Congreso mexicano aborda presupuesto en sesiones extraordinarias
Publicado 2001/12/19 00:00:00
- José Miguel DomÃnguez F.
La polémica reforma fiscal del presidente Vicente Fox y el presupuesto 2002 serán discutidos por el Congreso mexicano desde el jueves hasta el 31 de diciembre, plazo en que terminan las sesiones extraordinarias y en el que México debería tener aprobado un proyecto de ingresos y egresos.
La Gran Comisión de la Cámara de Diputados, reunida la noche del lunes, resolvió convocar a extraordinarias a partir del jueves -y no ayer como se esperaba- para debatir 14 temas, entre los cuales la reforma fiscal de Fox, bloqueada en el legislativo desde hace nueve meses.
Esa iniciativa generó feroces críticas de la mayoritaria oposición legislativa porque intenta aplicar el Impuesto al Valor Agregado (IVA, 15%) a alimentos, medicinas, libros y estudios, al tiempo que propone reducir la alicuota máxima de impuesto a la renta del 40 al 35%.
La parálisis en torno de la reforma obligó a Fox a enviar al Congreso un proyecto de presupuesto austero, todavía sin aprobación, y cuya meta central es mantener el déficit debajo del 0.65% del Producto Interno Bruto (PIB).
Pero, incluso ese proyecto se modificó en el camino a la baja en cuanto a los gastos (un recorte superior a 2,000 millones de dólares) ante el desplome de los precios del petróleo, cuyas exportaciones aportan un tercio de los ingresos fiscales.
Así, México debió cambiar la semana pasada su estimación del valor de la cesta petrolera 2002 de 17 a 15.50 dólares el barril, además de recortar en 100,000 barriles diarios las exportaciones en el marco de acuerdos internacionales para frenar la caída de precios.
Acerca de la reforma, "no hay acuerdos sobre los cuales pudiéramos afirmar que tenemos una propuesta conjunta. Seguimos dialogando, seguimos viendo iniciativas, pero no hay una definición todavía", reconoció Felipe Calderón, líder de la brigada parlamentaria del gobernante Partido Acción Nacional, segunda minoría con 206 diputados sobre 500.
En las últimas semanas se barajaron una gran cantidad de opciones: aplicar solamente 4% de IVA a alimentos, eliminar una parte de las medicinas, compensar con alzas de impuestos a alcohol y tabaco...Pero ninguna parece haber logrado consenso.
"Lo importante es que no vayamos a crear un Frankenstein, que vayamos a ocasionar aumentos de impuestos o crear nuevos impuestos que nos distorsionen la actividad productiva", dijo el diputado Jorge Chávez, del PRI, que participa en las negociaciones.
Fox, un conservador populista que llegó al poder hace un año, poniendo fin a 71 años de gobierno ininterrumpido del PRI, ha defendido a capa y espada, una y otra vez, su proyecto de reforma fiscal, asegurando que el 30% de la recaudación adicional (4,000 sobre 13,500 millones de dólares) será destinado a gasto social.
La relación con el Congreso ha sido uno de los puntos débiles de Fox, quien en su primer año de gobierno envió tres importantes iniciativas al parlamento. Una de ellas, la ley indígena, fue modificada de raíz antes de su aprobación, y las otras dos (Reforma Fiscal y Reforma Energética) siguen bloqueadas.
En ese marco de parálisis, sigue pendiente la aprobación del presupuesto 2002 que debe estar listo antes de la noche del 31 de diciembre. Pero en caso que ello no ocurra no hay mecanismos legales previstos, ni siquiera la prolongación automática del anterior.
Es que durante 70 años, en los que el PRI gobernó a su antojo el país, nunca nadie se había imaginado la posibilidad que el presupuesto que el todopoderoso presidente enviaba a sus "cuates" y parlamentarios mayoritarios en el Congreso fuera puesto en la picota.
Y el año pasado, la primera vez que un presidente ajeno al PRI gobernaba, fue aprobado por unanimidad como reconocimiento al bono democrático de un presidente que había asumido hacía menos de un mes.
La Gran Comisión de la Cámara de Diputados, reunida la noche del lunes, resolvió convocar a extraordinarias a partir del jueves -y no ayer como se esperaba- para debatir 14 temas, entre los cuales la reforma fiscal de Fox, bloqueada en el legislativo desde hace nueve meses.
Esa iniciativa generó feroces críticas de la mayoritaria oposición legislativa porque intenta aplicar el Impuesto al Valor Agregado (IVA, 15%) a alimentos, medicinas, libros y estudios, al tiempo que propone reducir la alicuota máxima de impuesto a la renta del 40 al 35%.
La parálisis en torno de la reforma obligó a Fox a enviar al Congreso un proyecto de presupuesto austero, todavía sin aprobación, y cuya meta central es mantener el déficit debajo del 0.65% del Producto Interno Bruto (PIB).
Pero, incluso ese proyecto se modificó en el camino a la baja en cuanto a los gastos (un recorte superior a 2,000 millones de dólares) ante el desplome de los precios del petróleo, cuyas exportaciones aportan un tercio de los ingresos fiscales.
Así, México debió cambiar la semana pasada su estimación del valor de la cesta petrolera 2002 de 17 a 15.50 dólares el barril, además de recortar en 100,000 barriles diarios las exportaciones en el marco de acuerdos internacionales para frenar la caída de precios.
Acerca de la reforma, "no hay acuerdos sobre los cuales pudiéramos afirmar que tenemos una propuesta conjunta. Seguimos dialogando, seguimos viendo iniciativas, pero no hay una definición todavía", reconoció Felipe Calderón, líder de la brigada parlamentaria del gobernante Partido Acción Nacional, segunda minoría con 206 diputados sobre 500.
En las últimas semanas se barajaron una gran cantidad de opciones: aplicar solamente 4% de IVA a alimentos, eliminar una parte de las medicinas, compensar con alzas de impuestos a alcohol y tabaco...Pero ninguna parece haber logrado consenso.
"Lo importante es que no vayamos a crear un Frankenstein, que vayamos a ocasionar aumentos de impuestos o crear nuevos impuestos que nos distorsionen la actividad productiva", dijo el diputado Jorge Chávez, del PRI, que participa en las negociaciones.
Fox, un conservador populista que llegó al poder hace un año, poniendo fin a 71 años de gobierno ininterrumpido del PRI, ha defendido a capa y espada, una y otra vez, su proyecto de reforma fiscal, asegurando que el 30% de la recaudación adicional (4,000 sobre 13,500 millones de dólares) será destinado a gasto social.
La relación con el Congreso ha sido uno de los puntos débiles de Fox, quien en su primer año de gobierno envió tres importantes iniciativas al parlamento. Una de ellas, la ley indígena, fue modificada de raíz antes de su aprobación, y las otras dos (Reforma Fiscal y Reforma Energética) siguen bloqueadas.
En ese marco de parálisis, sigue pendiente la aprobación del presupuesto 2002 que debe estar listo antes de la noche del 31 de diciembre. Pero en caso que ello no ocurra no hay mecanismos legales previstos, ni siquiera la prolongación automática del anterior.
Es que durante 70 años, en los que el PRI gobernó a su antojo el país, nunca nadie se había imaginado la posibilidad que el presupuesto que el todopoderoso presidente enviaba a sus "cuates" y parlamentarios mayoritarios en el Congreso fuera puesto en la picota.
Y el año pasado, la primera vez que un presidente ajeno al PRI gobernaba, fue aprobado por unanimidad como reconocimiento al bono democrático de un presidente que había asumido hacía menos de un mes.
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