BBVA y La Caixa bloquean en el consejo la fusión de Telefónica y KPN
Publicado 2000/05/09 23:00:00
La proyectada fusión de Telefónica y KPN está aplazando su nacimiento rodeada de incertidumbres. El consejo de la operadora española estuvo ayer reunido durante más de siete horas para estudiar la operación y, finalmente, se suspendió sin acuerdo hasta hoy.
La posición del Ejecutivo español, muy beligerante por la titularidad pública de KPN, la complejidad de la operación, la posibilidad de que la fusión sea por pasos (empezando por los móviles) y la coincidencia en el tiempo de varias iniciativas de calado (la compra de las filiales americanas) son algunas de estas
incertidumbres. En el otro lado, mientras tanto, KPN ni siquiera tiene prevista la reunión de su consejo.
Las incertidumbres y las complejidades planean sobre la fusión de Telefónica y KPN. La postura del Gobierno español, muy beligerante con el carácter público de la firma holandesa, es una de ellas, pero también el hecho de que Telefónica tiene en marcha más de una operación de calado. Todo ello obligó ayer a que el consejo de la operadora se suspendiera hasta hoy.
El Gobierno holandés ya ha comunicado a las autoridades españolas su intención de salir del capital de la operadora KPN si prospera el proyecto de fusión con Telefónica. Pero al ministerio de Rodrigo Rato no le parece suficiente.
El vicepresidente económico del Ejecutivo remitió ayer una carta a su homólogo holandés amenazándole con limitar su derecho al voto en la nueva sociedad que se conforme (y de la que sería el primer accionista, con el 17%) si no abandona "de forma inmediata e irreversible" su posición como accionista principal de KPN.
La carta de respuesta del vicepresidente hace especial hincapié en que la presencia del Estado holandés en la entidad resultante de la fusión es "excesivamente amplia" y contraviene la legislación española. Otro inconveniente es que esta participación no tiene límite temporal, con lo que "para llevar adelante
la operación sería necesario, a juicio del Ejecutivo," la venta de este paquete. Para reafirmar su posición, Rato esgrime el precedente de la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos, que, pensada para el sector energético, introdujo la posibilidad de limitar el derecho al voto en las empresas españolas de compañías extranjeras que tuvieran participación pública.
Por tanto, el vicepresidente exige al Gobierno holandés que concrete su propuesta de salir del capital de KPN. De hecho, condiciona su visto bueno a la fusión a que Holanda venda su capital con la mayor rapidez posible y a que detalle el procedimiento de salida.
Las empresas implicadas, por su parte, tuvieron ayer distintas reacciones. Mientras que Telefónica guardó absoluto mutismo, a la espera de que terminara la reunión del consejo de administración, KPN aseguró que el Gobierno holandés no pondría pegas a vender su capital.
En cualquier caso, la postura española tuvo su repercusión en la cotización de las dos compañías. Telefónica cayó un 2,35%, entre la incertidumbre por el futuro de la fusión y ante la ausencia de noticias por parte del consejo. KPN retrocedió un 4,32%.
La respuesta de Rato fue interpretada como muy dura por el sector, aunque fuentes cercanas a Telefónica aseguran que el Ejecutivo ha estado perfectamente informado de la operación. Las mismas fuentes añaden que hubo una reunión de la Comisión Delegada hace menos de tres semanas en la que se comunicó el
proyecto de fusión con KPN y sus detalles a los presentes (consejeros independientes, dominicales y ejecutivos).
El propio Pedro Luis Uriarte, consejero delegado del BBVA, explicó ayer que la entidad bancaria es consciente de que el sector de las telecomunicaciones están en plena expansión y que son necesarias las fusiones. Y añadió que el BBVA está en Telefónica con plena conciencia de ello.
La decisión sobre el futuro de Telefónica sigue en manos del consejo, que anoche suspendió una reunión de siete horas sin tomar ningún acuerdo. Con todo y a pesar de las incertidumbres, fuentes cercanas a la
compañía daban por hecha una fusión, por lo menos para el móvil. La sede de la nueva compañía estaría en Madrid, con mando español y con Juan Villalonga a la cabeza. Sin embargo, la operación es compleja y, como resaltaban fuentes de la operadora tras el consejo, podría hacer sombra a las ofertas de compra lanzadas por las filiales latinoamericanas.
