La economía: una ciencia oculta?
- Kinshasa
La preocupación apunta hacia la reforma bancaria para prevenir otro conato de incendio.
Pero más que inversionistas, la élite que hoy gobierna los destinos de la economía mundial son precisamente eso – economistas, una cábala de profesionales que quizás causó la envidia de Galeano cuando pronunció su lapidaria queja. William Sterling es uno de ellos. Doctor en Economía de la Universidad de Harvard, es socio fundador y director de Trilogy Global Advisors, una firma de inversiones que cuenta con 10.6 mil millones de dólares en activos bajo administración. Todavía recuerdo que cuando nos conocimos, fue producto de una gentil invitación a un grupo de becarios Fulbright para conversar sobre las perspectivas de la economía en su sede en el centro de la ciudad -- hace ya un par de años atrás. En ese momento, Sterling, con una sobriedad entonces inusual en el campo de las finanzas, decidió escuchar a los estudiantes y recuerdo que sólo se emocionó cuando comentó sobre los desarrollos en los modelos financieros, que más y más tomaban ideas prestadas de ciencias como la biofísica. Quizás por esta característica discreción y mesura, decidí preguntarle sus impresiones sobre la crisis.
“Esto tiene el potencial de convertirse en más que una recesión… Esta es una recesión de balances generales… y por eso es que, la Reserva Federal busca incrementar los activos en los balances de los bancos.” Pero todavía son esquivas las certezas “el problema bancario persiste… está claro que el Gobierno no permitirá más situaciones como la de Lehman Brothers, y aquellas entidades más pequeñas con problemas de solvencia serán resueltas por el FDIC [la agencia del Gobierno de EE.UU. que garantiza los depósitos bancarios].
Quizás con el escepticismo de Durnham, le pregunté sobre si esto haría cambiar las reglas del juego. “La preocupación de los participantes del mercado apuntan hacia la reforma bancaria para prevenir otro conato de incendio… La mayoría de los participantes del mercado reconocen que la regulación es inevitable… Pero estoy complacido con la comprensión de Bernanke de la crisis y sus políticas no-ortodoxas”.
Y es que la primera muerte de la crisis fue la ortodoxia.
En su momento, los economistas estaban de acuerdo que en su momento la política monetaria, y las tasas de interés, eran la palanca ideal para administrar la economía. Sin embargo, cuando la Reserva Federal en diciembre del 2008 dejó la tasa de interés entre 0 y 0.25%, los economistas, teóricos y aplicados, tuvieron que buscar nuevas formas de estimular la economía -- entre ellas, el anatema de la política fiscal. Sin duda, Bernanke, una mente creativa y estudiosa de la historia, buscó otras formas de canalizar dinero a los bancos. Y a pesar de las malas caras de algunos, la administración del Presidente Obama decidió empujar un ambicioso proyecto de obras públicas sin paralelo. Unos, como Durnham, plantean que la inflación sólo es cuestión de tiempo. Sterling, en cambio, es de la opinión que la inflación no es problema inmediato.
Pero más allá de aquellos asuntos inmediatos, existen economistas no-ortodoxos que están preguntándose cómo se desenvolverá el futuro – y entre ellos está Ha-Joon Chang, profesor en la Universidad de Cambridge, quien postula que el futuro, especialmente cuando se refiere al mundo en desarrollo, está en superar el pasado de la globalización. Para Chang la economía no es una ciencia oculta, si no más bien una serie de mentiras. “El libre comercio es una mentira diseñada para patear la escalera de los países en desarrollo” comentaba Chang en una conferencia en The New School for Social Research, en Nueva York. Y peor aún, vista la crisis, le parece irónico que los países desarrollados aboguen por estímulos fiscales de este tipo cuando durante la crisis asiática, a los países afectados se les recomendó no tomar este tipo de medidas. “Y así, se nos dijo que subiéramos las tasas de interés y dejáramos fallar a nuestras instituciones insolventes cuando en Estados Unidos hoy las tasas de interés oscilan cerca de cero y se otorgan millones al sector privado”. Ciertamente, para muchos, la economía no es sólo una ciencia oculta sino también una disciplina ingrata.
Al finalizar su conferencia, le pregunté a Chang sobre los errores de América Latina; él me contestó que esta región sencillamente falló en sus iniciativas de desarrollo. “Generalmente se dejó todo a discreción de las compañías extranjeras, sin que se generaran cambios sustantivos en las economías locales. No hubo transferencia de tecnologías, ni de conocimientos”.
En ese contexto, la década perdida vino antecedida por las décadas desaprovechadas.
Todo apunta a que nuestros países están en una situación similar… especialmente Panamá y sus años de bonanza. Panamá no debe mirar al otro lado, ni poner la otra mejilla frente a esta crisis. Hay que aprender de nuestros errores, y no dejar nuestro futuro al capricho esotérico de las circunstancias. Y con ello, tenemos que exigirnos responsabilidad y sensatez, porque, sea oculta o no, la economía sólo será ciencia en la medida en que aprendamos de ella.

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