Creador del "SoBigF" podría lanzar otra versión de su criatura
Publicado 2003/08/26 23:00:00
- PekÃn
No es un "piratita" cualquiera. Se trata del creador del virus informático más veloz que se haya diseñado hasta el momento. La semana pasada, a través del correo electrónico, su criatura expandió sus tentáculos por el mundo, afectando a infinidad de sistemas informáticos.
Se llama "SoBig.F" y cobró una dimensión tal que, para el fin de semana, uno de cada 15 e-mails que circulaban estaba contaminado. Sin embargo, la identidad del creador de SoBig, como la de tantos "artistas" de virus informáticos, sigue siendo un secreto.
Podría ser un adolescente, encerrado en una habitación y alimentado a odio juvenil. O un narcisista que, simplemente, quiere ver cómo su diseño domina los sistemas informáticos de todo el mundo. O, también, podría tratarse de un criminal a sueldo de los "spammers", a pesca de nuevas formas de envío de mensajes basura.
El FBI y las empresas que diseñan software antivirus confirmaron que el autor era norteamericano y, casi seguro, de sexo masculino. También determinaron que comparte algunas de sus características con los "spammers": como casi todos ellos, vive en el estado de la Florida, EU, tal vez cerca de Boca Raton, la capital mundial del "correo basura".
También, dicen, puede haberse tomado unas vacaciones recientemente. La "F" de SoBig denota que es la sexta generación del virus que ingresa al ciberespacio, después de sus antecesoras A, B, C, D y E. Cada una de ellas fue más potente y más veloz que la anterior.
Sin embargo, hubo una brecha de cuatro semanas entre E y F. Hay algo que sí se sabe con seguridad: SoBig.F no será el último de la familia: cada generación tiene su propia fecha de expiración y ésta termina el 10 de septiembre.
Quienes persiguen a su creador creen que eso significa que está intentando pulir su técnica, limpiando Internet de sus criaturas previas mientras se toma su tiempo para enviar la nueva versión, por supuesto, mejorada.
Eso quiere decir que, a menos que lo atrapen, pronto habrá un SoBig.G. En todo el mundo hay creadores de virus escondidos que diseñan códigos informáticos capaces de replicarse como organismos vivos. Algunos pueden ser inofensivos, pero muchos son muy nocivos: infectan computadoras, las deshabilitan y arruinan archivos valiosos, colapsan sistemas, paralizan oficinas y cuestan millones.
Hay una imagen estereotipada del creador de virus: masculino, adolescente o de poco más de 20 años, técnicamente talentoso pero desprovisto de toda gracia social. Tal personaje transita sus días en el ciberespacio y se expresa a través de alter egos como Destructor Oscuro, Monster o Zombie.
Algunos se agrupan en "equipos" que compiten para desarrollar el virus más efectivo. Las fronteras internacionales significan poco y nada para ellos. Los más conocidos viven en España, la República Checa, Filipinas y los EU.
A principios de los 90, uno de los principales centros de producción de virus era Bulgaria, donde el fin de la Guerra Fría dejó en la calle a cientos de expertos informáticos muy capacitados. Muchos de los expertos en combatir los virus son irónicos con sus enemigos: "Suelen tener problemas para comunicarse con los demás. En general, abandonan el hobby cuando crecen y descubren a las chicas", dice Graham Cluley, consultor de tecnología de la firma de antivirus Sophos.
Pero, a veces, el estereotipo no funciona: después de sus sonado comentarios públicos respecto a que los creadores de virus son hombres, Cluley fue atacado por una mujer belga de 19 años que se hacía llamar Gigabyte. Un virus, con la cara de Cluley, invitaba a los dueños de computadoras infectadas a arrojarle cocos.
La cosa parecía divertida hasta que el usuario se daba cuenta de que, si acertaba en el rostro de Cluley, el virus borraba un menor número de archivos de su disco rígido. Eso implicaba que, para salvar datos preciosos, había que tirar los cocos con precisión. A los creadores de virus los enfurece el estereotipo común. Virus Blaster tiene 30 años y vive en España.
Es un "coleccionista de virus" y forma parte de una banda de diseñadores de "gusanos" llamada "29ª", que intercambia y comercializa virus con el mismo fanatismo con el que los crea. "Por supuesto que hay algunos chicos jóvenes sin novias que coinciden con ese perfil, pero también hay gente de más de 30 años, casada y con hijos, que produce habitualmente virus informáticos", le dijo Blaster al periódico británico The Observer.
