Stanley Heckadon Moreno
Publicado 2006/04/02 00:00:00
- Por Julio Bermúdez Valdés
tanley Heckadon Moreno aboga porque aquellos que serán afectados por la ampliación del canal sean socios de esa empresa.
"Mi reflexión, viendo lo que ocurrió en el siglo XX y de cara al siglo XXI, es que usualmente la tradición centralista nuestra, de toma de decisiones de arriba hacia abajo, muy pocas veces tomó en cuenta a aquellos que iban a ser afectados directamente por los megaproyectos, y creo que es moralmente obligante y responsable, y necesario también, el consultar y hacer actores principales y beneficiarios, en hacer socios, a aquellos que van a ser afectados.", expresó.
Fue una entrevista de dos horas, breve para la temática abordada, pero profunda por los antecedentes que cita, las perspectivas que traza, y la responsabilidad moral que subraya en megaobras como la ampliación del canal, o hidroeléctricas como las construidas en el siglo pasado.
Dijo que esos proyectos resumen sentimientos encontrados: la satisfacción que produce el progreso, y la preocupación que deja la condición en que quedan los afectados, y la forma como impacta el ambiente.
Para Heckadon Moreno hay que modificar el estilo de dirección centralista que ha tenido Panamá durante el siglo XX; hay que modificarlo dijo, hay que hacerlo más democrático y más participativo.
"..ese estilo de desarrollo, - ese proceso de toma de decisiones unilaterales, de arriba abajo, es algo que tenemos que modificar, hacerlo más democrático, más participativo y el canal, si se llega a ampliar, tiene que tomar en cuenta a aquellos que viven allí, que van ser algunos de los perdedores", subrayó.
El conocido ambientalista, antropólogo y sociólogo, dijo que solo habría que ver cómo quedaron aquellas personas que fueron afectadas por proyectos como las hidroeléctricas de Bayano y Fortuna. "Mientras que la Ciudad de Panamá, por ejemplo, consume la energía que producen esas hidroeléctricas, muchos de los afectados se siguen alumbrando con guarichas de kerosene" , subrayó.
Pero los señalamientos de Heckadon Moreno distan mucho de ser el resultado de una coyuntura como la que citamos. Él se apoya en un conocimiento exacto y profundo sobre la manera como se produjeron esos procesos en el siglo XX, y en una historia ambiental del país que refuerza categóricamente en su último libro titulado Selva entre dos Mares , en el que rescata trabajos de investigación e historia de científicos botánicos, extranjeros y nacionales, en Panamá, durante los siglos XVIII, XIX y XX.
Desde Sebastián López Ruíz, un médico y naturalista istmeño, santanero, hasta Paul H. Allen y Robert Woodson, pasando por Tadeo Haenke, Enrique Arcé, Enrico Festa , José Celestino Bruno Mutis y Bocio, y Julian Steyemark todos son abordados por Heckadon como "testigos de excepción" para narrar a través de sus ojos la historia de un paraíso que asombró por su belleza espléndida.
Y no es solo la investigación científica, sino la pasión de sus biografiados, los sentimientos y las conclusiones, las dificultades y los dramas de la época al situarlos en su contextos.
Un poco es entenderlos a ellos como personas; qué los motivó en ser estudiosos de la naturaleza, sobre todo la tropical; cuándo llegaron al istmo, por qué llegaron, dónde fueron; qué vieron, cómo se transportaron, qué problemas tenían para investigar.., nos dijo Heckadon, casi con la misma pasión de quienes lo antecedieron en la labor que ahora cumple.
Aun cuando se trata de un sociólogo y antropólogo de sólida formación académica; de un investigador científico reconocido y que trabaja hace ya varios años con el Instituto Smithsonian, él prefiere identificarse a sí mismo como un campesino chiricano.
Hijo de Phillips Stanley Heckadon y Manuela Moreno Caballero, viene de La Boca de los Espinos, en la desembocadura del río Chiriquí viejo, donde creció al calor de su madre y de los abuelos maternos, en medio del trabajo campesino y de una relación que lo marcó de por vida.
Mis abuelos, Aurelio Moreno Moreno y Josefa Caballero; eran humildes, humildes pero muy dignos y trabajadores, que llegaron a Chiriquí expulsados por la guerra de los mil días, perdieron todo, eran conservadores.
