Aristide: una historia de supervivencia
Publicado 2004/03/01 00:00:00
- Elmer Caballero Gómez
El presidente Jean-Bertrand Aristide fue derrocado por primera vez a sólo meses de haberse convertido en el primer líder de Haití elegido democráticamente en 1991.
Ayer domingo, volvió a huir de su país, empujado por una sangrienta revuelta y los llamados de Estados Unidos y Francia para que renunciara por el bien de la empobrecida nación caribeña.
Teniendo en cuenta la historia de Haití, Aristide podría considerarse afortunado de haber logrado salir con vida. Entre sus predecesores, un presidente fue asesinado en el Palacio Nacional. Otro envenenado. Nueve huyeron. Seis fueron derrocados. Otro fue descuartizado por una multitud airada.
Aristide comenzó como un sacerdote católico en los barrios pobres de Haití y llegó al poder tras 29 años de una dictadura familiar encabezada por Francois y Jean-Claude Duvalier. Estos gobiernos destruyeron el país y aterrorizaron a su población.
Nacido el 15 de julio de 1953 en el seno de una familia de campesinos en la ciudad sureña de Port Salut, Aristide vio la violencia desde su infancia. Siendo niño, su padre fue linchado tras ser acusado de usar magia negra para cometer maldades.
Sacerdotes católicos de la orden salesiana lo recogieron cuando tenía seis años, y le educaron en la teología y psicología. Estudió en Israel, Canadá, Grecia y República Dominicana, país que comparte con Haití la isla de La Española.
Los salesianos expulsaron a Aristide en 1988 por fomentar supuestamente una revolución a través de sus feroces sermones en la iglesia dirigidos a las empobrecidas masas haitianas.
A pesar de no pertenecer a la orden, Aristide siguió predicando e incitando y alentando una lucha de clases, a veces divididas por líneas raciales.
El activismo de Aristide lo convirtió en un objetivo. En 1988, criminales apoyados por el ejército irrumpieron en su iglesia de San Juan Bosco durante una misa y dispararon y mutilaron hasta la muerte a 12 feligreses, pero Aristide logró escapar. También logró evitar otros dos intentos de asesinato.
A pesar de la oposición del ejército, los líderes empresariales, terratenientes y Estados Unidos, Aristide se convirtió en el primer líder de Haití elegido democráticamente en 1990, para ser derrocado por un golpe militar ocho meses después y obligado a exiliarse en Estados Unidos.
El ejército masacró a los seguidores de Aristide hasta que Estados Unidos intervino en 1994. El entonces presidente, Bill Clinton, envió 20,000 soldados para restablecer a Aristide en el poder, pero insistió en que Aristide respetara un límite establecido por la constitución y renunciara en 1995.
Aristide eligió a su sucesor, Rene Preval, pero era considerado el poder en la sombra hasta que logró un segundo mandato en el 2000, en unas elecciones presidenciales caracterizadas por la baja participación y el boicot de la oposición.
Las elecciones legislativas de ese mismo año fueron ganadas abrumadoramente por su partido, pero las acusaciones de que el proceso fue fraudulento llevaron a los donantes internacionales a detener su ayuda multimillonaria al país.
Las elecciones debilitaron su credibilidad y dejaron a su gobierno sin los fondos que necesitaba para cumplir las promesas realizadas a los ocho millones de haitianos.
Aristide también ha sido acusado de violaciones a los derechos humanos, corrupción y de organizar ataques contra sus opositores a través de bandas armadas, acusaciones que ha negado el presidente. Aristide que fue relevado de sus deberes sacerdotales, está casado y tiene dos hijos.
Ayer domingo, volvió a huir de su país, empujado por una sangrienta revuelta y los llamados de Estados Unidos y Francia para que renunciara por el bien de la empobrecida nación caribeña.
Teniendo en cuenta la historia de Haití, Aristide podría considerarse afortunado de haber logrado salir con vida. Entre sus predecesores, un presidente fue asesinado en el Palacio Nacional. Otro envenenado. Nueve huyeron. Seis fueron derrocados. Otro fue descuartizado por una multitud airada.
Aristide comenzó como un sacerdote católico en los barrios pobres de Haití y llegó al poder tras 29 años de una dictadura familiar encabezada por Francois y Jean-Claude Duvalier. Estos gobiernos destruyeron el país y aterrorizaron a su población.
Nacido el 15 de julio de 1953 en el seno de una familia de campesinos en la ciudad sureña de Port Salut, Aristide vio la violencia desde su infancia. Siendo niño, su padre fue linchado tras ser acusado de usar magia negra para cometer maldades.
Sacerdotes católicos de la orden salesiana lo recogieron cuando tenía seis años, y le educaron en la teología y psicología. Estudió en Israel, Canadá, Grecia y República Dominicana, país que comparte con Haití la isla de La Española.
Los salesianos expulsaron a Aristide en 1988 por fomentar supuestamente una revolución a través de sus feroces sermones en la iglesia dirigidos a las empobrecidas masas haitianas.
A pesar de no pertenecer a la orden, Aristide siguió predicando e incitando y alentando una lucha de clases, a veces divididas por líneas raciales.
El activismo de Aristide lo convirtió en un objetivo. En 1988, criminales apoyados por el ejército irrumpieron en su iglesia de San Juan Bosco durante una misa y dispararon y mutilaron hasta la muerte a 12 feligreses, pero Aristide logró escapar. También logró evitar otros dos intentos de asesinato.
A pesar de la oposición del ejército, los líderes empresariales, terratenientes y Estados Unidos, Aristide se convirtió en el primer líder de Haití elegido democráticamente en 1990, para ser derrocado por un golpe militar ocho meses después y obligado a exiliarse en Estados Unidos.
El ejército masacró a los seguidores de Aristide hasta que Estados Unidos intervino en 1994. El entonces presidente, Bill Clinton, envió 20,000 soldados para restablecer a Aristide en el poder, pero insistió en que Aristide respetara un límite establecido por la constitución y renunciara en 1995.
Aristide eligió a su sucesor, Rene Preval, pero era considerado el poder en la sombra hasta que logró un segundo mandato en el 2000, en unas elecciones presidenciales caracterizadas por la baja participación y el boicot de la oposición.
Las elecciones legislativas de ese mismo año fueron ganadas abrumadoramente por su partido, pero las acusaciones de que el proceso fue fraudulento llevaron a los donantes internacionales a detener su ayuda multimillonaria al país.
Las elecciones debilitaron su credibilidad y dejaron a su gobierno sin los fondos que necesitaba para cumplir las promesas realizadas a los ocho millones de haitianos.
Aristide también ha sido acusado de violaciones a los derechos humanos, corrupción y de organizar ataques contra sus opositores a través de bandas armadas, acusaciones que ha negado el presidente. Aristide que fue relevado de sus deberes sacerdotales, está casado y tiene dos hijos.
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