Una oreja para el español Víctor Janeiro en la primera de la Feria de San Sebastián
- San Cristóbal (Venezuela)
El matador de toros hispano Víctor Janeiro, cortó una oreja en la primera corrida del abono de la feria de San Sebastián celebrada hoy en esta ciudad de los Andes venezolanos.
En el segundo dio vuelta al ruedo con petición, mientras que compatriota José Antonio Canales Rivera no logró alcanzar el triunfo.
El venezolano Jesús Colombo, que puso punto final a su carrera taurina, fue ovacionado en su primero y dio una vuelta al ruedo en su segundo tras escuchar un aviso.
Y el torero del patio Marcos Peña "El Pino", oyó palmas en su primero y tuvo petición en su segundo.
Se lidiaron ocho toros nacionales de la divisa de "San José de Bolívar", bien presentados y bravos, salvo el lote de Canales Rivera; todos cumplieron con los caballos y dieron oportunidades a los toreros.
Destacaron en la brega Los venezolanos Gerson Guerrero, y Eliécer Paredes; en varas "Llanerito" y "Guacharaco", y en banderillas Salvador Moreno, y Rafael Antequera.
La plaza registró un tercio de entrada y la corrida duró tres horas y media.
Colombo saludó a su primero con larga cambiada de rodillas; realizó faena de muleta sobre la derecha acompañado por la música y jaleado por sus paisanos; mató de pinchazo, media y estocada, y fue ovacionado.
Al quinto lo "lanceó" valiente y buscó el triunfo con entrega. Mató de pinchazo, estocada y descabello; dio la última vuelta al ruedo con los compañeros de terna y servicios de plaza; su hijo de once años, que quiere ser torero, le cortó la coleta y dieron otra vuelta a la redonda.
Canales Rivera cargó con el lote menos propicio para el lucimiento y sacó de los dos astados todo lo que tenían.
Janeiro hizo lo más destacado de la tarde; manejó con duende la capa y se gustó toreando al natural. Cortó oreja en su primero y pudo cercenar otro trofeo en el séptimo, al que le hizo un trasteo en las tablas que gustó a la concurrencia. Mató de estocada y dio triunfal vuelta al ruedo con fuerte petición de oreja.
El Pino no descifró a su primero en el primer tercio; el toro tumbó al varilarguero y llegó con buen son a la muleta, lo que aprovecho para ligar tandas de naturales y derechazos.
El que cerró plaza, un jabonero, cumplió con los caballos y llegó con nobleza y fijeza a la muleta; le cuajó buenas tandas por ambos pitones, y cuando se adornaba por "manoletinas" fue enganchado de forma aparatosa; le dio una paliza de la que salió ileso de milagro. Mató de pinchazo y estocada; pidieron el trofeo pero el palco no lo concedió.
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