Surge la democracia en Afganistán
Publicado 2004/10/08 23:00:00
- Internacionales
Hoy millones de afganos acudirán a las urnas para elegir al que será su presidente durante los próximos cinco años. Luego de un mes de campaña y meses de planificación, los afganos de todo ese escarpado país y los refugiados en los vecinos Pakistán e Irán, escogerán entre 18 candidatos. Por primera vez en su historia, los afganos elegirán un líder nacional en votación secreta y con el pleno apoyo de la comunidad internacional.
Hace cuatro años una situación parecida era casi inimaginable. El Talibán mantenía su firme control de las palancas del poder en Afganistán, y no toleraba oposición ni disidencia. Los derechos humanos eran pisoteados; los derechos de la mujer eran prácticamente inexistentes. Los niños no tenían libertad de estudiar, y las mujeres y las niñas vivían confinadas en sus hogares. La inversión en la economía, en la infraestructura básica, en la educación y el cuidado de la salud estaba paralizada.
Hoy, el Talibán se ha ido y el pueblo afgano está en el amanecer de un nuevo día. Gracias a su trabajo arduo y a alguna ayuda de las Naciones Unidas y de más de cuatro docenas de naciones y amigos de Afganistán, enfocada en objetivos específicos, el pueblo afgano trazará su propio destino político.
En más de 4,900 centros de votación en todo el país, los afganos depositarán su voto. Las autoridades provinciales oirán las quejas de los votantes acerca de cualquier irregularidad. En muchos lugares de votación estarán presentes observadores internacionales y locales. Los votos se cuadrarán en centros de conteo, en presencia de representantes de los candidatos y los medios noticiosos. La comisión interina electoral compilará los resultados y publicará el cuadre final.
Estas elecciones, aunque extremadamente importantes, son parte de un proceso en marcha e irreversible. En los últimos dos años y medio, los afganos han mantenido reuniones para trazar su futuro político con los Acuerdos de Bonn, establecer un gobierno interino con la Loya Yirga de Emergencia y aprobar una constitución progresista, que mira hacia el futuro, en la Loya Yirga Constituyente.
En la próxima primavera se dará otro paso importante, las elecciones parlamentarias, seguidas por la instalación del parlamento y, luego, por el continuo fortalecimiento de las instituciones locales y la profundización de la educación cívica. Todos estos pasos encarnan la consolidación de la democracia.
El gobierno afgano, con el apoyo de la comunidad internacional, ha comenzado a cultivar a nivel local la democracia de base popular. Sus líderes alientan la organización de consejos de aldea y de distrito para formar una base de gobierno local sobre la cual los afganos puedan construir un estado y una sociedad moderados, estables y democráticos. Estos y otros esfuerzos aprovecharán las vigorosas tradiciones afganas de conceder facultades a nivel local, a través de consejos y consensos.
Llevará tiempo crear las instituciones políticas necesarias para modernizar el Estado y educar a la próxima generación en los hábitos de la autodeterminación política y el apoyo a la buena gobernabilidad y la democracia vigorosa. Pero Afganistán cuenta ya con el componente más importante para hacer que este proceso dé resultado: el ardiente deseo de su pueblo, tras décadas de guerra y devastación, de construir una democracia y gobernarse a sí mismo.
Los esfuerzos de millones de afganos al recorrer el largo camino hasta las oficinas de empadronamiento, al esperar pacientemente en las colas, al enfrentar las amenazas del Talibán y de otros, de asesinarlos por tratar de obtener el gobierno propio, representan una autodeterminación política de la naturaleza más fundamental.
Cuando el Talibán atacó a los trabajadores electorales, los afganos respondieron capturando rápidamente a los perpetradores. Cuando los insurgentes secuestraron un autobús y asesinaron a afganos que se habían inscrito para votar, los afganos respondieron inscribiéndose en cifras récord para votar. Cuando el gobierno afgano pidió a la comunidad internacional que aumentara la seguridad en las regiones más peligrosas del país, a fin de mejorar el clima electoral, la comunidad internacional atendió ese llamado.
Semejante valor debe ser honrado y apoyado, y Estados Unidos y otros en la comunidad internacional lo están haciendo. Hay ahora en Afganistán más de 18,000 efectivos de la coalición y casi 9,800 efectivos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con fuerzas adicionales listas para acudir si se las necesitara.
Las Naciones Unidas, las organizaciones no gubernamentales y otros donantes han contribuido generosamente para apoyar el proceso de empadronamiento y votación. En abril en Berlín y este año en la Asamblea General de las Naciones Unidas, los líderes de la comunidad internacional reafirmaron su inconmovible compromiso con el pueblo de Afganistán.
