Una mujer feliz
Hoy decidí recordarles a todas mis lectoras y amigas que nacimos para ser únicas, amadas y felices. Muchas veces nos aferramos al...
Hoy decidí recordarles a todas mis lectoras y amigas que nacimos para ser únicas, amadas y felices. Muchas veces nos aferramos al dolor o desamor y nos olvidamos de una parte esencial que es "amarnos primero" y esto significa ser respetadas, valoradas y queridas.
Ser feliz es misión de todos, pero esta vez, mi intención es dedicarle esta columna al sexo femenino, a nosotras, quienes luchamos por nuestros sueños, las que tenemos hambre de comernos al mundo, las madres que educan a sus hijos, las solteras en busca de amor y paz, las casadas que buscan estabilidad y amor en su familia, las abuelas, tías, amigas y primas que en algún momento de la vida pasamos dificultades que con mucho valor y optimismo superamos, porque eso de que somos el "sexo débil" ya pasó a la historia.
He visto con mis propios ojos las batallas que vivimos como mujeres y no está de más comentar que siempre salimos hacia adelante, nos secamos las lágrimas y con el pie derecho seguimos nuestro camino con el fin de encontrar lo que deseamos y tener una gran sonrisa en nuestro rostro.
Una mujer feliz sabe levantarse del suelo y seguir su camino. Sabe que con amor e inteligencia podrá recibir un sinfín de respuestas positivas. También está anuente de sus errores y sabe decir "perdón". Una mujer feliz se desilusiona, pero al día siguiente sabe que ese desamor fue un aprendizaje y que de alguna manera, esa enseñanza le ayudará en el futuro. Una mujer feliz sabe valorar a las personas que la aman y ve más allá de lo material. Está claramente segura de que en lo sencillo y natural existe felicidad eterna. A una mujer feliz le encanta conocer lugares que nunca ha visto, conversar con personas y sobre todas las cosas, una mujer feliz les sonríe a todos, aunque en el fondo tenga miles de preocupaciones, porque sabe que con su sonrisa podrá animar a los demás.
Nunca dudemos de nuestra fuerza y de nuestras ganas de luchar. La mujer feliz nunca se conforma o se queda en la zona de confort, ella armará el plan estratégico para vivir con plenitud y alegría, guiada por su corazón, por sus sueños y metas para vivir con pasión y trabajar en lo que realmente ama.
Ella siempre estará pendiente y llenando de amor a sus seres queridos. Ella es humana, tiene defectos, pero sabe manejarlos con el fin de no hacerles daño a los demás ni a ella misma. Conoce sus virtudes y trabaja en ellas para ser luz y vivir en armonía.
Una mujer feliz canta y baila (aunque no lo haga bien, pero eso la hace reír), no le da vergüenza ser ella misma, habla lo que piensa con tacto y claridad. Sabe respetar la opinión de los demás y se queda con lo positivo de cada persona y situación. Sabe que siendo ella misma logrará más que copiando a las otras.
La mujer feliz habla con ella misma, se automotiva, se llena de buenas vibras, se dice a sí misma: "vamos pa' lante". Reflexiona sobre su vida y aprende a "no esperar nada a cambio o nada de nadie", porque sabe hacer las cosas de corazón y que si espera algo de los demás, ya nada tendrá sentido porque sabrá que se podrá decepcionar o se sentir mal.
Mi corazón te aconseja que no pares, a que sigas llenando tu vida de amor y de alegría. Pase lo que pase, ya sea tristeza, dolor o sufrimiento, debemos seguir, porque si tenemos aire para respirar, eso significa que hay esperanza y que aún no ha terminado nuestra historia. "El momento que colguemos los guantes es cuando ya hemos llegado al último round". Porque la batalla hay que pelearla hasta el final y aprender de cada momento, del bueno, del malo y tener la felicidad eterna que siempre anhelamos.