No fue fácil esta parte de la entrevista, como no fue fácil entender que elegir su profesión fue como una especie de exorcismo donde ahogar fantasmas que lo atemorizaron en su niñez, al tiempo que dar continuidad al cariño con que fue criado en el campo.
Aquella noche -nos dijo-no entendí por qué el señor León llegó dando gritos y quejidos profundos, dolorosos. Yo tenía siete años y ví cuando lo traían en una hamaca para que mi tío, Salvador Moreno, lo curara. No dejó de quejarse en toda la noche. Mi abuelo me diría después que el señor León había sido picado por una víbora mientras cosechaba arroz. Fue picado en luna llena, que es la peor ocasión para ese tipo de picadura, según los curanderos. Yo lo pude ver a la mañana siguiente cuando su herida escupía chorros de sangre cada vez que su corazón palpitaba. Su pierna estaba negra y él seguía quejándose, hasta que murió.
La muerte del Señor León sería uno de esos fantasmas que lo acompañarían por años, pero contra los que luchó el mismo amor por el campo, que le habían inculcado sus familiares. Desde allí su aporte es enorme.
Stanley ha ayudado a rescatar la historia de pueblos que no aparecen en los textos de historia oficia l, asevera Ira Rubinoff, Director del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, y tras señalar actualmente casi un 30 por ciento de la superficie de Panamá está cubierta por las áreas silvestres protegidas añade que en este cambio en las actitudes sociales que había hacia el bosque ha jugado un papel importante el Doctor Stanley Heckadon.
Semblanzas: ¿qué te motiva a escribir Selva entre dos mares?
SHM: Un deseo de aprender, de explorar la historia ambiental del país, usando -llamémoslos así- como testigos de excepción a los naturalistas que han explorado el istmo de Panamá y gradualmente han descubierto la riqueza natural de Panamá, única, como puente entre norte y sur América. Es un poco entenderlos como personas: qué los motivó en ser estudiosos de la naturaleza, sobre todo la tropical; cuándo llegaron al istmo, por qué llegaron, dónde fueron; qué vieron, cómo se transportaron, qué problemas tenían para investigar..
Semblanzas: ¿Eso permite saber cómo era el país en ese instante?
SHM: Si, así es. Además de tratar de entenderlos como personas, su educación, sus motivaciones, sus intereses, sus pasiones, es situarlos en el tiempo. Hacer como un contexto.. pongamos llega Enrico Festa, un aristócrata italiano, solo; su sueño de niño, en aquella época en que no había televisión, (leía libros de viajes), era ser un gran explorador y un gran viajero y recorrer el río Amazonas, desde las cabeceras hasta su desembocadura en el mar.
Semblanzas: ¿Y lo hizo?
SHM: Cuando se graduó de la Universidad de Turín emprendió su sueño, y como era acaudalado, vino con su propio sirviente que se llamaba Nando.
Semblanzas: Tú hablas de la "historia ambiental de Panamá.. ¿qué has descubierto de nuevo tras estas investigaciones?
SHM: Uno: percibir el asombro del visitante, del estudioso extranjero ante las maravillas de las naturalezas del istmo. La forma de la vegetación, su riqueza, la diversidad de aves; quedar impactado por las riquezas de las plantas y los animales del istmo. Cómo en tan poco espacio físico podía haber tanta diversidad de habitat, de ambientes, y por qué había tantas especies de plantas y animales. La pregunta.. ¿buenos esas especies que tiene el istmo son de sur, de norte o Centroamérica.
Semblanzas: ¿Asombro? ¿En qué radicaba ese asombro?
SHM: En ver las diferencias enormes que existían entre el atlántico lluvioso del Caribe y el Pacífico más seco; en la vegetación, en la costumbre de la gente. Cómo la naturaleza varía entre un lado del istmo al otro, pese a que están relativamente cerca. Digamos que en ochenta kilómetros cambiaba la naturaleza según cambiaba la diversidad.
Semblanzas: Dijiste "uno", ¿qué otro descubrimiento hiciste?
SHM: Que a pesar de tener tanta riqueza natural uno se da cuenta a través de los ojos de estas personas, el poco esfuerzo que hizo el país por tener instituciones científicas, que fortalecieran el interés por el estudio de la naturaleza. Es como que los amigos del país siempre fueron amigos del comercio del país. Pero el país no tuvo amigos de la ciencia; entonces la sociedad, aquellos que tomaban decisiones, se organizaban para ver como se desarrollaba la posición geográfica y el comercio alrededor del ferrocarril, el canal, pero en cuanto a la ciencia, museos, centros de investigación, publicaciones científicas, una masa crítica de investigadores ha estado ausente.