La posición del Ejecutivo español, muy beligerante por la titularidad pública de KPN, la complejidad de la operación, la posibilidad de que la fusión sea por pasos (empezando por los móviles) y la coincidencia en el tiempo de varias iniciativas de calado (la compra de las filiales americanas) son algunas de estas
incertidumbres. En el otro lado, mientras tanto, KPN ni siquiera tiene prevista la reunión de su consejo.
Las incertidumbres y las complejidades planean sobre la fusión de Telefónica y KPN. La postura del Gobierno español, muy beligerante con el carácter público de la firma holandesa, es una de ellas, pero también el hecho de que Telefónica tiene en marcha más de una operación de calado. Todo ello obligó ayer a que el consejo de la operadora se suspendiera hasta hoy.
El Gobierno holandés ya ha comunicado a las autoridades españolas su intención de salir del capital de la operadora KPN si prospera el proyecto de fusión con Telefónica. Pero al ministerio de Rodrigo Rato no le parece suficiente.
El vicepresidente económico del Ejecutivo remitió ayer una carta a su homólogo holandés amenazándole con limitar su derecho al voto en la nueva sociedad que se conforme (y de la que sería el primer accionista, con el 17%) si no abandona "de forma inmediata e irreversible" su posición como accionista principal de KPN.
La carta de respuesta del vicepresidente hace especial hincapié en que la presencia del Estado holandés en la entidad resultante de la fusión es "excesivamente amplia" y contraviene la legislación española. Otro inconveniente es que esta participación no tiene límite temporal, con lo que "para llevar adelante
la operación sería necesario, a juicio del Ejecutivo," la venta de este paquete. Para reafirmar su posición, Rato esgrime el precedente de la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos, que, pensada para el sector energético, introdujo la posibilidad de limitar el derecho al voto en las empresas españolas de compañías extranjeras que tuvieran participación pública.
Por tanto, el vicepresidente exige al Gobierno holandés que concrete su propuesta de salir del capital de KPN. De hecho, condiciona su visto bueno a la fusión a que Holanda venda su capital con la mayor rapidez posible y a que detalle el procedimiento de salida.
Las empresas implicadas, por su parte, tuvieron ayer distintas reacciones. Mientras que Telefónica guardó absoluto mutismo, a la espera de que terminara la reunión del consejo de administración, KPN aseguró que el Gobierno holandés no pondría pegas a vender su capital.
En cualquier caso, la postura española tuvo su repercusión en la cotización de las dos compañías. Telefónica cayó un 2,35%, entre la incertidumbre por el futuro de la fusión y ante la ausencia de noticias por parte del consejo. KPN retrocedió un 4,32%.
La respuesta de Rato fue interpretada como muy dura por el sector, aunque fuentes cercanas a Telefónica aseguran que el Ejecutivo ha estado perfectamente informado de la operación. Las mismas fuentes añaden que hubo una reunión de la Comisión Delegada hace menos de tres semanas en la que se comunicó el
proyecto de fusión con KPN y sus detalles a los presentes (consejeros independientes, dominicales y ejecutivos).
El propio Pedro Luis Uriarte, consejero delegado del BBVA, explicó ayer que la entidad bancaria es consciente de que el sector de las telecomunicaciones están en plena expansión y que son necesarias las fusiones. Y añadió que el BBVA está en Telefónica con plena conciencia de ello.
La decisión sobre el futuro de Telefónica sigue en manos del consejo, que anoche suspendió una reunión de siete horas sin tomar ningún acuerdo. Con todo y a pesar de las incertidumbres, fuentes cercanas a la
compañía daban por hecha una fusión, por lo menos para el móvil. La sede de la nueva compañía estaría en Madrid, con mando español y con Juan Villalonga a la cabeza. Sin embargo, la operación es compleja y, como resaltaban fuentes de la operadora tras el consejo, podría hacer sombra a las ofertas de compra lanzadas por las filiales latinoamericanas.
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