Una vida consagrada a Dios
Publicado 2005/08/27 23:00:00
En Panamá hay más de 10 organizaciones que reclutan a jóvenes interesados en el sacerdocio.
A VIDA religiosa masculina tiene el cometido de hacer presente la vida de Jesús, ayudar a los humildes y desamparados, aportar a la educación comunitaria, desarrollar actividades con grupos organizados y lo más esencial, predicar el Evangelio como lo manda Dios.
Aporta a la iglesia hombres de oración que buscan la comunión con Cristo por encima de todo su fundamento, se basa en el Evangelio y su vital relación con Jesús, proporciona a los feligreses enseñanzas cristianas ideadas por la iglesia de Pedro.
En Panamá hay alrededor de 10 congregaciones, de las cuales 4 cuentan con seminarios dedicados a la preparación de sacerdotes consagrados a la plenitud espiritual religiosa.
El Seminario San Agustín, ubicado en Villa Zaita, distrito de San Miguelito, fue constituido por la Sede Apostólica sobre la base sólida de San Agustín y sus reglas parten de la evolución y la unión de diversos grupos eremíticos.
Se rigen bajo órdenes de pobreza evangélica y fraternidad apostólica, un movimiento que fue fundado el 9 de abril de 1256 bajo el título de Ermitaños de San Agustín. Sin embargo, tienen presencia en Panamá desde 1992.
Según Salvador Barba, Director del Seminario San Agustín, éste es una alternativa, donde las doctrinas del fundador son practicadas, y los principios se basan en un alma y un solo corazón unidos hacia Dios.
Actualmente hay 10 jóvenes que aspirantes que provienen del interior de la república. Uno de ellos es Fray Pedro Moreno, de la provincia delos Santos. El tiene cinco años de permanecer en la congregación y ha cursado estudios de filosofía, noviciado, teología en Madrid España.
"El llamado a una prueba, como Jesús dice a los discípulos ´Ven y veras´, fue lo que me motivó a formar parte de esta comunidad religiosa", comentó Moreno.
Inicia con la preparación académica por un espacio de nueve años, (denominado bachillerato), luego los interesados pasan por una etapa de discernimiento en convivencias vocacionales, que se realizan tres o cuatro veces al año. El seguimiento continúa a cargo de los sacerdotes encargados de la Pastoral Vocacional.
Se analiza al aspirante, se toma en cuenta las actitudes en la sociedad, en la familia, entonces el párroco de su parroquia da el visto bueno y se encarga de enviarlo a las diferentes congregaciones, al entrar se le hace una ficha personal, que le garantiza que forma parte del estilo de vida consagrada, en este caso de los agustinos.
Una vez ingresa al seminario, se le proporciona adiestramiento, conocimientos religiosos y se observa la inquietud vocacional del aspirante, se toma en cuenta la voluntad de cada interesado a seguir en las prácticas religiosas, claro que debe cumplir con las normas implantadas por los coordinadores.
La preparación del Pre- Noviciado está clasificada en cuatro ámbitos: la psicológica ( humana), comunitaria, académica, y la espiritual- pastoral. El conocerse a sí mismo, saber responder ante Dios y ante la sociedad son parámetros claves en el proceso de desarrollo espiritual.
Pasado este período preparatorio pide ser enviado a Venezuela por tres años aproximadamente, donde culmina la etapa del noviciado y los conocimientos adquiridos son más profundos en lo que respecta a la orden y a la realidad de la iglesia ante la sociedad.
Terminado el noviciado se hacen los votos por primera vez de castidad, pobreza y obediencia, se propone a dejar todo y asume la responsabilidad de ser Hermano Consagrado Agustino. Pasado tres años decide continuar al servicio del prójimo y de la comunidad pastoral. El Equipo de Formación es el encargado de renovar los votos perpetuos.
El diaconado son personas congregadas al servicio de los arreglos de la iglesia, ayudante del cura, en la distribución de la comunión y miembro activo de la misión en su diócesis. La preparación de estudio en teología, jurídico y eclesiástico y una carrera civil son parte de la constante actualización.
Al pasar por esta jornada de preparación que deben desempeñar ante Dios y la comunidad, son ordenados como Sacerdotes Agustinos en Panamá por los Obispos encargados.
