Que la "justicia brille" pide Dimas Cedeño
Publicado 2006/11/07 00:00:00
Hasta ayer se reportaron 88 afectadas por el SIRA, 41 muertos y 28 hospitalizados.
Una investigación transparente y minuciosa por la muerte de las personas que consumieron medicinas adulteradas del Seguro y el fallecimiento de otras 18 en la explosión de un autobús, pidió anoche monseñor José Dimas Cedeño durante la misa oficiada en memoria de estos panameños.
El arzobispo instó a las autoridades judiciales a que castiguen, sin venganza ni odio, a los responsables de estas tragedias, para evitar futuras desgracias y lograr que la "justicia brille" para el bien común.
"No podemos quedarnos en el simple llanto. Hay que unirnos como hermanos y meditar que Dios nos habla con los acontecimientos, aunque sean tristes y dolorosos", destacó Dimas Cedeño.
Los familiares de los fallecidos acudieron masivamente a la parroquia de Cristo Redentor en San Miguelito, a pesar del dolor que invade sus corazones.
Pero lo más interesante será comprender cuáles secciones del genoma de la abeja han sido enriquecidas, ignoradas o descartadas por la evolución.
En comparación con otros insectos, las abejas sólo tienen un tercio de los genes que otras especies utilizan para reconocer y matar a sus adversarios microbianos. Sorprendente para una especie que pasa el 95% de su tiempo metido en una multitud húmeda y a 34° Celsius, ambiente propicio para bacterias y parásitos.Pero compensan todo con su olfato: 170 genes regulan ese sofisticado aparato. El gusto, en cambio, es pobre.
Un estricto control social y no el altruismo de las abejas o avispas trabajadoras es lo que hace que sólo la reina se reproduzca, concluyen Tom Wenseleers y Francis Ratnieks del Colegio de la Ciencia de Berlín, Alemania, tras analizar numerosas colonias.
Según un régimen estricto, las trabajadoras o la propia reina destruyen todos los huevos extraños. Como consecuencia de ello, las obreras suspenden totalmente la puesta de huevos, a pesar de que sus ovarios siguen siendo funcionales, señalan los científicos, que presentaron ayer sus resultados en la revista científica "Nature".
El arzobispo instó a las autoridades judiciales a que castiguen, sin venganza ni odio, a los responsables de estas tragedias, para evitar futuras desgracias y lograr que la "justicia brille" para el bien común.
"No podemos quedarnos en el simple llanto. Hay que unirnos como hermanos y meditar que Dios nos habla con los acontecimientos, aunque sean tristes y dolorosos", destacó Dimas Cedeño.
Los familiares de los fallecidos acudieron masivamente a la parroquia de Cristo Redentor en San Miguelito, a pesar del dolor que invade sus corazones.
Pero lo más interesante será comprender cuáles secciones del genoma de la abeja han sido enriquecidas, ignoradas o descartadas por la evolución.
En comparación con otros insectos, las abejas sólo tienen un tercio de los genes que otras especies utilizan para reconocer y matar a sus adversarios microbianos. Sorprendente para una especie que pasa el 95% de su tiempo metido en una multitud húmeda y a 34° Celsius, ambiente propicio para bacterias y parásitos.Pero compensan todo con su olfato: 170 genes regulan ese sofisticado aparato. El gusto, en cambio, es pobre.
Un estricto control social y no el altruismo de las abejas o avispas trabajadoras es lo que hace que sólo la reina se reproduzca, concluyen Tom Wenseleers y Francis Ratnieks del Colegio de la Ciencia de Berlín, Alemania, tras analizar numerosas colonias.
Según un régimen estricto, las trabajadoras o la propia reina destruyen todos los huevos extraños. Como consecuencia de ello, las obreras suspenden totalmente la puesta de huevos, a pesar de que sus ovarios siguen siendo funcionales, señalan los científicos, que presentaron ayer sus resultados en la revista científica "Nature".
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