Semblanzas: Pero de alguna manera eso actuó en contra del propio país.
SHM: Definitivo. El no haber generado una cultura de la investigación, una cultura científico-tecnológica; hasta el día de hoy no tenemos una Escuela de Ciencias Forestales; a pesar de ser un país que se llama Panamá, una palabra indígena cueva que significa "abundancia de peces" y tener casi cuatro mil kilómetros de costas, y casi mil islas y cayos, no hay una escuela ciencias marinas, de biología marina. No tenemos.
Semblanzas: Pero eso haría muy difícil la labor de aquellos que fueron zapadores de estas investigaciones
SHM: Yo creo que la sociedad nuestra, y parte del propósito del libro en un sentido, es quizás un llamado de atención de que para manejar su riqueza biológica, el país tiene que generar su masa crítica de investigadores, técnicos y científicos, porque sin ellos es muy difícil, casi imposible administrar un patrimonio del cual no conocen. Porque no ha sido fortaleza de nuestro sistema educativo; hasta el día de hoy, lo que invertimos en ciencia y tecnología es casi nulo. Ya de por sí somos un continente que invierte poco en ciencia e investigación, y dentro del contexto latinoamericano Panamá es uno de los que menos invierte en ciencia y tecnología. ¡Que contraste no! Entre semejante riqueza natural que Dios le puso a esta tierra, y qué pobreza en cuanto a nuestro desarrollo intelectual para entenderla. Entonces yo creo que parte del mensaje allí es eso; cómo estos viajeros ilustrados, estos naturalistas valoraron estas cosas..
Semblanzas: Existía la deficiencia, pero ¿..en qué se apoyaban entonces esos estudiosos para realizar sus investigaciones?
SHM: En amigos de la ciencia, que eran básicamente la sociedad civil de su época , y ¿quiénes eran? Los inmigrantes. En el caso del Doctor Festa lo apoyó la comunidad italiana en Colón, y la comunidad italiana en ciudad de Panamá. Entonces, con ese apoyo va a Darién con otro italiano, Pedro Campagnani. Él usa los campamentos madereros de Campagnani; ya en el siglo XX tenemos el Gorgas que actúa como base de operaciones para los científicos que requieren un espacio de laboratorio; entonces el país a lo largo de su historia no ha tenido esa infraestructura que permita y facilite la investigación, a propios y extraños; lo otro importante en el libro, creo yo, además de resaltar lo obligante que es en el siglo XXI fortalecer la capacidad nacional en investigación y ciencias, es que a través de los ojos de estos naturalistas es que el país se siente orgulloso de su riqueza.
Semblanzas: Tu has sido un investigador muy acucioso y le has metido años de tu vida a esta labor.. ¿qué significó para ti encontrarte con un hombre como Sebastián José López Ruiz?
SHM: Yo creo que a través de la vida de Sebastián José López Ruiz, un santanero, ve uno un poco esas preguntas: ¿Qué tal si ..no se hubiera cerrado el colegio de la compañía de Jesús ? ¿Qué tal si ..desde muy temprano, en el Panamá colombiano hubiésemos tenido universidades, o una universidad, y no hasta 1935, cuando se establece la Universidad de Panamá. Sebastián José López Ruiz, el hecho de que sea médico y botánico, y apasionado por encontrar la cura contra la fiebre de los trópicos, lo vuelve un gran botánico; sobre todo en la quina, que era la planta maravillosa, la planta de la vida; el país que tenía la quina podía considerarse privilegiado; esa fue la primera gran historia de la Ciencia en los trópicos, fue descubrir donde crece la quina, cuántas especies hay, qué poder curativo tenía esta planta milagrosa que se creía que solo crecía en los Andes ecuatorianos, a cierta altura.
Semblanzas: ¿Cuál es el papel de López Ruiz en esa empresa?
