Condi Rice al frente de la diplomacia

La designación esta semana de Condoleezza Rice, una asesora muy escuchada y amiga personal del presidente George W.

Bush, al frente de la diplomacia de Estados Unidos, anticipa una diplomacia dura, sin rodeos y alineada con la Casa Blanca.

Tras la nominación de Rice "habrá un fortalecimiento en el núcleo del gobierno de las posiciones rígidas en torno de ideas conservadoras.

Habrá más coherencia, pero en detrimento de los valores clásicos de la política exterior estadounidense" opinó Jon Wolfsthal, especialista de política exterior del Instituto Carnegie.

Con un carisma que parece reservado sólo a su entorno más cercano, Rice cuenta con la confianza ciega de Bush, que admira su conocimiento en política exterior, su desempeño en temas espinosos y su claridad para explicar conflictos internacionales.

Desde 2001, bajo el primer mandato de Bush fue la primera mujer al frente del Consejo Nacional de Seguridad, encargado de coordinar las relaciones entre la Casa Blanca, el departamento de Estado, el Pentágono y los servicios de inteligencia.

Desde allí enfrentó circunstancias excepcionales con los atentados del 11-S y la guerra contra Irak.

Ahora alcanza el puesto más alto al que ha llegado una negra de orígenes humildes en Estados Unidos.

La relación de Rice con Bush es tan cercana que ella en una ocasión, según invitados, llamó al presidente "mi marido" durante una cena en Washington, antes de rectificarse.

Bush, además de llamarla afectuosamente "Condi", no duda en abrazarla familiarmente en público y ha dicho en alguna oportunidad que después de su esposa Laura, es la primera persona con la que habla todas las mañanas para ponerse al día de la agenda internacional.