¿Está Panamá amenazado por un gran terremoto?
Publicado 2002/08/06 23:00:00
- Italia/
El 60 por ciento de los sismos que se producen en la República de Panamá se dan en la provincia de Chiriquí, zona sensiblemente afectada por la convergencia de tres placas tectónicas que rozan con el Bloque de Panamá, informó el director del Instituto de Geociencias de la Universidad de Panamá, Jaime Toral.
El ingeniero dijo que la posibilidad que se produzca próximamente, y en el mismo lugar, un nuevo sismo de magnitud similar o superior al del pasado martes 30 de julio es muy reducida, debido a que ya hubo una liberación de energía.
Sin embargo, manifestó que es casi imposible predecir si en otro punto del bloque se producirá una ruptura que ocasione un sismo con efectos dañinos.
Aclaró que las mediciones hechas por Geociencias de Panamá y otras redes sismológicas del mundo establecieron que el terremoto pasado tuvo una magnitud de 6.4 de ondas superficiales y 6.2 de ondas externas. Inicialmente se informó que el sismo fue de 6.0.
Toral explicó que en el mundo existen 12 grandes placas, y por muchos años se pensó que Panamá pertenecía a una de ellas, la del Caribe. Pero a partir del año 1985 se determinó que el Istmo, por si solo, formaba un bloque rodeado por las placas de Caribe, Nazca y Cocos, que ejercen distintos niveles de presión.
Los bordes de este bloque salen desde Costa Rica hacia Panamá, pasando por Punta Burica, luego por el sur de la península de Azuero y de allí al sector de Jaqué.
En el Caribe, la placa continúa desde el mar hasta al área de Changuinola, pasa por Portobelo y se desvía unos 70 kilómetros de la costa de Kuna Yala, hasta Puerto Obaldía.
Muchos de los sismos que se dan en Panamá son producto de fracturas que se producen a lo largo de los bordes de este bloque.
Indicó que la placa de Cocos ejerce presión continua contra el bloque de Panamá, por el lado de Chiriquí, produciendo los constantes sismos. Esta placa se mueve a razón de nueve centímetros por año, a diferencia de la placa del Caribe que se mueve a 1 cm por año.
El director del Instituto de Geociencias expuso que el deslizamiento de las placas no es continuo, sino que los movimientos se dan por pequeños saltos, lo que produce, por ejemplo, que en un siglo una placa puede avanzar sólo unos metros o centímetros.
¿Quedaría la ciudad de Panamá reducida a escombros de darse un gran sismo? Según Toral, aunque habría daños, éstos serían dispersos y no concentrados, como uno imaginaría.
"Sólo aquellas estructuras que no han cumplido con principios antisísmicos, que están a punto de caerse o construidas sobre terrenos inestables, serían seriamente afectadas", explicó el ingeniero.
La razón: porque la ciudad de Panamá tiene la ventaja de no estar cimentada sobre fallas tectónicas como es el caso de Managua, Nicaragua, construida sobre 16 zonas de fractura.
Esto no exime que la ciudad no sea afectada por sismos con epicentro de por lo menos 50 kilómetros de distancia, pero Toral reitera que los daños no serían concentrados.
Respecto a la posibilidad de maremotos expuesta recientemente por organismos civiles panameños, dijo que para que se produzca el fenómeno se precisa de un sismo de 6.7 grados de magnitud en zonas marinas donde hay muchos sedimentos. Además que su efecto se produciría sólo durante la primera hora después del sismo.
"Aunque en Panamá no se han registrado maremotos de gran afectación, éstos se han producido en zonas específicas de Kuna Yala, Bocas del Toro, sur del Golfo de Chiriquí, sur de Azuero y en el sur de Jaqué", manifestó el director de la red ísmica al lamentar la desinformación que se está difundiendo al respecto.
El ingeniero dijo que la posibilidad que se produzca próximamente, y en el mismo lugar, un nuevo sismo de magnitud similar o superior al del pasado martes 30 de julio es muy reducida, debido a que ya hubo una liberación de energía.
Sin embargo, manifestó que es casi imposible predecir si en otro punto del bloque se producirá una ruptura que ocasione un sismo con efectos dañinos.
Aclaró que las mediciones hechas por Geociencias de Panamá y otras redes sismológicas del mundo establecieron que el terremoto pasado tuvo una magnitud de 6.4 de ondas superficiales y 6.2 de ondas externas. Inicialmente se informó que el sismo fue de 6.0.
Toral explicó que en el mundo existen 12 grandes placas, y por muchos años se pensó que Panamá pertenecía a una de ellas, la del Caribe. Pero a partir del año 1985 se determinó que el Istmo, por si solo, formaba un bloque rodeado por las placas de Caribe, Nazca y Cocos, que ejercen distintos niveles de presión.
Los bordes de este bloque salen desde Costa Rica hacia Panamá, pasando por Punta Burica, luego por el sur de la península de Azuero y de allí al sector de Jaqué.
En el Caribe, la placa continúa desde el mar hasta al área de Changuinola, pasa por Portobelo y se desvía unos 70 kilómetros de la costa de Kuna Yala, hasta Puerto Obaldía.
Muchos de los sismos que se dan en Panamá son producto de fracturas que se producen a lo largo de los bordes de este bloque.
Indicó que la placa de Cocos ejerce presión continua contra el bloque de Panamá, por el lado de Chiriquí, produciendo los constantes sismos. Esta placa se mueve a razón de nueve centímetros por año, a diferencia de la placa del Caribe que se mueve a 1 cm por año.
El director del Instituto de Geociencias expuso que el deslizamiento de las placas no es continuo, sino que los movimientos se dan por pequeños saltos, lo que produce, por ejemplo, que en un siglo una placa puede avanzar sólo unos metros o centímetros.
¿Quedaría la ciudad de Panamá reducida a escombros de darse un gran sismo? Según Toral, aunque habría daños, éstos serían dispersos y no concentrados, como uno imaginaría.
"Sólo aquellas estructuras que no han cumplido con principios antisísmicos, que están a punto de caerse o construidas sobre terrenos inestables, serían seriamente afectadas", explicó el ingeniero.
La razón: porque la ciudad de Panamá tiene la ventaja de no estar cimentada sobre fallas tectónicas como es el caso de Managua, Nicaragua, construida sobre 16 zonas de fractura.
Esto no exime que la ciudad no sea afectada por sismos con epicentro de por lo menos 50 kilómetros de distancia, pero Toral reitera que los daños no serían concentrados.
Respecto a la posibilidad de maremotos expuesta recientemente por organismos civiles panameños, dijo que para que se produzca el fenómeno se precisa de un sismo de 6.7 grados de magnitud en zonas marinas donde hay muchos sedimentos. Además que su efecto se produciría sólo durante la primera hora después del sismo.
"Aunque en Panamá no se han registrado maremotos de gran afectación, éstos se han producido en zonas específicas de Kuna Yala, Bocas del Toro, sur del Golfo de Chiriquí, sur de Azuero y en el sur de Jaqué", manifestó el director de la red ísmica al lamentar la desinformación que se está difundiendo al respecto.
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