Además de todo, la naturaleza de Internet les permite ocultarse detrás de una infinidad de alias. Aún si se detecta el origen del virus, su diseñador puede haber usado una identidad falsa para abrir la cuenta de correo electrónico desde la que lo introdujo a la red. Pero los cazadores de creadores de virus están igualmente al acecho.
Se llama "SoBig.F" y cobró una dimensión tal que, para el fin de semana, uno de cada 15 e-mails que circulaban estaba contaminado. Sin embargo, la identidad del creador de SoBig, como la de tantos "artistas" de virus informáticos, sigue siendo un secreto.
Podría ser un adolescente, encerrado en una habitación y alimentado a odio juvenil. O un narcisista que, simplemente, quiere ver cómo su diseño domina los sistemas informáticos de todo el mundo. O, también, podría tratarse de un criminal a sueldo de los "spammers", a pesca de nuevas formas de envío de mensajes basura.
El FBI y las empresas que diseñan software antivirus confirmaron que el autor era norteamericano y, casi seguro, de sexo masculino. También determinaron que comparte algunas de sus características con los "spammers": como casi todos ellos, vive en el estado de la Florida, EU, tal vez cerca de Boca Raton, la capital mundial del "correo basura".
También, dicen, puede haberse tomado unas vacaciones recientemente. La "F" de SoBig denota que es la sexta generación del virus que ingresa al ciberespacio, después de sus antecesoras A, B, C, D y E. Cada una de ellas fue más potente y más veloz que la anterior.
Sin embargo, hubo una brecha de cuatro semanas entre E y F. Hay algo que sí se sabe con seguridad: SoBig.F no será el último de la familia: cada generación tiene su propia fecha de expiración y ésta termina el 10 de septiembre.
Quienes persiguen a su creador creen que eso significa que está intentando pulir su técnica, limpiando Internet de sus criaturas previas mientras se toma su tiempo para enviar la nueva versión, por supuesto, mejorada.
Eso quiere decir que, a menos que lo atrapen, pronto habrá un SoBig.G. En todo el mundo hay creadores de virus escondidos que diseñan códigos informáticos capaces de replicarse como organismos vivos. Algunos pueden ser inofensivos, pero muchos son muy nocivos: infectan computadoras, las deshabilitan y arruinan archivos valiosos, colapsan sistemas, paralizan oficinas y cuestan millones.
Hay una imagen estereotipada del creador de virus: masculino, adolescente o de poco más de 20 años, técnicamente talentoso pero desprovisto de toda gracia social. Tal personaje transita sus días en el ciberespacio y se expresa a través de alter egos como Destructor Oscuro, Monster o Zombie.
Algunos se agrupan en "equipos" que compiten para desarrollar el virus más efectivo. Las fronteras internacionales significan poco y nada para ellos. Los más conocidos viven en España, la República Checa, Filipinas y los EU.
A principios de los 90, uno de los principales centros de producción de virus era Bulgaria, donde el fin de la Guerra Fría dejó en la calle a cientos de expertos informáticos muy capacitados. Muchos de los expertos en combatir los virus son irónicos con sus enemigos: "Suelen tener problemas para comunicarse con los demás. En general, abandonan el hobby cuando crecen y descubren a las chicas", dice Graham Cluley, consultor de tecnología de la firma de antivirus Sophos.
Pero, a veces, el estereotipo no funciona: después de sus sonado comentarios públicos respecto a que los creadores de virus son hombres, Cluley fue atacado por una mujer belga de 19 años que se hacía llamar Gigabyte. Un virus, con la cara de Cluley, invitaba a los dueños de computadoras infectadas a arrojarle cocos.
La cosa parecía divertida hasta que el usuario se daba cuenta de que, si acertaba en el rostro de Cluley, el virus borraba un menor número de archivos de su disco rígido. Eso implicaba que, para salvar datos preciosos, había que tirar los cocos con precisión. A los creadores de virus los enfurece el estereotipo común. Virus Blaster tiene 30 años y vive en España.
Es un "coleccionista de virus" y forma parte de una banda de diseñadores de "gusanos" llamada "29ª", que intercambia y comercializa virus con el mismo fanatismo con el que los crea. "Por supuesto que hay algunos chicos jóvenes sin novias que coinciden con ese perfil, pero también hay gente de más de 30 años, casada y con hijos, que produce habitualmente virus informáticos", le dijo Blaster al periódico británico The Observer.
Además de todo, la naturaleza de Internet les permite ocultarse detrás de una infinidad de alias. Aún si se detecta el origen del virus, su diseñador puede haber usado una identidad falsa para abrir la cuenta de correo electrónico desde la que lo introdujo a la red. Pero los cazadores de creadores de virus están igualmente al acecho.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.