Se celebra el 98 aniversario de Arguedas, escritor que vivió entre dos mundos
- MÉXICO
Documentales, semblanzas y exposiciones culturales centran esta semana la conmemoración del 98 aniversario del nacimiento de José María Arguedas, el escritor peruano que vivió a caballo entre el mundo andino y el occidental.
Arguedas, que fue un mestizo blanco con una sensibilidad netamente quechua, reflejó el mundo andino con una calidad literaria que lo convirtió en uno de los mayores escritores peruanos del siglo XX.
Admirado, entre muchos, por Mario Vargas Llosa, quien dedicó a su obra el libro de ensayos "La utopía arcaica", Arguedas cobra cada vez mayor relieve en un país que profundiza de manera imparable el mestizaje entre su raíz andina y la occidental.
Este hecho fue destacado por el crítico literario Ricardo González-Vigil, quien dijo en una de las conferencias de homenaje que el autor de "Los ríos profundos" y "Todas las sangres" fue uno de esos artistas que demuestran que uno puede ser muy nacional y a la vez no estar aislado".
"Es uno de los más grandes narradores hispanoamericanos", remarcó el crítico en una conferencia ofrecida en el Centro Cultural Aduni, en el centro de Lima.
El investigador destacó que Arguedas logró llevar las peculiaridades de la sensibilidad y la cosmovisión del hombre andino, y del idioma quechua, a la escritura en español.
Añadió que el español de los países americanos "se enriquece con las lenguas aborígenes" de la misma manera que en el Siglo de Oro el poeta Garcilaso de la Vega fue influenciado por formas y modos de decir del italiano, y el Modernismo del nicaragüense Rubén Darío por los poetas franceses.
"El mestizaje también es bueno en los idiomas", destacó González-Vigil, para quien Arguedas también "ha dejado una docena de poemas en quechua que lo hacen el mejor poeta en esa lengua del siglo XX".
Nacido en la localidad andina de Andahuaylas en 1911, el autor de "La agonía de Rasu-Ñiti" y "El zorro de arriba y el zorro de abajo" fue además un destacado antropólogo y difusor del arte y la música andina.
El pintor Fernando de Szyszlo, uno de sus mejores amigos, recordó que lo conoció en 1944 y que este le hizo ver la importancia del arte popular andino.
Durante la conferencia, Szyszlo recorrió anécdotas de su entrañable amistad con el escritor, pero también admitió que este fue "una persona que padeció de los nervios", un problema que desencadenó su suicidio, en diciembre de 1969.
"Él siempre se sintió un extranjero en Lima, (sintió) que había sido exiliado", aseguró, para luego recordar que el escritor estuvo preso en la ya desaparecida cárcel limeña El sexto "por protestar contra Franco y la guerra civil española".
El pintor recordó que, poco antes de suicidarse, Arguedas entregó el primer capítulo de "El zorro de arriba y el zorro de abajo" para su publicación en la revista Amaru, que dirigía el poeta Emilio Adolfo Westphalen.
En ese capítulo, el escritor narraba cómo iba desarrollando la novela y los conflictos personales que afrontaba, entre ellos su deseo de suicidarse utilizando una pistola, tal como finalmente sucedió.
"Creíamos que eso era literatura y al poco tiempo se pegó un balazo en el baño de la Universidad de La Cantuta, y él no murió instantáneamente, agonizó durante tres días", lamentó Szyszlo.
González Vigil añadió, por su parte, que otro importante legado de Arguedas es la visión "de la cultura andina como algo vigente, no como algo que ya fue".
Además que, como el Inca Garcilaso, se sentía "heredero de ambos pueblos", el andino y el español, por lo que escribía con un lenguaje de vanguardia.
"Su importancia es cada vez mayor, porque es el narrador peruano que está influyendo más en la visión que tenemos los peruanos", enfatizó.
José María Arguedas también ha sido homenajeado esta semana con una exposición fotográfica y bibliográfica, así como con la proyección del documental "Arguedas: hermano compañero, compañero de sangre", del director nacional Rómulo Franco Ruiz Bravo.
David Blanco Bonilla
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