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Ibiza, isla blanca del Mediterráneo
Isabel Martínez Pita - Publicado:
Esta isla española, que pertenece al archipiélago Balear, debe su fama de libertina y desenfrenada a los hippies de los años 60, que encontraron en ella su paraíso perdido.Desde entonces se ha convertido en uno de los lugares más cosmopolitas y licenciosos de España.Sin embargo, todavía queda una Ibiza recóndita y tranquila que usted también puede disfrutar.En la actualidad, esta pequeña isla mediterránea de apenas 541 km2 y con un pasado milenario, ha adaptado su forma de vida marinera de antaño a los tiempos modernos, donde el turista que la visita es su principal fuente de ingresos.Sus 210 kilómetros de costa sumergen a sus visitantes a lo largo de 56 playas y calas en universo de luz y color.En el interior, un relieve generalmente accidentado y montañoso ofrece todo tipo de contrastes en una extensión de tan sólo 41 km.de largo y 20 de ancho.Ibiza, la isla blanca así llamada por su típica construcción de casitas de ese color, es una de las más atractivas del archipiélago Balear.Se convirtió en un mito en los años sesenta con la seducción que causó en el movimiento hippie de aquellos años y que ha perdurado hasta hoy en día.Fue centro neurálgico para jóvenes errantes de toda Europa, que recalaban en sus vírgenes playas y recoletas calas, donde por poco dinero o realizando trabajos manuales podían sobrevivir.Aquellos jóvenes provocaron las primeras oleadas de turistas que irrumpieron en una Ibiza que todavía permanecía aletargada en las tradiciones y costumbres de sus pequeños pueblos.La propia capital, Ibiza, no se sustraía a estas formas de vida y por sus estrechas y empinadas calles transitaban mujeres de largas trenzas y faldas multicolores que les cubrían las piernas, portando cestas y jarras sobre sus cabezas.Y no pocos pueblos estaban comunicados entre sí por caminos sin asfaltar, por donde transitaban animales de acarreo que constituían el transporte más habitual.Atraídos por la vida salvaje y libre de estos primeros pobladores extranjeros, se fueron añadiendo jóvenes de generaciones sucesivas y con éstas comenzaron a surgir también los locales y tiendas de moda que emulaban la forma de vestir y de vivir "hippie".Los mercados de alimentos que antaño recorrían los pueblos se convirtieron en mercadillos donde los hippies vendían la ropa y manualidades que ellos realizaban.Desde la bisutería más extravagante, originales objetos de decoración o verdaderas obras de arte que durante el año realizaban para ofrecer a los turistas y obtener de esta forma el capital necesario para mantenerse un año más en la paradisíaca isla.Pero la vida de escasos recursos y amplio disfrute, poco a poco comenzó a transformarse en sofisticación y esnobismo.Hasta el punto que, en la actualidad, los turistas que se acercan hasta Ibiza poseen en su mayoría un alto poder adquisitivo, debido al encarecimiento de los servicios que allí se ofrecen.A esto se añade la popularidad que la isla ha alcanzado entre los turistas europeos, sobre todo alemanes e ingleses, que han hecho de determinados pueblos costeros centros de diversión casi exclusivos para ellos, donde ya es difícil, incluso, entenderse en castellano.Hay mucho por ver en esta isla pitiusa, todavía existen rincones donde se conserva lo que tradicionalmente siempre fue Ibiza, incluso antes de que los hippies la pusieran de moda.Usted puede hallar una Ibiza que ha quedado ignorada por la moda y también esa Ibiza que permanece dormida e inexistente para los turistas, que es la que está fuera de temporada, cuando ya en las playas no calienta el sol.Ibiza está dividida en cinco municipios.La capital es Eivisa (Ibiza).En ella viven más de 300,000 personas.Sant Antoni posee el puerto más próximo a la Península.San Josep es el municipio más extenso de la isla.Santa Eulária es una de las zonas más tranquilas y acogedoras de la isla y atrae al turismo familiar.Sant Joan es el menos poblado y muchos de sus habitantes se dedican todavía a la agricultura.La ciudad de Ibiza se ha erigido en la capital de la vida nocturna, con sus discotecas y pubs, cuya oferta ofrece una amplia variedad de estilos en cuanto a decoración y música, dirigidos al mayor elenco de clientes.Pero la verdadera ciudad de Ibiza, Dalt Vila (la villa alta), se encarama alrededor de una colina que culmina en un recinto fortificado.Es el único ejemplo de fortificación abaluartada junto con el de La Valetta, en la isla de Malta, que se conserva completo en Europa.Ello hace que sólo por este hecho ya sea un monumento de primera magnitud, y con su complemento de torres de defensa, iglesias fortificadas y torres de refugio prediales, los únicos existentes en la isla.Pero lo que caracteriza a esta isla balear son la multitud de calas de arena dorada, donde el mar, de un fondo incompresiblemente limpio, adquiere tonalidades turquesas.Si la mayor parte de las playas están urbanizadas, sin embargo, todavía se pueden encontrar rincones apartados en los que poder estar solos y disfrutar de su belleza, aunque llegar a ellos no sea cómodo ni fácil.Y si nos aventuramos a desviarnos de los caminos que se dirigen a los hoteles y núcleos de moda, encontraremos aquella isla que se mereció el nombre de paraíso.