El editor contesta
Mes de la Patria y de la paz
Las festividades patrias no pudieron llegar en mejor momento. Justo una semana después de que los panameños estuvimos a un tris de fragmentarnos como colectividad por un
Las festividades patrias no pudieron llegar en mejor momento. Justo una semana después de que los panameños estuvimos a un tris de fragmentarnos como colectividad por un diferendo que alcanzó niveles innecesarios, nos topamos con el inicio del siempre sobrecogedor y revitalizador Mes de la Patria.
Es, entonces, la hora oportuna para hacer una pausa, calmar los ánimos y reflexionar sobre el largo camino –a veces tortuoso, a veces dichoso- que nos ha llevado a la senda del progreso y la convivencia pacífica que tenemos, en esta tierra, propios y extraños. Este Mes de la Patria, en el que celebramos los 191 de independencia de España, y 109 de Colombia, es bueno que lo percibamos, no como el final de nada, sino como un nuevo comienzo.
Urge que reflexionemos sobre nuestros orígenes, las causas comunes que nos dan vida, y observar toda la historia que hay de fondo para comprender que, aun en medio de nuestras diferencias, el cariño por el país, su gente, su futuro, su estabilidad no son negociables.
Lo anterior no implica que ningún sector renuncie a sus reivindicaciones ni que nos mantengamos insensibles ante los padecimientos de quienes están en nuestro entorno, lo recomendable es hacerlo con rigor, pero con mesura; con determinación, pero sin caer en la fatalidad, y con pasión, pero sin echar mano a la violencia.
No olvidemos que Panamá es de todos. De los que estamos ahora y de los que vendrán más adelante. Y sobre estos últimos es que debemos centrar nuestros esfuerzos, porque así como lo hicieron los próceres de la patria, nuestra obligación es trillar el camino para legarles un mejor futuro a las generaciones por venir.
Por feliz coincidencia o por azares del destino, las más conspicuas manifestaciones de patriotismo, libertad y vocación soberana las tuvimos en noviembre, quizás como antelación a los votos de paz y armonía que renovamos cada diciembre.
Sigamos celebrando el Mes de la Patria con orgullo y en unidad, porque al momento de hacer un arqueo de nuestra experiencia como país, nos daremos cuenta de que nuestras coincidencias superan con creces los factores coyunturales que nos separan. ¡Viva Panamá!
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