Como lo ha recalcado el presidente Bush, es el más precioso de los activos de la libertad, la tolerancia, el imperio del derecho y la protección de los derechos civiles lo que crea en todo el mundo sociedades exitosas.
En Afganistán Estados Unidos apoya un gobierno civil, el Proceso de Bonn y las iniciativas para fortalecer la seguridad y proveer una base para educar a la próxima generación. Si nosotros y otros amigos de Afganistán seguimos dedicados a esta estrategia, Afganistán surgirá como una sociedad moderada y democrática, fiel a su patrimonio islámico, y también como un aliado perdurable en la guerra contra el terrorismo.
Hamid Karzai: El actual jefe de Estado afgano, de 46 años, lleno de humor, políglota -habla pastún, dari, urdu e inglés- y que alterna soberbiamente trajes occidentales con el tradicional cafetán verde y dorado afgano. Es el candidato de Estados Unidos, que sigue manteniendo 18,000 soldados en Afganistán tras su invasión y ha inyectado 4,500 millones de dólares de ayuda a Kabul.
Yunus Qanooni: . Habla dari y pastún (las dos lenguas del país), tiene una base nacional, no es jefe de guerra, aunque esté asociado a éstos y no parece estar implicado en el tráfico de droga.
Cien mil militares y policías nacionales y de las fuerzas internacionales en Afganistán están en situación de alerta para garantizar la normalidad de los comicios presidenciales que, por primera vez en su historia, celebra hoy este país.
Manoel de Almeida e Silva, portavoz de la ONU en Afganistán, recordó ayer, en conferencia de prensa, que pueden acudir a votar 10.5 millones de electores censados dentro de Afganistán, 740,000 registrados en Pakistán y unos 450,000 refugiados afganos residentes legales en Irán.
El responsable de Naciones Unidas explicó que los 4,800 colegios, entre los que se distribuirán más de 21,000 mesas electorales, unas 12,000 para hombres y 9,000 para mujeres, se abrirán en todo Afganistán a las siete de la mañana y se cerrarán a las cuatro de la tarde.
Mas de 70,000 miembros del Ejército Nacional y de la Policía, además de unos 18,500 militares estadounidenses y más de 9,000 de la Fuerza Internacional de Apoyo a la Seguridad (ISAF) están en estado de "alerta alta", que se mantendrá hasta el lunes.
Hace cuatro años una situación parecida era casi inimaginable. El Talibán mantenía su firme control de las palancas del poder en Afganistán, y no toleraba oposición ni disidencia. Los derechos humanos eran pisoteados; los derechos de la mujer eran prácticamente inexistentes. Los niños no tenían libertad de estudiar, y las mujeres y las niñas vivían confinadas en sus hogares. La inversión en la economía, en la infraestructura básica, en la educación y el cuidado de la salud estaba paralizada.
Hoy, el Talibán se ha ido y el pueblo afgano está en el amanecer de un nuevo día. Gracias a su trabajo arduo y a alguna ayuda de las Naciones Unidas y de más de cuatro docenas de naciones y amigos de Afganistán, enfocada en objetivos específicos, el pueblo afgano trazará su propio destino político.
En más de 4,900 centros de votación en todo el país, los afganos depositarán su voto. Las autoridades provinciales oirán las quejas de los votantes acerca de cualquier irregularidad. En muchos lugares de votación estarán presentes observadores internacionales y locales. Los votos se cuadrarán en centros de conteo, en presencia de representantes de los candidatos y los medios noticiosos. La comisión interina electoral compilará los resultados y publicará el cuadre final.
Estas elecciones, aunque extremadamente importantes, son parte de un proceso en marcha e irreversible. En los últimos dos años y medio, los afganos han mantenido reuniones para trazar su futuro político con los Acuerdos de Bonn, establecer un gobierno interino con la Loya Yirga de Emergencia y aprobar una constitución progresista, que mira hacia el futuro, en la Loya Yirga Constituyente.
En la próxima primavera se dará otro paso importante, las elecciones parlamentarias, seguidas por la instalación del parlamento y, luego, por el continuo fortalecimiento de las instituciones locales y la profundización de la educación cívica. Todos estos pasos encarnan la consolidación de la democracia.