Aporta a la iglesia hombres de oración que buscan la comunión con Cristo por encima de todo su fundamento, se basa en el Evangelio y su vital relación con Jesús, proporciona a los feligreses enseñanzas cristianas ideadas por la iglesia de Pedro.
En Panamá hay alrededor de 10 congregaciones, de las cuales 4 cuentan con seminarios dedicados a la preparación de sacerdotes consagrados a la plenitud espiritual religiosa.
El Seminario San Agustín, ubicado en Villa Zaita, distrito de San Miguelito, fue constituido por la Sede Apostólica sobre la base sólida de San Agustín y sus reglas parten de la evolución y la unión de diversos grupos eremíticos.
Se rigen bajo órdenes de pobreza evangélica y fraternidad apostólica, un movimiento que fue fundado el 9 de abril de 1256 bajo el título de Ermitaños de San Agustín. Sin embargo, tienen presencia en Panamá desde 1992.
Según Salvador Barba, Director del Seminario San Agustín, éste es una alternativa, donde las doctrinas del fundador son practicadas, y los principios se basan en un alma y un solo corazón unidos hacia Dios.
Actualmente hay 10 jóvenes que aspirantes que provienen del interior de la república. Uno de ellos es Fray Pedro Moreno, de la provincia delos Santos. El tiene cinco años de permanecer en la congregación y ha cursado estudios de filosofía, noviciado, teología en Madrid España.
"El llamado a una prueba, como Jesús dice a los discípulos ´Ven y veras´, fue lo que me motivó a formar parte de esta comunidad religiosa", comentó Moreno.
Inicia con la preparación académica por un espacio de nueve años, (denominado bachillerato), luego los interesados pasan por una etapa de discernimiento en convivencias vocacionales, que se realizan tres o cuatro veces al año. El seguimiento continúa a cargo de los sacerdotes encargados de la Pastoral Vocacional.
Se analiza al aspirante, se toma en cuenta las actitudes en la sociedad, en la familia, entonces el párroco de su parroquia da el visto bueno y se encarga de enviarlo a las diferentes congregaciones, al entrar se le hace una ficha personal, que le garantiza que forma parte del estilo de vida consagrada, en este caso de los agustinos.
Una vez ingresa al seminario, se le proporciona adiestramiento, conocimientos religiosos y se observa la inquietud vocacional del aspirante, se toma en cuenta la voluntad de cada interesado a seguir en las prácticas religiosas, claro que debe cumplir con las normas implantadas por los coordinadores.
La preparación del Pre- Noviciado está clasificada en cuatro ámbitos: la psicológica ( humana), comunitaria, académica, y la espiritual- pastoral. El conocerse a sí mismo, saber responder ante Dios y ante la sociedad son parámetros claves en el proceso de desarrollo espiritual.
Pasado este período preparatorio pide ser enviado a Venezuela por tres años aproximadamente, donde culmina la etapa del noviciado y los conocimientos adquiridos son más profundos en lo que respecta a la orden y a la realidad de la iglesia ante la sociedad.
Terminado el noviciado se hacen los votos por primera vez de castidad, pobreza y obediencia, se propone a dejar todo y asume la responsabilidad de ser Hermano Consagrado Agustino. Pasado tres años decide continuar al servicio del prójimo y de la comunidad pastoral. El Equipo de Formación es el encargado de renovar los votos perpetuos.
El diaconado son personas congregadas al servicio de los arreglos de la iglesia, ayudante del cura, en la distribución de la comunión y miembro activo de la misión en su diócesis. La preparación de estudio en teología, jurídico y eclesiástico y una carrera civil son parte de la constante actualización.
Al pasar por esta jornada de preparación que deben desempeñar ante Dios y la comunidad, son ordenados como Sacerdotes Agustinos en Panamá por los Obispos encargados.
Los aspirantes reciben formación académica y orientación espiritual.
San Agustín nació el 13 de noviembre de 354 en Tagaste, en Numidia, una provincia del norte de África. El 386, a la edad de 32 años, renunció a sus ambiciones intelectuales y políticas, y se convirtió. Fue bautizado en Milán. Volvió al norte de África, se retiró de la vida pública y comenzó a vivir en la casa de sus padres en Tagaste con un grupo de parientes y amigos, llevando a cabo un tipo de proyecto monástico.
No eligió vida solitaria, sino que quiso vivir en comunidad.
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