Palabras de Testa Garibaldo

El poeta nos mira desde la vida, negándole rango a su muerte y nos entrega un libro todo hecho de Palabras, y de hechos y de actitudes frente a ese puente de comunicación que conecta artículos con verbos y sustantivos y adjetivos, para expresar, no solo ideas sino maneras de vivir; el modo en que se asume la poesía, la vida, la patria, con la que, en su caso, mantiene una relación de intimidad muy visceral.

PALABRAS es un libro breve de viaje interior, también breve, especie de bitácora para recordar partes y novedades de su periplo por esa vida. Testa Garibaldo nos lleva de la mano desde la infancia del poeta, entendida esa infancia como la redacción de sus primeros textos, hasta un grado de conciencia significativa que pudiéramos llamar madurez. Testa Garibaldo mira las cosas, las causas con pausa porque no tiene prisa y mira dos veces y mira otra vez, esa es su forma de darle profundidad al poema, mientras toca el cielo, esencialidad de la que nos debe hablar el poema.

El poemario se estructura triangular en la que el poeta se afinca en un andamiaje que procura el acercamiento al otro, a la otra, en este caso. Construye escenarios y paisajes donde flotan perfumes que se antojan erotizantes y un sonido de tambor y mar que susurra en la mirada escrutadora detrás de las ventanas.

En la selección “Taller”, sale como el mismo dice “con el sol del oficio en la mano”.

Un tratamiento distinto emplea en el apartado “Edad de la palabra”, donde trata de retratar al carbón un conocimiento de si mismo acompañado por un re-conocimiento de su entorno: “Porque ni aquellos que saben sobre mi marcha ante el invasor, y de mi madre y ese sufrir, el criarme frente a toda esperanza…” y se refugia finalmente en el regazo de la amada como un alucinado.

“Mulata canción”, está dividido en cuatro cantos, a saber: la fugacidad de tu estrella, el repique del tambor más allá de sus caderas, sobre el devenir de estas calles, cuando toda mulata piel se hace canción y sintetiza el viaje con bordados de playa y caracol y del amor fugaz, frugal se viste de cadencia y de tambores para celebrar “que viva la tamborera y que vivan las mulatas. Pues por alguna razón “Dios creo este mundo de letras con dos tragos de menos”.