judicial
La violó, le fracturó los brazos y la apuñaló; así fue que murió Cristani
El sepelio de Cristani se realizó este sábado en La Chorrera. El asesino está detenido, pero lejos de otros reos que quieren vengar la muerte de la menor.
José Chacón - Actualizado:
La violó, le fracturó los brazos y la apuñaló; así fue que murió Cristani
El caso de la niña Cristani Grand sigue generando consternación en la comunidad de La Pesa N°1 en el distrito de La Chorrera. Tras la audiencia de imputación y formulación de cargos contra José Eduardo Frías, el hombre acusado de la muerte de la niña de seis años, salieron a relucir algunos detalles que las autoridades obtuvieron el día del hallazgo del cuerpo. Aunque suene cruel, las fiscales y los peritos del Ministerio Público (MP) que estaban de turno esa fecha, lograron entrar a la residencia del entonces sospechoso. Los funcionarios llevaban consigo una lámpara luminol, que son para poder visualizar rastros de sangre aunque esta haya sido lavada o borrada. Con aquella lámpara observaron sangre en la sala de aquella casa; revisaron todos los cuartos, sin embargo, un tanque azul que contenía ropa sucia, era lo único que faltaba por requisar. Un agente policial empezó a sacar la ropa y fue allí cuando vio las manos de la niña. Cuando encontraron el cuerpo de la menor, se percataron que tenía dos puñaladas en la frente y una en una de sus mejillas. También se supo que ambos brazos de Cristani estaban fracturados, casi que partidos. En aquella ocasión, se econtró un martillo con algunas hebras de cabello en la parte de metal. Los familiares de Cristani y la Defensoría del Pueblo solicitaron a la juez de garantías de este caso que no se permitiera el ingreso de la prensa y que no se dieran detalles de cómo ocurrió el lamentable hecho el día de la audiencia. Eduardo Frías fue detenido de forma provisional y trasladado a una celda apartada de los demás reos de la cárcel pública de La Chorrera, debido al peligro que corre su vida. Muchos violadores y asesinos de mujeres y niños mueren en las cárceles tal como les ocurre a sus víctimas, es una ley de venganza que sucede en muchos penales del mundo. Ojo por ojo, diente por diente, dice el conocido refrán.