Denver amanece fortificada para evitar incidentes como los del 2004 en Nueva York
Denver, en su día una ciudad sin ley que nació al calor de la 'fiebre del oro', amaneció hoy con fuertes medidas de seguridad para evitar que la Convención Demócrata se vea truncada por incidentes.
Pese a su pasado aventurero y turbulento, Denver es hoy una ciudad apacible, de amplias calles y modernos edificios, con un centro histórico que evoca sus orígenes hace 150 años y que está repleto de locales de diseño y restaurantes de moda.
Las autoridades confían en que la celebración de la Convención que hoy se inicia provoque una fuerte inyección de recursos en la economía local, unos 160 millones de dólares, según calcula la Oficina de Turismo de Denver.
De hecho, las cerca de 40.000 plazas hoteleras de la ciudad están totalmente ocupadas y los comercios y restaurantes esperan una reactivación económica gracias al consumo de los cerca de 50.000 visitantes esperados, entre delegados, asistentes y periodistas.
La principal preocupación de las autoridades de esta ciudad es que no se desboquen las concentraciones y manifestaciones que han convocado para estos días organizaciones antibelicistas y antiabortistas, y que hasta el momento han transcurrido sin problemas.
Entre 3.500 y 5.000 policías se han desplegado alrededor del centro histórico de esta pequeña ciudad, situada al pie de las Montañas Rocosas, donde viven unos 500.000 habitantes.
Las autoridades tienen todavía fresco el recuerdo de la Convención Republicana que tuvo lugar en Nueva York en el 2004, cuando todavía estaba reciente la invasión de Irak, lo que provocó multitudinarias manifestaciones y protestas en la ciudad.
El exceso de celo de la policía de Nueva York hizo que en sólo cuatro días fueron detenidas miles de personas, lo que desencadenó una oleada de demandas judiciales que, todavía hoy, están por resolver.
Además, si bien se ha llegado a comparar la importancia de la Convención de Denver con la que tuvo lugar en Chicago en 1968, las autoridades no quieren que se repitan los violentos incidentes que empañaron aquella reunión, marcada por la guerra de Vietnam.
Por ello, Denver se ha dotado de un complejo plan de seguridad en el que han intervenido más de 55 agencias del Gobierno, incluida la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por su sigla en inglés) y los servicios de inteligencia militar, por lo que ya se ha ganado la denuncia de los grupos de libertades civiles.
El principal motivo de queja ha sido la construcción de un gran centro de detenciones en las instalaciones de un almacén en la ciudad y que ya ha sido bautizado por los activistas como el "Guantánamo de Denver".
Estas instalaciones, dotadas de cámaras de seguridad en el exterior y celdas alambradas en el interior, está pensada como el lugar a donde llevar a los manifestantes en caso de que se produzcan detenciones masivas durante unos altercados.
"Creemos que la ciudad debería sentir vergüenza de contar con esta prisión secreta", afirmó a la prensa Glenn Spagnolo, cofundador de Recreate 68, organización que persigue recuperar los cambios sociales y políticos que se inspiraron en 1968, y que se ha convertido en la más activa en la convocatoria de protestas en torno a la Convención.
Actualmente esta organización tiene convocadas para hoy tres marchas diferentes por las libertades, el excarcelamiento de los presos políticos y el anticapitalismo, así como dos conciertos.
La policía de Denver ha distribuido folletos entre las organizaciones en los que recuerda que tienen derecho a protagonizar protestas y manifestaciones, pero también que pueden ser detenidos si quebrantan la ley o si rehúsan hacer caso a las fuerzas del orden.
"Nosotros también tenemos un folleto, que se llama Constitución, y muchos de nosotros la hemos leído", apuntó al respecto Spagnolo.
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