SHM: Este joven panameño es uno de los que participa en esta primera gran carrera científica por descubrir las propiedades medicinales de las plantas tropicales. La Corona tiene que decidir a quién premia por ese esfuerzo, era el premio Nobel de ese momento. Entonces se vuelve la ironía de la época. Este muchacho mulato santanero, por un lado, que aspiraba con razón a que se le reconociese, o un sacerdote español, nacido en España, estudiado en las mejores universidades, era un peninsular el doctor Mutis y Bocio. Uno ve en la historia de él un poco el drama de la sociedad de su época, y yo a final de cuentas llego a esa conclusión de que haber cerrado el Colegio de la compañía de Jesús a fines del período colonial español, retrasó el desarrollo de la ciencia en Panamá de manera contundente por 200 años.
Semblanzas: Desde 1850 hasta 1935 se hicieron tres grandes proyectos: el ferrocarril, el canal de Panamá, las represas de Gatún y Madden.. ¿cómo afectó esto ésta historia ambiental de Panamá?
SHM: En este libro también yo dejo hablar a los actores, que ven cómo estos grandes proyectos para facilitar la comunicación interoceánica afectaron; beneficiaron a la humanidad, pero también tuvieron su impacto ambiental y creo que por ello, el caso, por ejemplo, Julian Steyermark, que llega en 1935. Es el momento en que se ha construido la segunda represa sobre el Chagres; ya se había terminado desde 1910 la represa de Gatún, que formó el gran lago, y le toca a él como un joven botánico, recién doctorado, que nunca había estado en los trópicos. Él llega al proyecto Madden y explora la selva que está sumergida y lo que es hoy la selva por donde pasa la carretera Transistmica. No existía la Transistmica. Entonces él describe cómo era el valle del Río Chagres, antes de que viniera la carretera, la industrialización, la urbanización y nuevamente ese asombro, ante la belleza y lo espléndido. Es como la dualidad de sentimientos, en un hombre como él, educado en uno de los mejores centros de investigación que es el Jardín Botánico de Missouri; por un lado sentir el estar rodeado de la vegetación istmeña en el Río Chagres, era como estar desorientado ante tanta diversidad de formas de vida; y paralelo a eso, ver cómo la represa de Madden iba cambiando la naturaleza y se preocupaba: ¿y qué va a pasar con semejante naturaleza cuando todo sea desarrollo, a dónde va a ir, que va quedar de ella? Entonces era como el dilema: ¿cuántas maravillas hay aquí y el efecto de los grandes proyectos sobre esas maravillas de la naturaleza? Eventualmente, y trato un poco de concluir en la historia del Dr. Stermark, se convierte en uno de los grandes opositores contra las grandes represas, porque le tocó verlo en Venezuela, en los trópicos; cómo se inundaban, miles de hectáreas. Madden fue un detalle, porque lo que vendría después eran las mega hidroeléctricas.
Semblanzas: En esto de los perdedores yo siento que, si bien el país gana hay otros que pierden, y de repente es el problema que se podría abordar con la programada ampliación del Canal. ¿Cómo enfoca Stanley Heckadon Moreno este problema?
SHM: Mi reflexión, viendo lo que ocurrió en el siglo XX y de cara al siglo XXI, es que usualmente la tradición centralista nuestra, de toma de decisiones de arriba hacia abajo, muy pocas veces tomó en cuenta a aquellos que iban a ser afectados directamente por los megaproyectos, y creo que es moralmente obligante y responsable también, necesario, el consultar y hacer actores principales, en hacer beneficiarios, en hacer socios, a aquellos que van a ser afectados, en consultarlos.
Semblanzas: ¿Es una figura aplicable a la propuesta de ampliación del canal en estos instantes?
SHM: Yo diría que tendría que ser necesariamente porque viendo el caso de Gatún, Alajuela, el caso de Bayano, el caso de Fortuna, nos debemos preguntar, bueno y aquellos que perdieron todo ¿cómo quedaron después de las grandes obras? La respuesta es que fueron los menos beneficiados. Uno va hoy a lugares donde están nuestras hidroeléctricas y la gente que vive allí, en su mayoría no tiene luz eléctrica. Entonces, las ciudades si, sobre todo Ciudad de Panamá que consume, el sector comercial que consume el grueso de la energía, pero aquellos que perdieron sus tierras, sus siembros, sus viviendas, los sitios de entierros de sus ancestros no tienen luz eléctrica, se alumbran con güaricha, se alumbran con kerosene; entonces ese estilo de desarrollo, ese proceso de toma de decisiones unilaterales, de arriba abajo, es algo que tenemos que modificarlo, hacerlo más democrático, más participativo; y el canal, si se llega a ampliar, tiene que tomar en cuenta a aquellos que viven allí, que van ser algunos de los perdedores. Pero hay que hacer ganadores de esos perdedores, que la propuesta sea que gane todo el mundo.
