Afganistán cumple diez años de guerra sumido en la violencia y la confusión
- Carlos Estrada
Ese es el panorama en vísperas de que el 7 de octubre se cumpla el décimo aniversario del inicio de la ofensiva de EEUU contra el régimen talibán por ofrecer santuario a Osama Bin Laden en su campaña terrorista contra Occidente que desembocó en los ataques del 11-S.
Los talibanes fueron desalojados rápido del poder, pero una década después Afganistán vive uno de los momentos más violentos.
Hasta ahora, el conflicto ha ocasionado, según un reciente informe de la universidad estadounidense de Brown, entre 34.000 y 46.000 muertos -extranjeros y afganos-, entre ellos hasta 14.000 civiles, de acuerdo con los cálculos más pesimistas.
Y el primer semestre de este año, con casi 1.500 muertos, fue uno de los períodos más cruentos para la población civil afgana desde el inicio de la contienda, según datos de la misión de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA).
"No se puede matar a tiros a un mosquito escondido tras un elefante", afirma el exmilitar y antiguo miembro del Ejecutivo, Abdul Hadi, que denuncia que la actual estrategia es errónea.
"Afganistán necesita una guerra de inteligencia", dice este ex viceministro de Interior, que afirma que la prioridad es encontrar a un enemigo que se esconde entre la población civil, "algo imposible de hacer solo con policías y soldados".
El inicio de la retirada de los cerca de 130.000 militares extranjeros desplegados en el país, que concluirá en 2014, se ha hecho en paralelo al comienzo del traspaso de las responsabilidades de seguridad de la OTAN a las fuerzas afganas.
Sin embargo los cerca de 300.000 soldados y policías afganos no parecen suficiente para frenar a algunas decenas de miles de talibanes que, además, parecen haber cambiado de estrategia y optan por ataques espectaculares y golpes a altos cargos oficiales.
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