Manjarrez no debería ser juzgado, según especialista
Publicado 2004/05/17 23:00:00
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Marco Manjarrez debe ser declarado inimputable por su condición mental, al presentar un delirio místico religioso que le provocaba una situación de obsesión hacia la Iglesia Católica.
El siquiatra forense colombiano, Roberto Solórzano Niño, durante su intervención ayer durante el séptimo día de audiencia, aseguró que Manjarrez perdió el control durante su enfrentamiento verbal con monseñor Jorge Altafulla.
Según el experto, el sindicado no planificó la comisión del crimen y no tenía intención de hacerle daño al sacerdote. También detalló que a raíz de su particular vinculación con las actividades religiosas, Manjarrez se convirtió en una persona intransigente contra cualquier ataque.
Explicó que debido a la situación particular de su hogar, en donde prácticamente no tenía atención, Manjarrez buscó refugio en la Iglesia en donde recibió ayuda para su educación y protección.
Sostuvo que esto lo llevó a crear un temperamento rígido contra toda situación adversa hacia la Iglesia y se convirtió en individuo escrupuloso y paranoico delirante, que se logra comportar como un individuo normal, mientras no se trate de hechos relacionados con la Iglesia.
En su análisis determinó que el reo es un enfermo mental, que requiere tratamiento médico por no tener control de su juicio con relación a los hechos religiosos y por ello su conducta en el Seminario Mayor San José, provocó muchas incomodidades.
En tanto el fiscal Dimas Guevara estimó que las apreciaciones de Solórzano Niño no coinciden con los análisis hechos por los siquiatras y sicólogos panameños, quienes sostienen que el reo estaba en control mental de sus emociones y tenía discernimiento sobre lo que hacía. Guevara consideró que se está buscando una salida para evadir la responsabilidad de un hecho reprochable y que no tiene ningún tipo de justificación posible ante la sociedad y los tribunales de justicia.
Marco Manjarrez debe ser declarado inimputable por su condición mental, al presentar un delirio místico religioso que le provocaba una situación de obsesión hacia la Iglesia Católica.
El siquiatra forense colombiano, Roberto Solórzano Niño, durante su intervención ayer durante el séptimo día de audiencia, aseguró que Manjarrez perdió el control durante su enfrentamiento verbal con monseñor Jorge Altafulla.
Según el experto, el sindicado no planificó la comisión del crimen y no tenía intención de hacerle daño al sacerdote. También detalló que a raíz de su particular vinculación con las actividades religiosas, Manjarrez se convirtió en una persona intransigente contra cualquier ataque.
Explicó que debido a la situación particular de su hogar, en donde prácticamente no tenía atención, Manjarrez buscó refugio en la Iglesia en donde recibió ayuda para su educación y protección.
Sostuvo que esto lo llevó a crear un temperamento rígido contra toda situación adversa hacia la Iglesia y se convirtió en individuo escrupuloso y paranoico delirante, que se logra comportar como un individuo normal, mientras no se trate de hechos relacionados con la Iglesia.
En su análisis determinó que el reo es un enfermo mental, que requiere tratamiento médico por no tener control de su juicio con relación a los hechos religiosos y por ello su conducta en el Seminario Mayor San José, provocó muchas incomodidades.
En tanto el fiscal Dimas Guevara estimó que las apreciaciones de Solórzano Niño no coinciden con los análisis hechos por los siquiatras y sicólogos panameños, quienes sostienen que el reo estaba en control mental de sus emociones y tenía discernimiento sobre lo que hacía. Guevara consideró que se está buscando una salida para evadir la responsabilidad de un hecho reprochable y que no tiene ningún tipo de justificación posible ante la sociedad y los tribunales de justicia.
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