"Mi reflexión, viendo lo que ocurrió en el siglo XX y de cara al siglo XXI, es que usualmente la tradición centralista nuestra, de toma de decisiones de arriba hacia abajo, muy pocas veces tomó en cuenta a aquellos que iban a ser afectados directamente por los megaproyectos, y creo que es moralmente obligante y responsable, y necesario también, el consultar y hacer actores principales y beneficiarios, en hacer socios, a aquellos que van a ser afectados.", expresó.
Fue una entrevista de dos horas, breve para la temática abordada, pero profunda por los antecedentes que cita, las perspectivas que traza, y la responsabilidad moral que subraya en megaobras como la ampliación del canal, o hidroeléctricas como las construidas en el siglo pasado.
Dijo que esos proyectos resumen sentimientos encontrados: la satisfacción que produce el progreso, y la preocupación que deja la condición en que quedan los afectados, y la forma como impacta el ambiente.
Para Heckadon Moreno hay que modificar el estilo de dirección centralista que ha tenido Panamá durante el siglo XX; hay que modificarlo dijo, hay que hacerlo más democrático y más participativo.
"..ese estilo de desarrollo, - ese proceso de toma de decisiones unilaterales, de arriba abajo, es algo que tenemos que modificar, hacerlo más democrático, más participativo y el canal, si se llega a ampliar, tiene que tomar en cuenta a aquellos que viven allí, que van ser algunos de los perdedores", subrayó.
El conocido ambientalista, antropólogo y sociólogo, dijo que solo habría que ver cómo quedaron aquellas personas que fueron afectadas por proyectos como las hidroeléctricas de Bayano y Fortuna. "Mientras que la Ciudad de Panamá, por ejemplo, consume la energía que producen esas hidroeléctricas, muchos de los afectados se siguen alumbrando con guarichas de kerosene" , subrayó.
Pero los señalamientos de Heckadon Moreno distan mucho de ser el resultado de una coyuntura como la que citamos. Él se apoya en un conocimiento exacto y profundo sobre la manera como se produjeron esos procesos en el siglo XX, y en una historia ambiental del país que refuerza categóricamente en su último libro titulado Selva entre dos Mares , en el que rescata trabajos de investigación e historia de científicos botánicos, extranjeros y nacionales, en Panamá, durante los siglos XVIII, XIX y XX.
Desde Sebastián López Ruíz, un médico y naturalista istmeño, santanero, hasta Paul H. Allen y Robert Woodson, pasando por Tadeo Haenke, Enrique Arcé, Enrico Festa , José Celestino Bruno Mutis y Bocio, y Julian Steyemark todos son abordados por Heckadon como "testigos de excepción" para narrar a través de sus ojos la historia de un paraíso que asombró por su belleza espléndida.
Y no es solo la investigación científica, sino la pasión de sus biografiados, los sentimientos y las conclusiones, las dificultades y los dramas de la época al situarlos en su contextos.
Un poco es entenderlos a ellos como personas; qué los motivó en ser estudiosos de la naturaleza, sobre todo la tropical; cuándo llegaron al istmo, por qué llegaron, dónde fueron; qué vieron, cómo se transportaron, qué problemas tenían para investigar.., nos dijo Heckadon, casi con la misma pasión de quienes lo antecedieron en la labor que ahora cumple.
Aun cuando se trata de un sociólogo y antropólogo de sólida formación académica; de un investigador científico reconocido y que trabaja hace ya varios años con el Instituto Smithsonian, él prefiere identificarse a sí mismo como un campesino chiricano.
Hijo de Phillips Stanley Heckadon y Manuela Moreno Caballero, viene de La Boca de los Espinos, en la desembocadura del río Chiriquí viejo, donde creció al calor de su madre y de los abuelos maternos, en medio del trabajo campesino y de una relación que lo marcó de por vida.
Mis abuelos, Aurelio Moreno Moreno y Josefa Caballero; eran humildes, humildes pero muy dignos y trabajadores, que llegaron a Chiriquí expulsados por la guerra de los mil días, perdieron todo, eran conservadores.
No fue fácil esta parte de la entrevista, como no fue fácil entender que elegir su profesión fue como una especie de exorcismo donde ahogar fantasmas que lo atemorizaron en su niñez, al tiempo que dar continuidad al cariño con que fue criado en el campo.
