Cría de caballos: placer y negocio

Cabalgar un caballo de paso puede parecer a simple vista un simple deporte o un entretenimiento elitista.
Para muchos sudamericanos es casi un acto poético tomar las riendas de un equino y cabalgarlo por la llanura, vestido con un poncho blanco de lino, sombrero de paja, espuelas de plata quemada y otros aditamentos cantados por Chabuca Granda en su popular vals "José Antonio".
Sin embargo, esta actividad que alguna vez fue concebida sólo como un pasatiempo de potentados, se constituye hoy en un floreciente negocio, en el cual se exportan e importan animales valorados cada uno de ellos hasta en 100,000 dólares, con lo que se confirma que hay negocios que también pueden ser un placer.
En Panamá existe una diversificación de crianza de caballos, entre los que se destacan los peruanos, los colombianos, iberoamericanos y andaluces, entre otros. El caballo peruano tiene como particularidad su estilo de andar gateado, metiendo las patas, consecuencia del cabalgar por la tierra arenosa de las fincas de la costa. Sorprendentemente los hijos de caballos de paso que nacen en Panamá y en otros países, por un milagro genético, conservan el paso gateado. Los caballos colombianos tienen otro tipo de trote que igualmente conserva la genética.
Estas asociaciones tienen como fin mejorar la raza de los animales y posesionarse como los mejores criadores de la región, al custodiar la pureza de estos ejemplares.
Para el presidente de la Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos de Paso Peruano de Panamá, Rolando García, el país ejerce liderazgo en esta materia, porque siempre buscan la homologación de las razas.
Esto se logró inicialmente con la importación de caballos de paso de Perú. Sin embargo, el potencial e interés que despertó la práctica equina no se limitó a la importación de caballos peruanos sino que empezó la crianza en Panamá. Este año se inició un intercambio comercial que incluye las exportaciones de ejemplares panameños a Centroamérica y las importaciones de semen del Perú.
García indicó que la evolución de la raza peruana se debe en parte a uno de los grandes caballistas que ha tenido el país, el destacado abogado Dr. Woodrow de Castro, quien desde la década del 70 fundó la asociación e impulsó la crianza de caballos en Panamá. De Castro cabalgaba con elegancia hasta poco antes de su fallecimiento.
Esta agrupación cuenta actualmente con más de 70 miembros activos, y se estima que hay 1,500 animales registrados.
Pero esta pasión por los caballos tiene un costo que, indiscutiblemente, va ligado al mejoramiento genético.
El cruce de raza va más allá, cuando se decide empezar la transportación de semen en envases herméticos.
A partir de allí se concreta el mejoramiento, con lo que se fomenta la inseminación artificial, para poder garantizar que las yeguas sean servidas por otros animales que no se encuentren en el país.
En este sentido, García indicó que el semen tiene un costo entre los 500 y 5,000 dólares, de acuerdo al ejemplar que preste los servicios, mientras que la misma inseminación en sí puede costar alrededor de 2,500 dólares como un paquete completo.
El registro de los animales se calcula en 25 dólares por caballo, al tiempo que su mantenimiento depende si se cría en establo o potrero.
Depende del método de crianza, pero los animales de concurso se estabulan 3 meses antes para mantener la forma y el colorido de la piel que se deteriora con la lluvia y el sol.
Los costos son muy variables. Si el caballo está suelto en un potrero y solamente se le desparasita, puede requerir una inversión de 25 dólares hasta los 150 mensuales, evidentemente esto incluye los gastos de entrenamiento y veterinaria.
Por animal se pueden gastar unos 200 dólares mensuales solamente en alimentación y atención veterinaria. Este costo incluye la contratación de un chalán o peón que entrena al equino, le pule los defectos, le otorga estilo y lo prepara para las competencias.
No obstante, todos estos costos son recompensados cuando se ganan premios o se concreta una venta.
Pero, al igual que otras actividades económicas, los inversionistas de este sector se quejan de los trámites burocráticos que se practican en la Dirección de Cuarentena del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA), con relación al tratamiento que le dan a los embarques de semen.
CABALLOS COLOMBIANOS
El legislador Marcos González, ex -dirigente sindical del transporte, quien también se dedica a la cría de caballos colombianos, andaluces y de los iberoamericanos, advirtió que la burocracia arruina el semen, que una vez descongelado no puede ser utilizado para futuras inseminaciones.
El costo de un caballo en sí varía por diversos elementos como el pedigree o el rendimiento que tiene en las pistas de concurso, dijo González.
Indicó que la cría de caballos colombianos pasa por un auge en Panamá que en la actualidad es estimulada con la exportación de animales hacia países del área.
Pero si se analiza el precio con relación de su edad, un potrillo ( de 3 a 7 años) puede oscilar entre los 1,500 dólares y 5,000 dólares. De allí, el precio puede subir hasta los 100,00 dólares.
La promoción de la actividad ecuestre ha llegado a tal punto, que se está construyendo "El Club Ecuestre de Coronado", por iniciativa de Roberto Eisenmann III. Un lugar que rodeado de la naturaleza y caballos de casta fina se propone ser el punto de encuentro de aquellas personas que deseen utilizar pistas de categoría mundial, adaptadas para todas las disciplinas equinas.
Además de programarse subastas, cabalgatas y ferias que incluyen clases de equitación.
El lugar incluye el alquiler de establos, que se convierten en el principal atractivo, para aquellas personas que, desde hace tiempo, esperaban contar con un lugar cerca de la ciudad para disfrutar de la actividad durante los fines de semana.
Los criadores, entre los que hay abogados, médicos, hombres de negocios y profesionales de diversas especialidades que dedican su tiempo de ocio a la crianza de caballos, concuerdan en que lo más importante en la cría de caballos es la pasión que se sienta por los animales. Pero, sin duda, no hay mejor negocio que aquél que resulta entretenido.