Científico orgullosamente chorrerano
Publicado 2004/10/09 23:00:00
- Daschenka Chong
Junto a otros científicos panameños, ha logrado avances en la lucha contra la lechmaniasis y la malaria. Su trabajo es reconocido internacionalmente.
Las grandes casas farmacéuticas no están interesadas en invertir en la búsqueda de curas para enfermedades que afectan a los países pobres. Simplemente no es redituable.
Por ellos los científicos de los países del Tercer Mundo saben que a ellos les corresponde descubrir la medicina para su gente. El doctor Eduardo Ortega es uno de ellos.
Junto a otras siete personas lleva a cabo un proyecto del Instituto de Investigaciones Científicas Avanzadas de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (SENACYT). En colaboración con el Instituto Smithsonian y la Universidad de Panamá, estudian la flora tropical panameña terrestre y marina, en busca de la cura a diferentes enfermedades como lechmaniasis, mejor conocida como "picada de bejuco"; malaria, chaga, cáncer de mama, de cerebro y de pulmón.
En dos áreas sus investigaciones han sido exitosas: la lechmaniasis y la malaria.
EPA: ¿Cuál ha sido el descubrimiento contra la lechmaniasis?
EO: Tenemos la patente de una planta panameña que tiene actividad en contra el parásito.
Doce millones de personas en el mundo están infectadas con lechmania; en Panamá se diagnostican tres mil casos cada año. El tratamiento consiste de 20 a 40 inyecciones dependiendo del tamaño de la persona y la droga tiene efectos tóxicos en el corazón, el páncreas y el hígado; entonces muchos abandonan el tratamiento por la toxicidad, el dolor y la duración del mismo. Entonces hay una necesidad urgente de buscar otra alternativa.
EPA: ¿Cuáles son los avances en la lucha contra la malaria?
EO: En los países desarrollados se marca el parásito de la malaria con material radioactivo para detectar al parásito y ver si estaba vivo o muerto. Este método no podía usarse en el país porque se necesitaba un permiso especial para la sustancia y luego de ser utilizada su desecho contaminaría el ambiente.
Aprendimos a cultivar correctamente el parásito de la malaria en Panamá y dos estudiantes nuestras descubrieron, gracias a su ingenio, una metodología que permite en el laboratorio detectar el material genético del parásito con fluorescencia.
Esta metodología patentada y descubierta por médicos panameños fue publicada en febrero pasado en una revista norteamericana científica de mucho prestigio. Ese conocimiento se ha exportado a Bolivia y Madagascar.
Pensamos que esta metodología no radioactiva va a ser adaptada por la mayoría de los grupos que trabajan con drogas antimaláricas y que se va a generalizar su uso en países desarrollados.
EPA: ¿Cómo se siente luego de este descubrimiento?
EO: Muy bien. Nos interesa que los países nuestros, ricos en biodiversidad (América Latina, Africa y Asia), puedan utilizar una metodología como la que hemos descubierto en Panamá en sus propios países.
Queremos cerrar el círculo. Tradicionalmente las empresas farmacéuticas venían a nuestros países, se llevaban nuestros compuestos, los descubrían, patentaban y luego nos lo vendían. Ahora estamos recogiendo las plantas en Panamá, purificamos y patentamos el compuesto. Estamos exportando al norte nuestra tecnología, ya no es la clásica transmisión del conocimiento tecnológico del norte al sur.
Por ellos los científicos de los países del Tercer Mundo saben que a ellos les corresponde descubrir la medicina para su gente. El doctor Eduardo Ortega es uno de ellos.
Junto a otras siete personas lleva a cabo un proyecto del Instituto de Investigaciones Científicas Avanzadas de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (SENACYT). En colaboración con el Instituto Smithsonian y la Universidad de Panamá, estudian la flora tropical panameña terrestre y marina, en busca de la cura a diferentes enfermedades como lechmaniasis, mejor conocida como "picada de bejuco"; malaria, chaga, cáncer de mama, de cerebro y de pulmón.
En dos áreas sus investigaciones han sido exitosas: la lechmaniasis y la malaria.
EPA: ¿Cuál ha sido el descubrimiento contra la lechmaniasis?
EO: Tenemos la patente de una planta panameña que tiene actividad en contra el parásito.
Doce millones de personas en el mundo están infectadas con lechmania; en Panamá se diagnostican tres mil casos cada año. El tratamiento consiste de 20 a 40 inyecciones dependiendo del tamaño de la persona y la droga tiene efectos tóxicos en el corazón, el páncreas y el hígado; entonces muchos abandonan el tratamiento por la toxicidad, el dolor y la duración del mismo. Entonces hay una necesidad urgente de buscar otra alternativa.
EPA: ¿Cuáles son los avances en la lucha contra la malaria?
EO: En los países desarrollados se marca el parásito de la malaria con material radioactivo para detectar al parásito y ver si estaba vivo o muerto. Este método no podía usarse en el país porque se necesitaba un permiso especial para la sustancia y luego de ser utilizada su desecho contaminaría el ambiente.
Aprendimos a cultivar correctamente el parásito de la malaria en Panamá y dos estudiantes nuestras descubrieron, gracias a su ingenio, una metodología que permite en el laboratorio detectar el material genético del parásito con fluorescencia.
Esta metodología patentada y descubierta por médicos panameños fue publicada en febrero pasado en una revista norteamericana científica de mucho prestigio. Ese conocimiento se ha exportado a Bolivia y Madagascar.
Pensamos que esta metodología no radioactiva va a ser adaptada por la mayoría de los grupos que trabajan con drogas antimaláricas y que se va a generalizar su uso en países desarrollados.
EPA: ¿Cómo se siente luego de este descubrimiento?
EO: Muy bien. Nos interesa que los países nuestros, ricos en biodiversidad (América Latina, Africa y Asia), puedan utilizar una metodología como la que hemos descubierto en Panamá en sus propios países.
Queremos cerrar el círculo. Tradicionalmente las empresas farmacéuticas venían a nuestros países, se llevaban nuestros compuestos, los descubrían, patentaban y luego nos lo vendían. Ahora estamos recogiendo las plantas en Panamá, purificamos y patentamos el compuesto. Estamos exportando al norte nuestra tecnología, ya no es la clásica transmisión del conocimiento tecnológico del norte al sur.
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