Aquella noche -nos dijo-no entendí por qué el señor León llegó dando gritos y quejidos profundos, dolorosos. Yo tenía siete años y ví cuando lo traían en una hamaca para que mi tío, Salvador Moreno, lo curara. No dejó de quejarse en toda la noche. Mi abuelo me diría después que el señor León había sido picado por una víbora mientras cosechaba arroz. Fue picado en luna llena, que es la peor ocasión para ese tipo de picadura, según los curanderos. Yo lo pude ver a la mañana siguiente cuando su herida escupía chorros de sangre cada vez que su corazón palpitaba. Su pierna estaba negra y él seguía quejándose, hasta que murió.
La muerte del Señor León sería uno de esos fantasmas que lo acompañarían por años, pero contra los que luchó el mismo amor por el campo, que le habían inculcado sus familiares. Desde allí su aporte es enorme.
Stanley ha ayudado a rescatar la historia de pueblos que no aparecen en los textos de historia oficia l, asevera Ira Rubinoff, Director del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, y tras señalar actualmente casi un 30 por ciento de la superficie de Panamá está cubierta por las áreas silvestres protegidas añade que en este cambio en las actitudes sociales que había hacia el bosque ha jugado un papel importante el Doctor Stanley Heckadon.
Semblanzas: ¿qué te motiva a escribir Selva entre dos mares?
SHM: Un deseo de aprender, de explorar la historia ambiental del país, usando -llamémoslos así- como testigos de excepción a los naturalistas que han explorado el istmo de Panamá y gradualmente han descubierto la riqueza natural de Panamá, única, como puente entre norte y sur América. Es un poco entenderlos como personas: qué los motivó en ser estudiosos de la naturaleza, sobre todo la tropical; cuándo llegaron al istmo, por qué llegaron, dónde fueron; qué vieron, cómo se transportaron, qué problemas tenían para investigar..
Semblanzas: ¿Eso permite saber cómo era el país en ese instante?
SHM: Si, así es. Además de tratar de entenderlos como personas, su educación, sus motivaciones, sus intereses, sus pasiones, es situarlos en el tiempo. Hacer como un contexto.. pongamos llega Enrico Festa, un aristócrata italiano, solo; su sueño de niño, en aquella época en que no había televisión, (leía libros de viajes), era ser un gran explorador y un gran viajero y recorrer el río Amazonas, desde las cabeceras hasta su desembocadura en el mar.
Semblanzas: ¿Y lo hizo?
SHM: Cuando se graduó de la Universidad de Turín emprendió su sueño, y como era acaudalado, vino con su propio sirviente que se llamaba Nando.
Semblanzas: Tú hablas de la "historia ambiental de Panamá.. ¿qué has descubierto de nuevo tras estas investigaciones?
SHM: Uno: percibir el asombro del visitante, del estudioso extranjero ante las maravillas de las naturalezas del istmo. La forma de la vegetación, su riqueza, la diversidad de aves; quedar impactado por las riquezas de las plantas y los animales del istmo. Cómo en tan poco espacio físico podía haber tanta diversidad de habitat, de ambientes, y por qué había tantas especies de plantas y animales. La pregunta.. ¿buenos esas especies que tiene el istmo son de sur, de norte o Centroamérica.
Semblanzas: ¿Asombro? ¿En qué radicaba ese asombro?
SHM: En ver las diferencias enormes que existían entre el atlántico lluvioso del Caribe y el Pacífico más seco; en la vegetación, en la costumbre de la gente. Cómo la naturaleza varía entre un lado del istmo al otro, pese a que están relativamente cerca. Digamos que en ochenta kilómetros cambiaba la naturaleza según cambiaba la diversidad.
Semblanzas: Dijiste "uno", ¿qué otro descubrimiento hiciste?
SHM: Que a pesar de tener tanta riqueza natural uno se da cuenta a través de los ojos de estas personas, el poco esfuerzo que hizo el país por tener instituciones científicas, que fortalecieran el interés por el estudio de la naturaleza. Es como que los amigos del país siempre fueron amigos del comercio del país. Pero el país no tuvo amigos de la ciencia; entonces la sociedad, aquellos que tomaban decisiones, se organizaban para ver como se desarrollaba la posición geográfica y el comercio alrededor del ferrocarril, el canal, pero en cuanto a la ciencia, museos, centros de investigación, publicaciones científicas, una masa crítica de investigadores ha estado ausente.
