La polifacética historia de una “docente por accidente”
Lo que comenzó como un “relajamiento” para su vida, con el paso de los años se convirtió en su objetivo: la docencia. Hena Janeth Ureña descubrió que no existen barreras que impidan al ser humano alcanzar las metas, siempre y cuando ese objetivo se convierta en el centro de su inspiración.
La maestra Ureña, como le llaman en la Escuela Victoria D´Spinay en La Chorrera, creció en el corregimiento de Herrera con sus abuelos Don Chendo y doña Nelia, padres de Chia Ureña (q.e.p.d.).
Desde pequeña hizo labores agrícolas como siembra de arroz, frijoles y piña. “Era parte de la crianza de cómo ganarse el pan de todos los días”, relata.
Con orgullo cuenta que la educación que recibió de sus abuelos le permitió crecer con disciplina y metas claras en la vida que hoy, a sus 51 años, disfruta.
Logró graduarse de bachiller en ciencias y formar una familia que cuidó y protegió, hasta que una mala noticia trató de empañarle el brillo de su felicidad.
A los 28 años en la Caja de Seguro Social le diagnosticaron cáncer cérvico uterino. Y como un escape mental a su problema decidió ingresar a la Universidad de Panamá para estudiar Educación Primaria, mientras recibía tratamientos y quimioterapias, que concluyó con una operación en la que le extrajeron cinco nódulos de células cancerosas.
Aquel trance, donde dice estuvo cerca de la muerte porque no todos los diagnosticados con cáncer logran sobrevivir, la hizo reflexionar de que la “vida es un regalo y mientras se tenga hay que aprovechar cada minuto”.
Es entonces cuando emprende su carrera como docente en la escuela primaria “Mi Primeros Pasos”, en Bello Amor de Arraiján. A esa edad combinó su rol de madre, esposa y maestra. “Los primeros años de mi vida los dediqué a mis hijos, pero comprendí, además, que en esta vida hay mucho por hacer”, relató.
No fue hasta los 40 años cuando ingresó al sistema educativo oficial en la Escuela Las Trancas, de San Miguelito. Allí dejó como legado que el centro lleve el nombre de Escuela Samuel Lewis Galindo.
Pese a las críticas, nada la detuvo en sus aspiraciones, mientras trabajaba obtuvo la licenciatura, posgrado y maestría. Estos últimos títulos no los ha logrado retirar por falta de recursos.
Las fechas de su logros no las recuerda con exactitud, debido a que también fue sometida a una operación cerebral por una obstrucción del oxígeno al cerebro.
Su próxima meta es terminar la carrera de Derecho, en la que ya cursa su segundo año. En sus ratos libres hace labores artesanales, como tembleques y polleras marcadas para sus nietas. Sonriente de su testimonio de vida, como un logro concluye que aunque no planificó ser docente, es lo que la motiva y apasiona a seguir adelante, rodeada del grupo de estudiantes al que le imparte clases.
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