Mahathir Mohamad dimite tras 22 años en el poder
Publicado 2003/11/01 00:00:00
- Hna. MarÃa Esperanza López
El primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, uno de los líderes más polémicos y que más tiempo llevaba en el poder en Asia, abandonó ayer su cargo en medio de una mezcla de elogios asiáticos y silencio occidental.
En una sombría ceremonia en el palacio real tras las oraciones en la mezquita nacional, el rey Syed Sirajuddin Jamalulail de Malasia aceptó la dimisión de Mahathir y tomó juramento a su viceprimer ministro, Abdulá Ahmad Badawi, como el quinto primer ministro del país.
De forma simbólica, una tormenta tropical se desató sobre Kuala Lumpur más o menos al mismo tiempo que Mahathir entregaba a Abdulá las llaves de su oficina en la vecina Putrajaya, poniendo fin a 22 años en el poder.
El líder de 78 años del país mayoritariamente musulmán del sudeste de Asia pasó gran parte de su tiempo sacando de quicio a los gobiernos occidentales, aunque se convirtió en un respetado portavoz dentro del mundo islámico y los países en desarrollo.
Sin embargo, en el discurso de Mahathir ante una cumbre islámica dos semanas antes de su retirada, en el que se refirió a lo que calificó como dominio judío del mundo, desató una tormenta de protestas de Estados Unidos, Europa Occidental, Australia y, por supuesto, Israel.
Al salir de su oficina por última vez, Mahathir conversó con periodistas, uno de los cuales le preguntó si tenía algún consejo para el presidente estadounidense, George W. Bush.
El ex primer ministro malayo respondió: "Mentir no paga". Bush dijo que había reprendido a Mahathir por sus comentarios sobre los judíos cuando se encontraron a principios de este mes en Bangkok, pero el malayo lo negó y por el contrario criticó la justificación estadounidense para invadir Irak.
Los gobiernos occidentales tuvieron poco que decir en un día histórico para Malasia. Gran Bretaña, la antigua potencia colonial de Malasia, se limitó al protocolo diplomático.
Los líderes asiáticos estuvieron mucho más elogiosos con Mahathir. "Echaré de menos a mi hermano mayor", afirmó el primer ministro tailandés, Thaksin Shinawatra, al diario malayo New Straits Times. China expresó su "sincera admiración" por los logros de Malasia.
En una sombría ceremonia en el palacio real tras las oraciones en la mezquita nacional, el rey Syed Sirajuddin Jamalulail de Malasia aceptó la dimisión de Mahathir y tomó juramento a su viceprimer ministro, Abdulá Ahmad Badawi, como el quinto primer ministro del país.
De forma simbólica, una tormenta tropical se desató sobre Kuala Lumpur más o menos al mismo tiempo que Mahathir entregaba a Abdulá las llaves de su oficina en la vecina Putrajaya, poniendo fin a 22 años en el poder.
El líder de 78 años del país mayoritariamente musulmán del sudeste de Asia pasó gran parte de su tiempo sacando de quicio a los gobiernos occidentales, aunque se convirtió en un respetado portavoz dentro del mundo islámico y los países en desarrollo.
Sin embargo, en el discurso de Mahathir ante una cumbre islámica dos semanas antes de su retirada, en el que se refirió a lo que calificó como dominio judío del mundo, desató una tormenta de protestas de Estados Unidos, Europa Occidental, Australia y, por supuesto, Israel.
Al salir de su oficina por última vez, Mahathir conversó con periodistas, uno de los cuales le preguntó si tenía algún consejo para el presidente estadounidense, George W. Bush.
El ex primer ministro malayo respondió: "Mentir no paga". Bush dijo que había reprendido a Mahathir por sus comentarios sobre los judíos cuando se encontraron a principios de este mes en Bangkok, pero el malayo lo negó y por el contrario criticó la justificación estadounidense para invadir Irak.
Los gobiernos occidentales tuvieron poco que decir en un día histórico para Malasia. Gran Bretaña, la antigua potencia colonial de Malasia, se limitó al protocolo diplomático.
Los líderes asiáticos estuvieron mucho más elogiosos con Mahathir. "Echaré de menos a mi hermano mayor", afirmó el primer ministro tailandés, Thaksin Shinawatra, al diario malayo New Straits Times. China expresó su "sincera admiración" por los logros de Malasia.
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