Panamá tendría una generación de sordos
De no bajar el volumen de ruido que hay en la ciudad, a futuro se pagarán las consecuencias. Semanalmente se atiende a unos 75 pacientes.
El laboratorio de Fonoaudiología del HEP cuenta con aparatos de primera tecnología para apoyar la atención a sus pacientes. /Foto Yaissel Urieta Moreno
Llamar reiteradamente a un niño y que este no conteste no significa necesariamente que tiene a un pequeño rebelde en casa, podría tratarse de problemas de sordera provocada por contaminación sonora.
En los últimos cinco años, los decibeles que se registran en Panamá han sobrepasado el límite saludable para una persona (80) y la mala educación vial de utilizar el claxon para todo está afectando en gran medida a la población infanto-juvenil del país.
En el Hospital de Especialidades Pediátricas Omar Torrijos Herrera (HEP) de la Caja de Seguro Social (CSS), en los últimos cinco años, han aumentado las visitas de infantes por problemas con el sentido de la audición.
Entre las causas de esta afectación, que dentro de 50 años podría dejar a una población mayoritariamente sorda, está el uso excesivo de los audífonos sin control de volumen, aparatos tecnológicos utilizados a muy temprana edad, música muy alta en los hogares y la propia idiosincrasia del panameño.
Así lo expresó la jefa del Servicio de Fonoaudiología del HEP, Thelma Aizpurúa, quien confesó que antes de llegar a su departamento, el paciente (menores de 17 años) debe haber pasado por un pediatra, luego por un otorrinolaringólogo y posteriormente llega a su despacho.
Son tres los estudios que se realizan para detectar problemas de audición por contaminación sonora, entre ellos están la prueba de emisiones otoacústicas de rastreo o tamizaje auditivo, impedanciometría (busca inflamaciones) y potenciales evocados auditivos de tallo cerebral y todos se realizan en el Hospital de Especialidades Pediátricas Omar Torrijos Herrera a pacientes desde los 11 meses de edad hasta los 17 años.
ProblemasPanamá cuenta con el índice más alto de contaminación sonora en la región y esto en gran parte tiene que ver con la cultura del escándalo que, a largo plazo, está afectando a los más vulnerables de las casas.
A pesar de no haber una estadística formal sobre el tema de contaminación sonora, Aizpurúa acepta que niños y jóvenes "sí están en riesgo de ser una población tempranamente sorda".