Pedro Páramo, la única novela de Juan Rulfo
- Eliécer Navarro
Pedro Páramo es el cacique opresor, que bien podría ser un rajá de la India, o un terrateniente ruso del siglo XIX. Su lujuria, su cinismo y sus estrategias para ganar el poder se repiten en todas partes del mundo.
Los personajes creados por Juan Rulfo, escritor mexicano, en su novela Pedro Páramo terminan conspirando contra él. Se escapan de sus páginas, crecen y trascienden de tal manera en la mente de los lectores y críticos que no le permitieron crear ninguna obra más. Inexplicablemente Pedro Páramo fue su última y única novela.
En ella se relatan los acontecimientos de Comala, un pueblo campesino mexicano con una población dominada y abusada por los tradicionales terratenientes de origen español y atormentada por la dura doctrina de la Iglesia Católica, que amenaza a los pecadores con el infierno. El pueblo queda vacío por gestas revolucionarias o por la muerte y decadencia de Pedro Páramo, hacendado sobre el que gira toda la actividad socioeconómica de la región.
Hasta allí llega en su busca, Juan Preciado hijo de Páramo, y se encuentra con personajes que lo atormentan hasta morir. Es complicada la trama, pues para el lector no es fácil identificar que se trata de muertos los que rodean a Preciado.
No se puede encasillar a esta novela en el género del terror. Pues los muertos siguen sufriendo y expresando los problemas de la sociedad.
La muerte de este primer personaje fija el fin de la primera parte de la novela. Después, comienza con más relevancia la historia de Pedro Páramo y la de los hechos que sucedieron cuando Comala estaba habitada.
Los críticos literarios, así como los lectores, se han visto confundidos por la forma de escribir de este autor mexicano que murió en 1986. La historia que cuenta Rulfo en Pedro Páramo ya ha pasado. El presente es cuando Preciado llega a Comala y comienza a narrar la historia en forma lineal: Llega, comienza a ver y a conversar con las ánimas que lo atormentan hasta acabar con él.
Pero la cosa no es tan fácil. La obra es presentada en fragmentos, sin un orden cronológico, que el lector debe ir identificando y juntando los que tocan a un mismo personaje. Rulfo nos presenta las fichas de un dominó mágico que hay que acoplar de la mejor manera para comprender su novela. A los segmentos en que interviene el recién llegado se le van intercalando otros ajenos a su realidad y que ya sucedieron. Podemos mencionar, la infancia de Pedro Páramo, la conquista del poder, la llegada de su hijo Miguel con sus fechorías y su muerte.
Le recomendamos paciencia en la lectura de esta novela. Si la tiene, poco a poco será un habitante más de Comala y un lector que podrá ufanarse de haber descifrado a Rulfo. Es difícil identificar la disposición narrativa o por dónde se comienza a narrar la trama. Pero cuando el lector va juntando las distintas historias que se entrelazan en la novela, comprenderá sus saltos cronológicos y otros hechos poco claros.
Se utiliza dentro de ciertas partes de la novela, la técnica de narrar hechos desde el final o sea el "flash back". Es una estratagema con la que el autor evita describir hechos violentos que añadirían más leña al fuego. Es que la obra es cruda y violenta, propia de una sociedad marcada por una salvaje gran guerra civil.
Sus pecados, su forma de pensar, opiniones de ciertos hechos, forma parte de un todo que se convierte en una maravillosa historia. Rulfo fácilmente pudo contar las mismas historias con los mismos actores cuando vivían, pero muy diestramente lo hace después de muertos.
Utiliza caracteres como Preciado, Dorotea y Damiana para enlazar los tiempos a lo largo de la narración creando una realidad que no se pierde en toda la novela. Aunque en algunos de sus fragmentos aparecen personajes que no se relacionan con los principales, son voces de otras tumbas cercanas que oyen a los anteriores. Estas historias sirven como complemento de lo que fue la vida de Comala y la región donde se ambienta la novela.
Las figuras de Juan Rulfo tienen carácter universal. Representan sentimientos y rasgos humanos que se pueden encontrar en cualquier cultura, en cualquier rincón del mundo, además no tienen época. Pueden encajar o encontrar similitudes en relatos bíblicos, homéricos, en la mitología china o escandinava. Esto hace a la obra superlativa.
Pedro Páramo es el cacique opresor, que bien podría ser un rajá de la India, o un terrateniente ruso del siglo XIX. Su lujuria, su cinismo y sus estrategias para ganar el poder, se repiten en todas partes del mundo. Su rencor, su pasión vengativa y otros aspectos de su personalidad junto con el comportamiento popular, las obtiene Rulfo de lo más hondo de la psiquis humana.
Susana San Juan es otro de los personajes que aparece justo antes del final de la novela. Se le acusa de que habla sola, de que está loca. Rulfo nos convence de ello, pues construye para ella diálogos en que se dirige a su sirvienta Justina y se contesta ella misma. Susana es magia pura, las claves de su historia quedarán al arbitrio de cada lector.
Otro de los protagonistas que encontramos es un cura atormentado por el cielo y la tierra. Busca hacer comprender el paso entre la vida y la muerte, combatir el pecado, pero se angustia al perder terreno ante el poder que ejercen los terratenientes que todo lo corrompen. También se siente pecador e impotente por la investidura que tiene de perdonar los pecados.
Rulfo magistralmente utiliza las características del pueblo mexicano, o de todo pueblo latinoamericano, la superstición, la culpabilidad, la intimidación, la fe y la relación con los muertos, para crear personajes como Dorotea, una especie de celestina, célebre en la literatura española.
Las formas narrativas de esta novela, que ya cumple cincuenta años, también son extraordinarios. El autor utiliza narradores que presentan una notable belleza literaria, lo hacen en primera y tercera persona junto al tradicional omnisciente y los mezcla con los diálogos coloquiales, propios de la región central de México. El autor juega con los tiempos sicológicos y cronológicos de los hechos novelados, relata las cosas a medias para que el lector deduzca lo que quiera y se vea inmerso en una misteriosa fantasía propia del mundo irreal que rodea la novela. La obra de Rulfo rompe con los cánones literarios tradicionales y abre las puertas al realismo mágico.
Si no ha leído Pedro Páramo, hágalo. El libro, considerado una de las obras maestras de la narrativa latinoamericana, se puede encontrar en las librerías especializadas. Entre al mundo de Rulfo, un escritor atormentado por la violencia de la era en que le tocó vivir y que ultimó a varios de sus familiares. (Revolución Mexicana- Revolución de los Cristeros).
La novela y una colección de cuentos resumidos en la obra " El Llano en Llamas" son las únicas cosas que escribió Rulfo. ¿ Por qué no escribió más? Sería una investigación, objeto de otro artículo.
Otra prueba de que Pedro Páramo es una obra extraordinaria es que le valió a Rulfo el ganar el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1983.
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