Semblanzas: Pero de alguna manera eso actuó en contra del propio país.
SHM: Definitivo. El no haber generado una cultura de la investigación, una cultura científico-tecnológica; hasta el día de hoy no tenemos una Escuela de Ciencias Forestales; a pesar de ser un país que se llama Panamá, una palabra indígena cueva que significa "abundancia de peces" y tener casi cuatro mil kilómetros de costas, y casi mil islas y cayos, no hay una escuela ciencias marinas, de biología marina. No tenemos.
Semblanzas: Pero eso haría muy difícil la labor de aquellos que fueron zapadores de estas investigaciones
SHM: Yo creo que la sociedad nuestra, y parte del propósito del libro en un sentido, es quizás un llamado de atención de que para manejar su riqueza biológica, el país tiene que generar su masa crítica de investigadores, técnicos y científicos, porque sin ellos es muy difícil, casi imposible administrar un patrimonio del cual no conocen. Porque no ha sido fortaleza de nuestro sistema educativo; hasta el día de hoy, lo que invertimos en ciencia y tecnología es casi nulo. Ya de por sí somos un continente que invierte poco en ciencia e investigación, y dentro del contexto latinoamericano Panamá es uno de los que menos invierte en ciencia y tecnología. ¡Que contraste no! Entre semejante riqueza natural que Dios le puso a esta tierra, y qué pobreza en cuanto a nuestro desarrollo intelectual para entenderla. Entonces yo creo que parte del mensaje allí es eso; cómo estos viajeros ilustrados, estos naturalistas valoraron estas cosas..
Semblanzas: Existía la deficiencia, pero ¿..en qué se apoyaban entonces esos estudiosos para realizar sus investigaciones?
SHM: En amigos de la ciencia, que eran básicamente la sociedad civil de su época , y ¿quiénes eran? Los inmigrantes. En el caso del Doctor Festa lo apoyó la comunidad italiana en Colón, y la comunidad italiana en ciudad de Panamá. Entonces, con ese apoyo va a Darién con otro italiano, Pedro Campagnani. Él usa los campamentos madereros de Campagnani; ya en el siglo XX tenemos el Gorgas que actúa como base de operaciones para los científicos que requieren un espacio de laboratorio; entonces el país a lo largo de su historia no ha tenido esa infraestructura que permita y facilite la investigación, a propios y extraños; lo otro importante en el libro, creo yo, además de resaltar lo obligante que es en el siglo XXI fortalecer la capacidad nacional en investigación y ciencias, es que a través de los ojos de estos naturalistas es que el país se siente orgulloso de su riqueza.
Semblanzas: Tu has sido un investigador muy acucioso y le has metido años de tu vida a esta labor.. ¿qué significó para ti encontrarte con un hombre como Sebastián José López Ruiz?
SHM: Yo creo que a través de la vida de Sebastián José López Ruiz, un santanero, ve uno un poco esas preguntas: ¿Qué tal si ..no se hubiera cerrado el colegio de la compañía de Jesús ? ¿Qué tal si ..desde muy temprano, en el Panamá colombiano hubiésemos tenido universidades, o una universidad, y no hasta 1935, cuando se establece la Universidad de Panamá. Sebastián José López Ruiz, el hecho de que sea médico y botánico, y apasionado por encontrar la cura contra la fiebre de los trópicos, lo vuelve un gran botánico; sobre todo en la quina, que era la planta maravillosa, la planta de la vida; el país que tenía la quina podía considerarse privilegiado; esa fue la primera gran historia de la Ciencia en los trópicos, fue descubrir donde crece la quina, cuántas especies hay, qué poder curativo tenía esta planta milagrosa que se creía que solo crecía en los Andes ecuatorianos, a cierta altura.
Semblanzas: ¿Cuál es el papel de López Ruiz en esa empresa?
SHM: Este joven panameño es uno de los que participa en esta primera gran carrera científica por descubrir las propiedades medicinales de las plantas tropicales. La Corona tiene que decidir a quién premia por ese esfuerzo, era el premio Nobel de ese momento. Entonces se vuelve la ironía de la época. Este muchacho mulato santanero, por un lado, que aspiraba con razón a que se le reconociese, o un sacerdote español, nacido en España, estudiado en las mejores universidades, era un peninsular el doctor Mutis y Bocio. Uno ve en la historia de él un poco el drama de la sociedad de su época, y yo a final de cuentas llego a esa conclusión de que haber cerrado el Colegio de la compañía de Jesús a fines del período colonial español, retrasó el desarrollo de la ciencia en Panamá de manera contundente por 200 años.