El gobierno afgano, con el apoyo de la comunidad internacional, ha comenzado a cultivar a nivel local la democracia de base popular. Sus líderes alientan la organización de consejos de aldea y de distrito para formar una base de gobierno local sobre la cual los afganos puedan construir un estado y una sociedad moderados, estables y democráticos. Estos y otros esfuerzos aprovecharán las vigorosas tradiciones afganas de conceder facultades a nivel local, a través de consejos y consensos.
Llevará tiempo crear las instituciones políticas necesarias para modernizar el Estado y educar a la próxima generación en los hábitos de la autodeterminación política y el apoyo a la buena gobernabilidad y la democracia vigorosa. Pero Afganistán cuenta ya con el componente más importante para hacer que este proceso dé resultado: el ardiente deseo de su pueblo, tras décadas de guerra y devastación, de construir una democracia y gobernarse a sí mismo.
Los esfuerzos de millones de afganos al recorrer el largo camino hasta las oficinas de empadronamiento, al esperar pacientemente en las colas, al enfrentar las amenazas del Talibán y de otros, de asesinarlos por tratar de obtener el gobierno propio, representan una autodeterminación política de la naturaleza más fundamental.
Cuando el Talibán atacó a los trabajadores electorales, los afganos respondieron capturando rápidamente a los perpetradores. Cuando los insurgentes secuestraron un autobús y asesinaron a afganos que se habían inscrito para votar, los afganos respondieron inscribiéndose en cifras récord para votar. Cuando el gobierno afgano pidió a la comunidad internacional que aumentara la seguridad en las regiones más peligrosas del país, a fin de mejorar el clima electoral, la comunidad internacional atendió ese llamado.
Semejante valor debe ser honrado y apoyado, y Estados Unidos y otros en la comunidad internacional lo están haciendo. Hay ahora en Afganistán más de 18,000 efectivos de la coalición y casi 9,800 efectivos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con fuerzas adicionales listas para acudir si se las necesitara.
Las Naciones Unidas, las organizaciones no gubernamentales y otros donantes han contribuido generosamente para apoyar el proceso de empadronamiento y votación. En abril en Berlín y este año en la Asamblea General de las Naciones Unidas, los líderes de la comunidad internacional reafirmaron su inconmovible compromiso con el pueblo de Afganistán.
Como lo ha recalcado el presidente Bush, es el más precioso de los activos de la libertad, la tolerancia, el imperio del derecho y la protección de los derechos civiles lo que crea en todo el mundo sociedades exitosas.
En Afganistán Estados Unidos apoya un gobierno civil, el Proceso de Bonn y las iniciativas para fortalecer la seguridad y proveer una base para educar a la próxima generación. Si nosotros y otros amigos de Afganistán seguimos dedicados a esta estrategia, Afganistán surgirá como una sociedad moderada y democrática, fiel a su patrimonio islámico, y también como un aliado perdurable en la guerra contra el terrorismo.
Hamid Karzai: El actual jefe de Estado afgano, de 46 años, lleno de humor, políglota -habla pastún, dari, urdu e inglés- y que alterna soberbiamente trajes occidentales con el tradicional cafetán verde y dorado afgano. Es el candidato de Estados Unidos, que sigue manteniendo 18,000 soldados en Afganistán tras su invasión y ha inyectado 4,500 millones de dólares de ayuda a Kabul.
Yunus Qanooni: . Habla dari y pastún (las dos lenguas del país), tiene una base nacional, no es jefe de guerra, aunque esté asociado a éstos y no parece estar implicado en el tráfico de droga.
Cien mil militares y policías nacionales y de las fuerzas internacionales en Afganistán están en situación de alerta para garantizar la normalidad de los comicios presidenciales que, por primera vez en su historia, celebra hoy este país.
Manoel de Almeida e Silva, portavoz de la ONU en Afganistán, recordó ayer, en conferencia de prensa, que pueden acudir a votar 10.5 millones de electores censados dentro de Afganistán, 740,000 registrados en Pakistán y unos 450,000 refugiados afganos residentes legales en Irán.
El responsable de Naciones Unidas explicó que los 4,800 colegios, entre los que se distribuirán más de 21,000 mesas electorales, unas 12,000 para hombres y 9,000 para mujeres, se abrirán en todo Afganistán a las siete de la mañana y se cerrarán a las cuatro de la tarde.
Mas de 70,000 miembros del Ejército Nacional y de la Policía, además de unos 18,500 militares estadounidenses y más de 9,000 de la Fuerza Internacional de Apoyo a la Seguridad (ISAF) están en estado de "alerta alta", que se mantendrá hasta el lunes.
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