El mercado negro de las armas
Publicado 2000/02/16 00:00:00
- Tomado de Internet
El jefe de Seguridad Pública del Estado, Abraham Crócamo, aseguró que Panamá sigue siendo un "corredor abierto" para el tráfico de armas y que la existencia de pequeños arsenales en manos de bandas callejeras se ha convertido en un gran problema.
Crócamo dijo que el Gobierno trabaja en un plan para controlar la tenencia de armas de fuego, pero éstas llegan a las calles por diversas rutas, y existe un mercado cada vez más grande de pistolas usadas para la comisión de delitos.
Afirmó que hay un trasiego de armas cortas por la frontera con Costa Rica y que este material llega a las calles panameñas y permanece en ellas durante mucho tiempo, porque son vendidas y revendidas por diferentes usuarios.
Planteó que las autoridades gubernamentales desconocen el número exacto de armas, y para ello se ejecutará un inventario sobre la cantidad importada, los negocios que se dedican a su venta y el número manejado por las agencias de seguridad privada.
En algunos casos, precisó, las armas llegan a las calles porque son robadas a los agentes de seguridad privada y en otros, éstos mismos las venden y simulan ser objeto de asaltos para ganarse unos balboas.
En estas circunstancias la agencia repone inmediatamente el arma robada y eso se convierte en un círculo vicioso de suministro de armas a delincuentes. A éstas se les lima el número de serie y van pasando de mano en mano conforme se van ejecutando delitos con ellas.
Planteó que una sola pistola pudo ser utilizada en varios crímenes, ya que en muchas ocasiones se atrapa y condena al delincuente, pero nunca se recupera el arma con que se cometió la fechoría y eso se constituye en un grave peligro.
Indicó que otra fórmula con la cual se permite la llegada de armas a las calles es mediante la importación legal. Detalló que una persona natural o jurídica se apersona al Ministerio de Comercio e Industrias (MICI) para solicitar una licencia comercial, se instala el negocio, se hace el proceso de importación, luego se liquida toda la planilla de empleados, las armas van a un depósito y luego se desconoce lo sucedido con ellas.
Destacó que por ello es necesario tener el detalle exacto de quiénes se dedican a importar armas, la cantidad, los depósitos en donde las tienen y, finalmente, a quiénes se les vende este tipo de mercancía que en manos irresponsables representan un grave peligro.
Explicó que el rastreo que realizan las autoridades tiene como finalidad establecer posibles sitios en donde existen armas ilegales, y cómo se está manejando por parte de Aduanas el ingreso del armamento al territorio nacional.
A juicio del funcionario, es necesario regular el comercio de armas, ya que existen grandes lagunas en su manejo que dan lugar a la fuga de cantidades importantes hacia el mercado negro, lo que permite a los antisociales adquirirlas fácilmente.
Otra fuente de armas cortas llegadas a las calles son las personas que legalmente las adquieren y obtienen la licencia correspondiente, y luego les son robadas y distribuidas a posibles usuarios en el bajo mundo.
En ese sentido, Crócamo advirtió que en la venta de armas cortas se han detectado irregularidades, porque se ejecuta sin el cumplimiento de una serie de condiciones que debe reunir la persona que quiere una para su defensa personal.
Hay personas, sostuvo, que no califican para manejar un arma de fuego, ya sea por sus condiciones mentales o porque no tienen el entrenamiento suficiente para su utilización de una manera correcta, sin que cause perjuicios a inocentes.
Planteó que esto es importante por la existencia de una tendencia a la compra de armas y municiones, lo que indica una creciente inseguridad en la ciudadanía.
Aseguró que esta situación puede agravar aún más la espiral de violencia que se ha dado en las últimas semanas.
"El Gobierno está empeñado en bajar la tenencia ilegal de armas en Panamá, y para ello se pretende establecer nuevas legislaciones con el fin de regular a las agencias de seguridad y a los importadores de armas", puntualizó.
Reveló que en una conversación con un agente de la PTJ éste le había manifestado que en los últimos años se decomisaron unas 80 mil armas de diversos calibres, pero no detalló el periodo en que se ejecutaron las incautaciones.