Semblanzas: Desde 1850 hasta 1935 se hicieron tres grandes proyectos: el ferrocarril, el canal de Panamá, las represas de Gatún y Madden.. ¿cómo afectó esto ésta historia ambiental de Panamá?
SHM: En este libro también yo dejo hablar a los actores, que ven cómo estos grandes proyectos para facilitar la comunicación interoceánica afectaron; beneficiaron a la humanidad, pero también tuvieron su impacto ambiental y creo que por ello, el caso, por ejemplo, Julian Steyermark, que llega en 1935. Es el momento en que se ha construido la segunda represa sobre el Chagres; ya se había terminado desde 1910 la represa de Gatún, que formó el gran lago, y le toca a él como un joven botánico, recién doctorado, que nunca había estado en los trópicos. Él llega al proyecto Madden y explora la selva que está sumergida y lo que es hoy la selva por donde pasa la carretera Transistmica. No existía la Transistmica. Entonces él describe cómo era el valle del Río Chagres, antes de que viniera la carretera, la industrialización, la urbanización y nuevamente ese asombro, ante la belleza y lo espléndido. Es como la dualidad de sentimientos, en un hombre como él, educado en uno de los mejores centros de investigación que es el Jardín Botánico de Missouri; por un lado sentir el estar rodeado de la vegetación istmeña en el Río Chagres, era como estar desorientado ante tanta diversidad de formas de vida; y paralelo a eso, ver cómo la represa de Madden iba cambiando la naturaleza y se preocupaba: ¿y qué va a pasar con semejante naturaleza cuando todo sea desarrollo, a dónde va a ir, que va quedar de ella? Entonces era como el dilema: ¿cuántas maravillas hay aquí y el efecto de los grandes proyectos sobre esas maravillas de la naturaleza? Eventualmente, y trato un poco de concluir en la historia del Dr. Stermark, se convierte en uno de los grandes opositores contra las grandes represas, porque le tocó verlo en Venezuela, en los trópicos; cómo se inundaban, miles de hectáreas. Madden fue un detalle, porque lo que vendría después eran las mega hidroeléctricas.
Semblanzas: En esto de los perdedores yo siento que, si bien el país gana hay otros que pierden, y de repente es el problema que se podría abordar con la programada ampliación del Canal. ¿Cómo enfoca Stanley Heckadon Moreno este problema?
SHM: Mi reflexión, viendo lo que ocurrió en el siglo XX y de cara al siglo XXI, es que usualmente la tradición centralista nuestra, de toma de decisiones de arriba hacia abajo, muy pocas veces tomó en cuenta a aquellos que iban a ser afectados directamente por los megaproyectos, y creo que es moralmente obligante y responsable también, necesario, el consultar y hacer actores principales, en hacer beneficiarios, en hacer socios, a aquellos que van a ser afectados, en consultarlos.
Semblanzas: ¿Es una figura aplicable a la propuesta de ampliación del canal en estos instantes?
SHM: Yo diría que tendría que ser necesariamente porque viendo el caso de Gatún, Alajuela, el caso de Bayano, el caso de Fortuna, nos debemos preguntar, bueno y aquellos que perdieron todo ¿cómo quedaron después de las grandes obras? La respuesta es que fueron los menos beneficiados. Uno va hoy a lugares donde están nuestras hidroeléctricas y la gente que vive allí, en su mayoría no tiene luz eléctrica. Entonces, las ciudades si, sobre todo Ciudad de Panamá que consume, el sector comercial que consume el grueso de la energía, pero aquellos que perdieron sus tierras, sus siembros, sus viviendas, los sitios de entierros de sus ancestros no tienen luz eléctrica, se alumbran con güaricha, se alumbran con kerosene; entonces ese estilo de desarrollo, ese proceso de toma de decisiones unilaterales, de arriba abajo, es algo que tenemos que modificarlo, hacerlo más democrático, más participativo; y el canal, si se llega a ampliar, tiene que tomar en cuenta a aquellos que viven allí, que van ser algunos de los perdedores. Pero hay que hacer ganadores de esos perdedores, que la propuesta sea que gane todo el mundo.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.