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¿Necesita carisma para ser un gran conferencista?
En el ámbito laboral, el trabajo de un conferencista no es agradarle al auditorio, sino transmitir su mensaje.
- Actualizado: 08/1/2020 - 09:56 am
Recientemente trabajé con un CEO recién nombrado que, al enfrentar una presentación próxima, estaba preocupado respecto a su “falta de carisma”. Era ingeniero de formación y se sentía incómodo hablando ante grupos. Una razón por la que fue electo para ese cargo era que lo consideraban un maestro para escuchar. Por lo tanto, practicó trasladar la escucha a su forma de hablar. Pronto entendió que su mayor fortaleza como conferencista era su habilidad de ponerle atención a las necesidades de su auditorio. Los empleados salían de sus conferencias sintiéndose motivados y “comprendidos.” Este CEO quizá careciera de carisma, pero tenía una habilidad mucho más valiosa: presencia.
Cuando les encargan hablar en público, las personas suelen anhelar ser carismáticas. Quieren ser agradables y que los demás se sientan atraídos a ellos, pero eso es un problema – en el ámbito laboral, el trabajo de un conferencista no es agradarle al auditorio, sino transmitir su mensaje. De hecho, si el auditorio está demasiado enfocado en el conferencista, podría no ponerle atención a su argumento.
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Ahí es donde entra la presencia. La presencia es esencialmente lo inverso al carisma. Mientras que el carisma se enfoca en el conferencista, la presencia se enfoca en el auditorio. La presencia se trata de darle algo valioso a quienes escuchan, no de una encantadora experiencia de usted como conferencista.
¿Cómo puede cultivar la presencia? He aquí algunas formas de comenzar:
— PREPÁRESE CON PRESENCIA: Enfóquese en quiénes estarán en la sala y lo que necesitan de usted. Si construye su presentación a partir de las necesidades de su auditorio, será más fácil estar presente con ellos mientras les habla. Siempre pregunte quiénes estarán en el auditorio.
— PRACTIQUE CON PRESENCIA: Cada vez que practique, busque estar incluso más enfocado en dirigir su mensaje a un auditorio, incluso si este es imaginario. En el momento en que note que está entrando en piloto automático, reinicie la frase.
— HAGA QUE SU MENTE ESTÉ PRESENTE: Antes de levantarse para hablar, tome un momento para anotar todo lo que le impide estar presente – miedos, ansiedades, pensamientos que lo distraen – y deje de lado el papel. Esta simple acción puede ayudarlo a reenfocar la mente en la tarea presente.
— HAGA QUE SU CUERPO ESTÉ PRESENTE: Justo antes de hablar, tome 15 segundos para abrir su postura. Si está sentado, ponga sus manos frente a usted, por encima de la mesa. Relaje sus hombros. Su respiración debería estar relajada; observe a las personas a quienes les hablará. Cuando cambia hacia una postura abierta, le señala a su cerebro “estoy listo para estar presente con el auditorio” y automáticamente se pondrá menos nervioso.
— COMIENCE CON PRESENCIA: Antes de hablar, tome un momento para respirar y mirar directamente al auditorio. Después comience con una declaración de “ustedes”: “Cada uno de ustedes en esta sala...” o “Quiero compartir con ustedes una historia sobre el poder de...” Esto inmediatamente le dice a su cerebro que se está enfocando en el auditorio.
— HABLE CON PRESENCIA: Mientras habla, dirija su energía hacia los individuos en el salón. Observe a una persona a la vez. Enfóquese en asegurar que cada oyente entienda a su mensaje a plenitud.
Puede ser un maestro como expositor y carecer de carisma. Cuando mi cliente CEO finalmente lo entendió, fue capaz de dejar de preocuparse por ser agradable y pudo enfocarse en lo que realmente importaba: ayudar al auditorio.
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Sarah Gershman es presidenta de Green Room Speakers y profesora de la McDonough School of Business en Georgetown University.
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