Por otra parte, informes de inteligencia señalan que la mayor parte de las armas de guerra decomisadas aquí en los últimos años, en su mayoría fusiles AK-47 y lanzacohetes RPG-7, proceden de la desmovilización de los movimientos guerrilleros centroamericanos, que llegan hasta la frontera con Costa Rica con destino a Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y a otros movimientos irregulares.
En Colombia y Perú el material bélico tiene como destino narcotraficantes, bandoleros y movimientos guerrilleros como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) y Sendero Luminoso.
A su vez en Venezuela y Ecuador el material está dirigido a cuatreros, bandoleros y contrabandistas que luego lo envían a otros puntos para su reventa.
Aquí las armas se introducen por río Sereno, las costas del Atlántico y el puerto de Coco Solo, para luego ser llevadas hasta Puerto Obaldía, de donde pasan a Colombia.
El pasado año la unidad de terrorismo de Santa Fe Bogotá solicitó a Panamá una asistencia judicial sobre un grupo de colombianos vinculado a una extensa red de contrabando de armas que operaba en Panamá y que se pensaba suministraba material a la guerrilla de ese país.
También se investigó la presunta conexión del asesinado comerciante Sofronio Hernández, ultimado a tiros durante una competición ecuestre, con el suministro de armas a los movimientos insurgentes colombianos.
En tanto un informe de la División de Criminalística de la Policía Técnica Judicial (PTJ) señala que las pandillas de la ciudad capital obtienen sus armas de vendedores callejeros que a su vez las compran a ladrones.
Según el informe, las armas tienen una gran permanencia en el mercado debido a que no hay registros sobre éstas y se mueven de manera constante. Las armas pueden alcanzar hasta los B/.30 por unidad, dependiendo del calibre y su estado.
El documento establece que las armas llegan a manos de los antisociales por hurto, extraviadas, robadas con sometimiento de la víctima, por el tráfico internacional y en algunas ocasiones son prestadas para cometer fechorías.
De acuerdo con el informe, el mayor peligro lo constituyen las pandillas locales que utilizan pistolas para enfrentar a sus rivales, rituales y la ejecución de actos delictivos con los que logran ingresos económicos para sus integrantes.
Señala que los pandilleros usan las armas para ejecutar los denominados duelos
Crócamo dijo que el Gobierno trabaja en un plan para controlar la tenencia de armas de fuego, pero éstas llegan a las calles por diversas rutas, y existe un mercado cada vez más grande de pistolas usadas para la comisión de delitos.
Afirmó que hay un trasiego de armas cortas por la frontera con Costa Rica y que este material llega a las calles panameñas y permanece en ellas durante mucho tiempo, porque son vendidas y revendidas por diferentes usuarios.
Planteó que las autoridades gubernamentales desconocen el número exacto de armas, y para ello se ejecutará un inventario sobre la cantidad importada, los negocios que se dedican a su venta y el número manejado por las agencias de seguridad privada.
En algunos casos, precisó, las armas llegan a las calles porque son robadas a los agentes de seguridad privada y en otros, éstos mismos las venden y simulan ser objeto de asaltos para ganarse unos balboas.
En estas circunstancias la agencia repone inmediatamente el arma robada y eso se convierte en un círculo vicioso de suministro de armas a delincuentes. A éstas se les lima el número de serie y van pasando de mano en mano conforme se van ejecutando delitos con ellas.
Planteó que una sola pistola pudo ser utilizada en varios crímenes, ya que en muchas ocasiones se atrapa y condena al delincuente, pero nunca se recupera el arma con que se cometió la fechoría y eso se constituye en un grave peligro.
Indicó que otra fórmula con la cual se permite la llegada de armas a las calles es mediante la importación legal. Detalló que una persona natural o jurídica se apersona al Ministerio de Comercio e Industrias (MICI) para solicitar una licencia comercial, se instala el negocio, se hace el proceso de importación, luego se liquida toda la planilla de empleados, las armas van a un depósito y luego se desconoce lo sucedido con ellas.
Destacó que por ello es necesario tener el detalle exacto de quiénes se dedican a importar armas, la cantidad, los depósitos en donde las tienen y, finalmente, a quiénes se les vende este tipo de mercancía que en manos irresponsables representan un grave peligro.
