o en euskera- por la variedad Malbec como su única variedad, con la que producen vinos de diferentes características. Desde el más ligero hasta el más complejo; disfrutamos del Rosa de Argentina, un rosé fresco, perfumado y de fácil aceptación, pasando por el Llama, joven tinto con seis meses en barrica, por lo que conserva mucho de frutalidad y frescura; el Ar Guentota (Cielo de Cuyo en lengua Huarpe, la de los primitivos moradores de la región de Cuyo a la rivera del río Mendoza) elaborado al estilo de los Crianza españoles con un año en barrica que le permite combinar su juvenil aroma frutal con aromas y sabores más complejos, derivados de su guarda en madera; hasta el Swinto (cuervo en el lenguaje Huarpe) procesado como una Reserva, que le permite brindar una amplia gama de sensaciones aromáticas y sápicas, que reconforta, gracias a su buena estructura y gran redondez en boca.
Nos despedimos esa noche de Mendoza porque al día siguiente teníamos como destino la extensa Patagonia.
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