Explicó que el rastreo que realizan las autoridades tiene como finalidad establecer posibles sitios en donde existen armas ilegales, y cómo se está manejando por parte de Aduanas el ingreso del armamento al territorio nacional.
A juicio del funcionario, es necesario regular el comercio de armas, ya que existen grandes lagunas en su manejo que dan lugar a la fuga de cantidades importantes hacia el mercado negro, lo que permite a los antisociales adquirirlas fácilmente.
Otra fuente de armas cortas llegadas a las calles son las personas que legalmente las adquieren y obtienen la licencia correspondiente, y luego les son robadas y distribuidas a posibles usuarios en el bajo mundo.
En ese sentido, Crócamo advirtió que en la venta de armas cortas se han detectado irregularidades, porque se ejecuta sin el cumplimiento de una serie de condiciones que debe reunir la persona que quiere una para su defensa personal.
Hay personas, sostuvo, que no califican para manejar un arma de fuego, ya sea por sus condiciones mentales o porque no tienen el entrenamiento suficiente para su utilización de una manera correcta, sin que cause perjuicios a inocentes.
Planteó que esto es importante por la existencia de una tendencia a la compra de armas y municiones, lo que indica una creciente inseguridad en la ciudadanía.
Aseguró que esta situación puede agravar aún más la espiral de violencia que se ha dado en las últimas semanas.
"El Gobierno está empeñado en bajar la tenencia ilegal de armas en Panamá, y para ello se pretende establecer nuevas legislaciones con el fin de regular a las agencias de seguridad y a los importadores de armas", puntualizó.
Reveló que en una conversación con un agente de la PTJ éste le había manifestado que en los últimos años se decomisaron unas 80 mil armas de diversos calibres, pero no detalló el periodo en que se ejecutaron las incautaciones.
Por otra parte, informes de inteligencia señalan que la mayor parte de las armas de guerra decomisadas aquí en los últimos años, en su mayoría fusiles AK-47 y lanzacohetes RPG-7, proceden de la desmovilización de los movimientos guerrilleros centroamericanos, que llegan hasta la frontera con Costa Rica con destino a Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y a otros movimientos irregulares.
En Colombia y Perú el material bélico tiene como destino narcotraficantes, bandoleros y movimientos guerrilleros como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) y Sendero Luminoso.
A su vez en Venezuela y Ecuador el material está dirigido a cuatreros, bandoleros y contrabandistas que luego lo envían a otros puntos para su reventa.
Aquí las armas se introducen por río Sereno, las costas del Atlántico y el puerto de Coco Solo, para luego ser llevadas hasta Puerto Obaldía, de donde pasan a Colombia.
El pasado año la unidad de terrorismo de Santa Fe Bogotá solicitó a Panamá una asistencia judicial sobre un grupo de colombianos vinculado a una extensa red de contrabando de armas que operaba en Panamá y que se pensaba suministraba material a la guerrilla de ese país.
También se investigó la presunta conexión del asesinado comerciante Sofronio Hernández, ultimado a tiros durante una competición ecuestre, con el suministro de armas a los movimientos insurgentes colombianos.
En tanto un informe de la División de Criminalística de la Policía Técnica Judicial (PTJ) señala que las pandillas de la ciudad capital obtienen sus armas de vendedores callejeros que a su vez las compran a ladrones.
Según el informe, las armas tienen una gran permanencia en el mercado debido a que no hay registros sobre éstas y se mueven de manera constante. Las armas pueden alcanzar hasta los B/.30 por unidad, dependiendo del calibre y su estado.
El documento establece que las armas llegan a manos de los antisociales por hurto, extraviadas, robadas con sometimiento de la víctima, por el tráfico internacional y en algunas ocasiones son prestadas para cometer fechorías.
De acuerdo con el informe, el mayor peligro lo constituyen las pandillas locales que utilizan pistolas para enfrentar a sus rivales, rituales y la ejecución de actos delictivos con los que logran ingresos económicos para sus integrantes.
Señala que los pandilleros usan las armas para ejecutar los denominados duelos
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